Un año después del referéndum ilegal, el estatus de Cataluña no ha cambiado. Pero si lo han hecho muchas otras cosas en la comunidad, especialmente para algunos personajes públicos que se han manifestado abiertamente contrarios al independentismo y están pagando las consecuencias. Amenazas, insultos y actos vandálicos son algunas de las consecuencias que les está tocando pagar.
En este grupo destacan los activistas contra los lazos amarillos y la invasión separatista de los espacios públicos. Son millares de ciudadanos principalmente anónimos. Pero ¿qué hay de los que no lo son? Es el caso de cargos electos de Ciudadanos, el partido más beligerante contra la simbología en las calles.
Muchos de estos personajes públicos han tenido que recurrir a una figura tristemente famosa otrora: el escolta policial. Ahora se cumple un año desde que los principales cargos del partido en Cataluña, como Inés Arrimadas o Carlos Carrizosa, tuvieron que recurrir a la protección policial para evitar males mayores al ir por la calle. Hace un año exacto que cambió todo.
Amenazas en su propia casa
Carrizosa es uno de los que está sufriendo las consecuencias de esa exposición pública: “En el mismo rellano de mi casa me han llegado a colocar lazos amarillos. El día que salí quitando un lazo, a la mañana siguiente apareció uno pintado en la carretera de más de un metro de largo, frente a mi casa. También he recibido anónimos en mi propia casa. Algunos de ellos con insultos realmente ridículos. Recuerdo una vez que me pusieron “Feo, feo, más que feo, cara de mono”, así que dime tú qué nivel...” rememora el político, que recuerda que cada mañana tiene que pasar por una calle en la que han pintado “Carrizosa miserable”.
Carrizosa recuerda el momento en el que tomaron la decisión, tanto él como sus compañeros, de reclamar acompañamiento policial. “Hace exactamente un año, durante las primeras manifestación de octubre con motivo de la consulta ilegal. Una noche estábamos Fer De Páramo, José María Espejo y yo en la sede de Barcelona. Los separatistas hicieron un llamamiento a concentrarse en la calle Balmes con Diagonal Se reunió un grupo muy numeroso de gente increpándonos. Gritaban y nos insultaban. Fue emocionante ver como un grupo de 30 o 40 personas se revolvieron y nos defendieron mientras los manifestantes se ponían a abuchear. Cercaron la sede, insultando.
“Fue aquel día cuando solicitamos formalmente que los Mossos nos acompañasen. Pero nos encontramos con las reticencias de Joaquim Forn. Nos ponían trabas. Los Mossos no querían estar con nosotros. Así que se lo pedimos a la Policía nacional y ellos accedieron de buena gana”, cuenta, explicando que “tener escolta supone tener que avisarlos constantemente, explicarles dónde vas, comunicarle cualquier cambio de planes… Es complicado”.
No son los únicos políticos catalanes de la oposición que han tenido que recurrir a este tipo de acompañamiento, Figuras como Xavier García Albiol del PP, o Miquel Iceta del PSC también la llevan desde el mes de octubre del año pasado.
Estas escoltas suelen ir en parejas. Se da la circunstancia de que la mayor parte de esos agentes que acompañan a los políticos de Ciudadanos “es gente que ya estuvo haciendo esa labor en el País Vasco. Ellos fueron los que nos hicieron ver las diferencias respecto a aquella situación. Cuando ellos estaban en el País Vasco, la situación en las calles era mucho más tranquila. Ni los de un bando ni los del otro querían que se les identificase. Unos porque no querían que se descubriese que colaboraban con los terroristas. Los otros porque tenían miedo. Así que el conflicto no estaba para nada exteriorizado”, apunta Carrizosa.
Un conflicto más palpable que en el País Vasco
La situación es radicalmente opuesta en Cataluña. “Aquí se ha exteriorizado mucho este conflicto, sobre todo por parte de los independentistas. Es en la calle donde atacan. Ahora con la policía se cortan un poco más, se retraen cuando te ven acompañado. Aun y así insultan a menudo; faltan el respeto. Aquí no hay miedo a que te peguen un tiro en la nuca. Aquí a lo que hay miedo es a que te vean por la calle y te la líen solamente por no pensar como ellos. Hay miedo a que salgas de tu casa y te líen una pájara”.
Carrizosa sigue enumerando ataques recibidos por parte de miembros de su partido: “Juan Carlos Girauta estaba en el centro o comercial Gran Vía 2 con su mujer, cuando se le acercaron unos individuos, le empezaron a increpar y le acabaron pegando un empujón. Todo eso delante de su esposa”, recuerda. Y hay más: “Todos hemos visto como Nuria De Gispert le volvía a decir otra vez a Inés [Arrimadas] que se volviese a su pueblo”. Arrimadas que, por cierto, fue nombrada persona non grata en Arenys de Munt.
Héroes anónimos
Pero los afiliados que no son rostros conocidos también están sufriendo en la sombra: “Tenemos documentados varios casos. El más reciente es el concejal de Riudoms, que por salir a sacar lazos amarillos se ha encontrado con las ruedas de su coche pinchadas hasta en tres ocasiones”. No es el único. “Hay dos condenas en firma por agresiones contra miembros de nuestro partido en Manresa. Un compañero de L’Hospitalet también fue agredido físicamente. Una mujer que quitaba lazos en Arco del Triunfo acabó con la nariz rota...” explica Carrizosa.
Es precisamente este sector el que lo tiene más difícil. “Ellos no tienen escolta y eso se nota. Condiciona a la gente. Nosotros sabemos en qué municipios vamos a sacar buenos resultados y en cuales no. Cuando vamos a un pueblo donde sabemos que no vamos a sacar muchos votos, siempre encontramos a alguien que se acerca a nuestra carpa a apoyarnos y a felicitarnos. Lo peor es cuando encuentras personas válidas que podrían hacer una buena labor política en su pueblo, pero cuando se lo propones se retraen. Te dicen que tienen una tienda y que si se significasen así tendrían problemas con su negocio. O en el colegio de sus hijos, donde e pueden encontrar con represión contra los pequeños”.
Por eso Carrizosa alienta a que esos constitucionalistas anónimos sigan su labor de descontaminar las calles de propaganda: “Los separatistas han impuesto su presencia en el espacio público y su ideología. Por eso se ponen tan nerviosos cuando encuentran gente que les planta cara. Se sienten como si se les hubiera revuelto la criada. Entonces atacan. Se quedan en shock. Es lo que han provocado los lazos amarillos en las calles: que mucha gente se harte y salga a la calle a protestar. Por eso es tan importante la labor que están haciendo los que se oponen a ellos; es una demostración emocionante de valentía”, resume.
Preocupación en las familias
¿Y qué dicen en casa de las personas que tienen que llevar escolta? “En mi caso tengo tres hijos de entre 16 y 22 años. Por fortuna están muy orgullosos de lo que hace su padre y me apoyan. Pero sí que es cierto que de un tiempo a esta parte te dicen cosas como “ten cuidado” o “vigila”, porque saben cómo ha aumentado la tensión y han visto que hay ataques personales.
Desde Ciudadanos tienen muy claro que gran parte de la responsabilidad de esta situación “procede de los que dirigen este proceso. Si eligieron saltarse la ley, para ellos está justificado que un radical como Quim Torra, que es el autor de escritos xenófobos y supremacistas, esté al frente del gobierno”. En Ciudadanos creen que una persona que alienta la violencia de los CDR, como hizo en vísperas del aniversario del 1-O, “no es presentable en el extranjero. Un tipo que asiste a homenajes de fascistas como los hermanos Badia es alguien que provoca intranquilidad a esa mitad de Cataluña que no es independentista. No habla para nosotros, para ese 50% de los catalanes”.
En el partido naranja tienen para todos. No responsabilizan sólo a Torra, “que es un hombre desbocado que tiene como aliado a un gobernante como Pedro Sánchez que está pactando con él, y que haría cualquier cosa por aferrarse a la presidencia y por arañar unas horas más a su estancia en La Moncloa”.
Carrizosa, igual que Arrimadas y los otros miembros de la cúpula de Ciudadanos, lo tiene claro. La solución en Cataluña pasa por volver a aplicar el artículo 155 de la Constitución “y por convocar elecciones generales en España, porque mientras siga Sánchez en el gobierno, va a seguir dando alas a los separatistas y va a ceder a sus pretensiones”. Creen que, hasta que eso no suceda, van a tener que seguir yendo por la calle acompañados por policías, para evitar ser agredidos, insultados o humillados en pleno vía pública. Una situación que en España parecía ya erradicada, pero que ha resurgido cono virulencia como consecuencia del vandalismo que ha traído el Procés.