Pedro Sánchez y Begoña Gómez; Emmanuel Macron y Brigitte Macron; Donald Trump y Melania Trump… Marido y mujer. Todos posaron juntos el pasado domingo con motivo del centenario del armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial. Todos, sí, excepto Felipe VI. Él acudió solo.
Bajó solo del avión, llegó solo a los Campos Elíseos y se dejó fotografiar solo junto al presidente francés. El Rey asomó sin paraguas y sin reina para la retina de la historia. Letizia no fue, oficialmente, porque no tenía actos en París. ¿Y qué tenía que hacer? ¿Era de vital importancia? ¿Se puede explicar de alguna manera? Las dudas, tratándose de la monarca, están justificadas.
Eso sí, responden a un capricho real del que, paradójicamente, siempre estuvo exenta la monarquía: pasar más tiempo con sus hijas.
Los compromisos institucionales eran lo primero para la corona. Sí, lo eran, en pasado. Ahora no está claro. La reina Letizia ha sentado precedente con su decisión de este domingo. Ella no quiso acudir a París para quedarse más tiempo con sus hijas, Leonor y Sofía, y viajar antes a Lima (donde se encuentran en viaje de Estado), según han confirmado diversas fuentes a EL ESPAÑOL. Como defensora de la conciliación familiar, ejerció su derecho. Dejó a su esposo solo junto al resto de autoridades. Eligió quedarse en casa y llegar antes a Perú. Prefirió el hogar a una fotografía para la historia junto al resto de líderes mundiales. En el álbum se postergará el rostro de Felipe VI solo. A su lado, nadie. Su esposa, ausente, optó por otro camino.
Sus convicciones, en esta ocasión, han estado por encima de su agenda. Letizia ha reiterado, más de una vez, que es necesario compaginar la vida laboral y la personal. Lo hizo en la entrega de los Premios Nacionales de Investigación en 2015, luciendo una pulsera –cuya iniciativa salió de la propia reina– con la palabra Arhoe (Asociación para la Racionalización de Horarios Españoles), y desde entonces lo ha esgrimido como una de sus causas. Tanto es así, que a sus hijas les impone el mismo régimen. Nada de jugar a la tablet o usar Internet entre semana. Para eso está el finde. Y, a ser posible, con ella. Ese, sin embargo, es el argumento extraoficial…
La razón oficial por la que no acompañó a Felipe VI responde a la logística y a la consideración de que Letizia, como decimos, no tenía un papel en los actos del centenario del fin de la I Guerra Mundial. Eso es lo que se esgrime desde Zarzuela. Poco importa que su marido, en soledad, compareciera junto al resto de esposas de los líderes mundiales presentes en París. Que en el homenaje sí estuvieran presentes la reina Matilde de Bélgica, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo, la princesa Charlene de Mónaco o Sumeyye Erdogan (mujer de Tayyip Erdogan, presidente de Turquía), entre muchas otras. Su ausencia contrasta con la asistencia de todas ellas.
La primera imagen de Letizia ha sido en Lima. Allí, llegó antes que su marido. La reina, el domingo, despidió al rey –que viajó en el día a París–, se levantó junto a sus hijas, desayunó con ellas y cogió el vuelo regular 6659 de Iberia a las 13:00 horas para llegar a Perú a las 18:55 hora local (seis horas más en Madrid). Nada de agobios. Aterrizó antes que Felipe VI, que llegó en la madrugada peruana, y que Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores. Ha tenido, por tanto, más tiempo para aclimatarse.
Allí, en Lima, se ha reencontrado Letizia con su marido. Juntos asistieron al palacio presidencial ubicado en la plaza de Armas, símbolo de la Lima colonial y antigua residencia del Virrey de España. Juntos, también, estuvieron en el almuerzo con el presidente Martín Vizcarra, en una ofrenda floral y visitaron el ayuntamiento de Lima, el Congreso y la Corte Suprema. Después, la reina acudirá a los actos que tiene en solitario este miércoles, como la visita al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables para conocer el trabajo de los Centros de Emergencia. Cumplirá con lo establecido y, de nuevo, se separará del rey.
El miércoles, ambos seguirán con su vida en solitario. Letizia cogerá otro avión de una línea regular para viajar de vuelta a Madrid. Mientras, su marido acabará su ruta por Perú visitando la refinería de Repsol en La Pampilla, a 30 kilómetros de la capital. Después, viajará solo a Guatemala para acudir a la Cumbre de Jefes de Estado. Allí, tampoco estará la reina. ¿El motivo? Tampoco tiene actividades programadas, indican desde Zarzuela a EL ESPAÑOL. Es decir, es prescindible para la corona.
Felipe VI, de nuevo, comparecerá en solitario. Posará solo en las fotos y se hará cargo de la agenda real. Letizia no estará. La que sí viaja a Guatemala es Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez. Él sí estará acompañado. Mientras, la reina podrá cuidar de sus hijas, compaginar su vida laboral con la familiar, prestarle atención a sus niñas. “Las mujeres llevan muchos siglos sin poder elegir en las mismas circunstancias”, ha defendido, en su lucha por la conciliación familiar. “Hay que hacer compatible la carrera profesional y la educación y crianza de los hijos”, ha incidido. Y lo cumple. Sus hijas son lo primero. Acaba de sentar precedente: la reina sólo acudirá a los actos en los que tenga programadas actividades –según el argumento que ha utilizado este fin de semana–; nunca como representante. Ella tiene claro cuál es la prioridad real.
Noticias relacionadas
- El cortijo del que Paca huyó en sus ‘Bodas de Sangre’, plató de ‘El Bueno, el Feo y el Malo’
- El Español pulveriza su récord con 36,4 millones de usuarios en octubre
- Ronaldinho se encuentra en la ruina: tiene menos de seis euros en el banco
- Josefina Carabias y Mercedes Formica: el poder de la tolerancia
- El padre y la madre de Nadia, condenados a cinco y tres años de cárcel por estafa
- Ryanair despide a los 6 tripulantes que fingieron dormir en el suelo del aeropuerto de Málaga
- Este es Manuel, el hijo maratoniano de un alcalde franquista que quería matar a Pedro Sánchez
- El libro de Mario Biondo destroza a Raquel Sánchez Silva: los ataques a la presentadora
- Las 9 balas que mataron a Valeria, hija de la diputada de Obrador: ¿confusión o crimen político?
- Cuando en San Martín los cerdos llegaban con un bebé en la tripa como deseo de abundancia