Varios agentes del FBI que se hacen pasar por mafiosos italianos; un cargamento de piñas rellenas de cocaína con el sello del cártel de Sinaloa que es interceptado por la Policía Nacional en el puerto gaditano de Algeciras, y un viaje a Madrid que acaba con la detención de varios de los colaboradores más íntimos del mayor narcotraficante del planeta. En cierta medida, así se logró poner ante la Justicia de EEUU a ‘El Chapo’ Guzmán, cuyo juicio arrancó el lunes pasado.
En la historia del narcotráfico internacional de cocaína destacan dos nombres: el del colombiano Pablo Escobar y el del mexicano Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, 'El Chapo'. Escobar murió tiroteado el 2 de diciembre de 1993 a manos de Hugo Aguilar, coronel de las fuerzas armadas de su país ahora retirado. Durante toda su vida delictiva, Escobar quiso evitar la extradición a EEUU y un posterior juicio allí. Lo consiguió, algo que ‘El Chapo’ Guzmán no ha podido.
Guzmán Loera sigue vivo, aunque desde enero de 2017 ha estado encerrado durante 23 horas al día en una celda de seis por 3,6 metros de la prisión de máxima seguridad de Nueva York. Sólo tiene contacto con los funcionarios del penal. Lo que muchos desconocen es que la caída del ‘gran’ narco mexicano y su posterior puesta a disposición judicial se fraguó, en parte, en España.
Todo empezó con un cargamento de droga escondido en piñas. La operación se denominó ‘Dark Waters’ (Aguas Oscuras). En ella se detuvo a su abogado, que luego colaboró con la Justicia americana, su primo hermano y otros dos miembros del cártel de Sinaloa. Se les arrestó en Madrid, desde donde querían montar una delegación en Europa. Luego se les extraditó a EEUU.
La detención se produjo en 2014. Fue posible gracias a la trampa tendida por varios agentes del FBI que durante años se hicieron pasar por mafiosos italianos. Colaboraron de manera estrecha con la Brigada Central de Crimen Organizado de la Policía española y la Fiscalía Antidroga. La causa se instruyó en la Audiencia Nacional.
Esta semana ha arrancado en Nueva York el juicio contra el mayor narco que ha existido. Fugado dos veces de prisión -una de ellas, en julio de 2015, a través de un túnel abierto en el subsuelo de la cárcel de Jalisco, el penal de mayor seguridad de su país-, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera se enfrenta a la imputación de 17 delitos, entre ellos el de lavado de dinero de alrededor de 14.000 millones de dólares, la confiscación de 200 toneladas enviadas por el cártel de Sinaloa a territorio estadounidense o la conspiración para “asesinar a personas que representaban una amenaza para su organización criminal”. Podría ser condenado a cadena perpetua.
Pero la caída de ‘El Chapo’ comenzó con aquel golpe que le arrebató a sus ayudantes más cercanos. EL ESPAÑOL ha tenido acceso a la documentación que recoge cómo se puso apresar a varios de sus lugartenientes cuando Joaquín Archivaldo Guzmán quiso abrir una sucursal con la que introducir 20 toneladas de coca al mes, 240 al año. Pensaba ganar 672 millones anuales.
En los informes que tiene este periódico se narra con todo lujo de detalles cómo el FBI consiguió engañar al mayor narcotraficante que ha visto el mundo, el mismo hombre al que México deportó el 20 de enero de 2017, el último día del Gobierno de Barack Obama, tras protagonizar dos años antes una fuga de película.
El origen: los pinchazos telefónicos
(Año 2009. Conversación real)
- ¿Y es de buena calidad?- pregunta al teléfono uno de los agentes encubiertos del FBI que se hicieron pasar por narcotraficantes italianos.
- Todo bien ahí... -responde Jesús Manuel Gutiérrez Guzmán, destacado miembro del cártel de Sinaloa y primo hermano de su líder, el narco de narcos Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, 'El Chapo'.
- ¿Lo sabes o no?- insiste el agente.
- (...) Por supuesto que lo sé.
- (risas)... Bien. ¿Más del 90% [de pureza]?
- Sí, sí. De verdad…
Tres años después de aquellas conversaciones grabadas por agentes encubiertos del FBI en colaboración con la Policía Nacional, ‘El Chapo’ perdería los 346 kilos de coca que envió al puerto de Algeciras ocultos en un contenedor de una naviera ecuatoriana. Mandó al traste casi un millón de euros y se quedó sin cuatro de sus chicos -entre ellos su primo hermano-, a quienes había encargado extender su negocio por Europa pero a los que se detuvo en Madrid una calurosa mañana de agosto de 2012. Ese día se dio por cerrada la que muchos denominaron ‘Operación Algeciras’, aunque su verdadero nombre fue ‘Dark waters’.
Poco a poco, los agentes encubiertos del FBI fueron ganándose la confianza de los hombres de Joaquín Archivaldo Guzmán. Sin saberlo, el cártel de Sinaloa estaba abriendo de par en par sus puertas a los EEUU.
Para comprender cómo fue la trampa tendida a ‘El Chapo’ hay que hacer un viaje al pasado. Todo comenzó en octubre de 2009, cuando el FBI inició un plan urdido durante meses. Un agente con identidad falsa que se hizo pasar por italiano se reunió en Hermosillo (México) con el primo hermano del narco que ahora se enfrenta a juicio.
Allí, en la capital del Estado de Sonora, el falso ciudadano italiano le planteó su pretensión de crear una organización para la distribución de coca en Europa. En aquella primera reunión, Gutiérrez Guzmán dijo ser representante del cártel sinaloense, la mayor transnacional de droga a nivel planetario. Ambas partes acordaron que se verían pronto de nuevo.
Florida, lugar de la segunda reunión
El segundo encuentro se produjo en febrero de 2010, esta vez en Florida. Gutiérrez Guzmán se presentó entonces diciendo que era primo hermano de ‘El Chapo’. Quería impresionar, dejar bien claro que él era el interlocutor idóneo para este tipo de negocios. En esa segunda cita se habló de las rutas de entrega nacionales e internacionales de la cocaína, de precios y de cantidades.
El sinaloense explicó que el cártel podría enviar más de 20 toneladas de droga al mes, pero que los primeros envíos serían de una tonelada o de tonelada y media. Por cada kilo de coca enviado los italianos debían pagar 2.800 dólares. Así, la tonelada salía a 2,8 millones. Al ser casi pura [90% de pureza], gracias a los sucesivos cortes se multiplicaría su precio en el mercado al por menor.
Confiado, sin saber que era víctima de un engaño de EEUU, todas las palabras de Gutiérrez Guzmán fueron quedando registradas en grabaciones de audio y de vídeo a través de aparatos electrónicos que los agentes del FBI escondían entre su vestimenta. Por ese tiempo, en las negociaciones ya participaban varios empleados más de ‘El Chapo’, quien en una ocasión llegó a hablar telefónicamente con los agentes encubiertos para validar la relación comercial.
Uno de los secuaces que se sumó a las citas era su abogado y planificador financiero, Rafael Celaya Valenzuela, fracasado candidato a diputado federal por el PRI (el partido del expresidente mexicano Enrique Peña Nieto). Hubo más encuentros en Boston (Massachusetts), Portsmouth y New Castle (Nuevo Hampshire).
Avanzadas las negociaciones, cuando el cártel de Sinaloa vio factible y próxima su implantación en Europa, Celaya Valenzuela se desplazó hasta Madrid. La primera vez fue en julio de 2010. En la capital de España mantuvo un encuentro con los supuestos narcos italianos. Viajó en clase business, durante el vuelo se fotografió con el chándal del Real Madrid y, ya una vez llegado a España, no dejó de hacerse selfies. No tenía miedo a nada.
El abogado de ‘El Chapo’ volvió a Madrid el 17 de marzo de 2011 para cerrar el acuerdo. Tras diversas entregas de otros estupefacientes como heroína en EEUU y Canadá, acordaron que se harían varios envíos "de prueba", sin cocaína, a diversos puertos españoles. Uno de ellos fue el de Valencia.
Los contenedores, cargados de piñas naturales, nunca se analizaron a su llegada a España. Aquella era una prueba de fuego que debían superar debido a que, aunque no llevaban droga en su interior, debían pasar inadvertidos. Y lo hicieron. ¿Cómo no iban a hacerlo si el FBI se coordinó con los cuerpos y fuerzas de seguridad españolas para que nadie pusiera el ojo sobre aquellos contenedores? Superado el control de los puertos, ‘El Chapo’ Guzmán dio el visto bueno para el primer envío de cocaína. Sería de 346 kilos. Ganaría casi un millón de dólares. Otro más.
Primer envío real con una naviera ecuatoriana
El 27 de julio de 2012 llegó el cargamento al puerto de Algeciras en un barco de la naviera ecuatoriana J Palma Export Import Corporation. Pero la Policía Nacional, al tanto de la operación, señaló uno de los contenedores y encontró la coca. La noticia no trascendió. Era necesario mantener la calma y una discreción absoluta.
11 días más tarde, en agosto de 2012, se detuvo en Madrid a Jesús Manuel Gutiérrez Guzmán, primo de ‘El Chapo’, a su abogado Rafael Celaya Valenzuela y a otros dos miembros del cártel sinaloense. Al poco fueron extraditados a EEUU y en España se archivó la causa. Venían a cobrar aquel primer envío.
La conversación del principio es real. Pertenece a uno de los audios presentados por la Fiscalía estadounidense durante el juicio a los chicos de ‘El Chapo’ detenidos en Madrid. Se celebró en la corte de New Hampshire. El 28 de agosto de 2015 se condenó a 16 años de prisión al primo de Joaquín Guzmán y a sus otros tres colaboradores.
Un jurado popular con miembros sustituidos
Pero ahora es ‘El Chapo’ quien se enfrenta a un juicio que durará cuatro meses. Esta semana se ha conformado el jurado popular que tendrá que dictaminar si es culpable o no de los delitos que se le imputan. Tras dos días de arduas entrevistas, el pasado miércoles se conoció quiénes son los 12 miembros, que permanecerán en el anonimato por motivos de seguridad.
Se trata de siete mujeres y cinco hombres de distintas edades y orígenes raciales. Hay dos blancos, seis afroamericanos y un asiático. Otros dos son de origen hispano y otra una mujer de la que no se ha indicado su origen. El mayor juicio por narcotráfico celebrado en la historia de EEUU arrancará realmente el martes 13 de noviembre. Ese día, la Fiscalía y la defensa presentan sus argumentos.
Guzmán acudió a las entrevistas vestido con traje oscuro y camisa blanca con cuello estilo "disco" y con varios botones abiertos. Su abogado le sugirió que se cerrase uno de ellos después de explicarle que a los periodistas les había llamado la atención la vestimenta elegida para las primeras jornadas.
‘El Chapo’ no mantuvo contacto directo con los entrevistados, pese a que los tuvo muy cerca en la sala. Los 12 seleccionados partieron de un grupo de 74 entrevistados que luego se redujo a 40. Avanzada la segunda jornada, el narcotraficante renunció a seguir la traducción simultánea del inglés al español porque le molestaban los auriculares, según cuenta la prensa estadounidense.
El narcotraficante mexicano pidió al juez que preside su proceso que tenga un “gesto humanitario” y le permita darle un abrazo a su esposa, Emma Coronel, antes del verdadero inicio del juicio. Por el momento se desconoce si se le permitirá.
Entre los candidatos se descartó a un imitador de Michael Jackson que temía ser reconocido después o al dueño de un restaurante que entre los bocadillos que ofrece en su carta tiene uno que llama "Chapo".
Otros candidatos fueron excluidos tras admitir que conocían el caso por las series de televisión. También hubo uno al que se le sacó de la terna por pedir a un guardia que le consiguiera un autógrafo del acusado. "Soy un poco fan", admitió ante el juez Brian Cogan, encargado del proceso de selección.
Varios de los 70 entrevistados expresaron su temor a que sus familiares fuesen perseguidos por miembros del cártel de Joaquín Archivaldo Guzmán si eran seleccionados. El magistrado intentó tranquilizarlos, pero no fue suficiente para convencerlos. Temen que el mayor narco que ha visto el mundo no los deje en paz ni pasando el resto de su vida en una prisión estadounidense, como se prevé que ocurra.