Cuentan en Puerto Serrano (Cádiz) que aquel día ‘Paquirrín’ estaba “como poseído”. Primero intentó violar a una vecina y luego le pegó a la madre de la mujer con el perfil afilado de un baldosa. La señora, una anciana de 86 años, se encontraba convaleciente tras ser operada de un cáncer. Pero el incidente no acabó ahí.
Horas después, cuando una pareja de la Guardia Civil se presentó en casa de José Ignacio Ayala para tomarle declaración y detenerle, el delincuente, sin apenas mediar palabra, empujó por las escaleras a uno de los dos agentes, que cayó rodando por encima de 20 escalones. Después, le pateó, le dio puñetazos y se atrincheró hasta entregarse en el cuartel tras horas de negociación.
El guardia, un cabo de Sevilla destinado en comisión de servicio en Puerto Serrano, acabó con la cabeza abierta en canal. Recibió 14 grapas en el hospital. Ahora se recupera en su casa de la paliza recibida. José Ignacio se sinceró con los policías en los calabozos del cuartel. Contó que una ruptura sentimental de años atrás le había llevado a las drogas y al alcohol, y que su consumo lo trastornaba.
El último episodio en el que se ha visto envuelto ‘Paquirrín’, con antecedentes por intentos de abusos sexuales, sucedió el pasado fin de semana. La agresión que protagonizó pudo costarle la vida a un agente de la Benemérita pero, sobre todo, devolvió a este pueblo de la sierra de Cádiz el mal recuerdo de hace ya casi cuatro años y el sambenito de población violenta.
Pese a tratarse de una localidad pequeña -solo tiene censados 7.100 habitantes-, Puerto Serrano registra un indíce “altísimo” de delincuencia, explica un alto cargo de la Guardia Civil. “No es normal para un pueblo tan pequeño”, puntualiza.
En enero de 2015, dos hermanos de una familia conflictiva de la localidad conocida como ‘Los Cachimbas’ irrumpieron en la jefatura de la Policía Local de Puerto Serrano. Eran Jorge, Pedro y el hijo menor de uno de ellos. Fueron en busca de un tercer hermano, Pepe, al que se había detenido poco antes.
Sin miramientos, le clavaron un cristal en el rostro a uno de los agentes que habían intervenido en la detención de Pepe ‘el cachimba’. El policía perdió el ojo izquierdo y, como ahora a su compañero guardia civil, casi le cuesta la vida.
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“El pueblo sin ley”
“Yo digo que este es el pueblo sin ley”, cuenta Raquel, vecina de Puerto Serrano, mientras empuja el carro de su bebé por delante de la jefatura de la Policía Local. En la fachada del inmueble hay una gran pancarta en recuerdo de Juan Cadenas, el policía agredido en 2015 y a quien el Estado ya ha jubilado. ‘Yo también soy Juan’, se lee en ella.
“Parecemos salvajes. Y lo peor: cada vez hay menos vigilancia policial por los recortes del Ayuntamiento. El otro día llamé por un problema que tuve en casa y tuvo que venir la Guardia Civil de otro pueblo. Aquí, durante muchas horas del día estamos desprotegidos”, añade la mujer.
La plantilla de la Guardia Civil en Puerto Serrano ronda la decena de agentes, aunque algunos se encuentran dados de baja y algunos en comisión de servicio en otros destinos, cuenta un agente de una localidad próxima.
El cuartel solo está abierto unas horas al día. Pasadas las dos de la tarde hay que llamar al 062. “Allí nadie quiere ir. Vas porque te toca, pero es un puesto complicadísimo”, dice otro compañero que pasó por aquí hace años. Según ha sabido este periódico, lo sargentos del puesto suelen durar poco tiempo en el cargo.
José Belizón, secretario en la provincia de Cádiz de la Asociación Española de la Guardia Civil (AEGC), explica que Puerto Serrano es la localidad “más conflictiva de la sierra”. Belizón reclama “un aumento de la plantilla en el cuartel y un refuerzo en puntos clave como este, donde se da un especial conflictividad”.
Nadie atiende en la Policía Local
Respecto al número de policías locales que conforman la plantilla, desde el gobierno municipal se niegan a dar la cifra exacta. El alcalde del pueblo y delegado de Seguridad Ciudadana, Miguel Carrero (PSOE), explica que sería “ilógico” difundir con qué número exacto de policías cuenta “en cada momento”.
Este pasado miércoles, cuando EL ESPAÑOL visita el pueblo, la jefatura de la Policía Local se encuentra cerrada a los vecinos. Un coche patrulla y una furgoneta de la Unidad Canina están aparcados en las inmediaciones del inmueble.
Este reportero llama durante la tarde en repetidas ocasiones a los teléfonos móvil y fijo que aparecen en un cartel colgado en la entrada. El fijo no lo coge nadie. El móvil está apagado.
“No lo intentes más. Salvo a la entrada y salida de los colegios, y por las mañanas yendo y viniendo por el pueblo, el resto del día es difícil ver a un policía o un guardia civil por el pueblo”, dice Raquel antes de continuar su paseo vespertino. “La gente decente de aquí entendemos que no es un trabajo sencillo el suyo”.
Seguridad privada en la puerta del ambulatorio
Los últimos episodios violentos protagonizados por ‘Paquirrín’ y por ‘Los Cachimbas’ no son incidentes aislados. Distintas fuentes policiales explican que en localidades de tamaño similar a esta suceden con una distancia temporal mucho mayor. Sin embargo, la violencia reaparece con frecuencia por este pueblo en apariencia tranquilo.
En octubre de 2006, un hombre y sus dos hermanos menores de edad mataron a otro con un cuchillo jamonero en la puerta del colegio que hay frente al cuartel de la Guardia Civil. El motivo: un enfrentamiento por el robo de una bicicleta.
Hace poco, un vecino que ahora está en prisión robó con cuchillo en mano y a cara descubierta en la oficina de Correos del pueblo. Hoy en día, un guarda de seguridad armado con una porra vigila durante las mañanas en la puerta del ambulatorio. El personal sanitario ha sufrido agresiones aquí.
"El cruce del mal"
Un guardia civil que trabaja en la comarca cuenta que hay varias razones que explican la conflictividad que se vive en Puerto Serrano. La población está situada a caballo de tres provincias: Cádiz, a la que pertenece, Sevilla y Málaga.
“Le llamamos el cruce del mal”, explica el agente. “A sólo unos kilómetros por el sur, en Jerez de la Frontera (Cádiz), Puerto Serrano tiene conexión con la autovía A-381, la que procede de La Línea de la Concepción y Algeciras. Es decir: por aquí circula hachís y tabaco de contrabando de Gibraltar. Por el noroeste se llega rápido a Utrera y Dos Hermanas (Sevilla), donde se mueve mucha heroína y cocaína. Por el este está conectada con Ronda y Antequera (Málaga), poblaciones grandes donde también es frecuente el menudeo y el pequeño tráfico. Este pueblo es paso de mucha delincuencia y mucha delincuencia vive aquí también”.
La fuente también señala a una barriada a la espalda de la entrada de Puerto Serrano. Comprende algunas zonas de las calles Sevilla, Jerez o Guadalete. Allí conviven varias familias de etnia gitana con conexión con el medio y pequeño tráfico de drogas.
Algunas llegaron hace años de zonas deprimidas de Sevilla, como Las Tres Mil Viviendas, principal foco de venta de heroína y cocaína en la capital andaluza. “Esa conexión le ha hecho mucho mal a este pueblo. En otros de la zona, como Vilamartín o Bornos, esto no sucede”.
Ajustes de cuentas y robos entre cultivadores de ‘maría’
En los últimos años han proliferado las plantaciones de marihuana en Puerto Serrano, un pueblo de jornaleros y casas bajas donde los niños van en bici a todos sitios y la mayoría de la gente se conoce entre sí. Numerosos vecinos han aprovechado las azoteas de sus casas para montar pequeños invernaderos con telas verdes y cañizos. Resulta sencillo ubicar alguna de esas viviendas con un simple paseo en coche por la localidad.
El verano pasado, un helicóptero de la Guardia Civil sobrevoló el pueblo en varias ocasiones. Aquello atemorizó a los cultivadores. Fue entonces cuando muchos de ellos se llevaron sus plantaciones a cultivos ‘indoor’, donde dan calor artificial a las plantas con generadores térmicos. Esto ha provocado que muchos traficantes se ‘enganchen’ al tendido eléctrico para no levantar sospechas por consumos desorbitados.
“A pequeño nivel, todo esto está generando violencia. Ya tenemos constancia de robos entre pequeño traficantes, como sucede con los ‘vuelcos’ de hachís en La Línea. También se ha dado algún que otro ajuste de cuentas en forma de palizas que nunca se denuncian”, explica una fuente policial.
En la carretera por la que se sale del pueblo hay un pequeño monumento de ladrillo y azulejos que contiene la frase ‘Puerto Serrano es tu casa. ¡Feliz viaje!’ Atrás se queda la localidad donde en ocasiones los delincuentes se sienten los amos.