"Las mujeres sabemos que nos hacemos mayores cuando empiezan a gustarte las joyas grandes". Esto decía la reina Federica de Grecia en una entrevista a una revista unos meses antes de fallecer el 6 de febrero de 1981 tras una operación de estética en Madrid. Y parece que la madre de su suegra tenía razón porque con el paso del tiempo, la reina Letizia ha descubierto la belleza de las joyas y cómo una buena pieza puede vestir cualquier look.
Al principio de su matrimonio con Felipe VI, Letizia se resistía a usar esas joyas tan llamativas del joyero real. Entonces eran propiedad de la reina Sofía y se las prestaba a su nuera para las ocasiones especiales. Cuando era Princesa de Asturias, Letizia solía llevar bisutería. Ha llegado a lucir pendientes de marcas como Mango de 12,95 euros. Sin embargo, desde el día de la proclamación, la Reina ha ido, poco a poco, sacando la artillería pesada de las joyas de la Corona.
El anillo misterioso
A pesar de llevar pendientes enormes, con diamantes de un valor incalculable, un detalle que llama mucho la atención es que la reina Letizia lleva seis años sin lucir su alianza de casada ni el anillo de brillantes de su pedida de mano. Según ella misma, la razón por la que no los lleva es porque le hacen daño al estrechar las manos de tanta gente en los actos oficiales.
Sin embargo, a finales de 2017 y principios del año siguiente, apareció luciendo un grueso anillo de oro blanco y esmeraldas verdes colocado en su dedo índice. Un aro misterioso que llevó durante varias semanas de forma continuada. Un gesto que llamó mucho la atención ya que, si el de compromiso y el de casada le molestaban en el anular, en el dedo en el que se colocó el misterioso aro debía incordiarle mucho más.
Aquella joya suscitó muchas teorías: desde que era un regalo especial de alguien hasta que era su forma de apoyar a su marido, que se encontraba sumido en plena crisis catalana, lanzando un mensaje con las esmeraldas verdes. Este es el color que los monárquicos lucían en la Segunda República para distinguirse de los que no pensaban como ellos. Las letras de este tono son las iniciales de la frase: "Viva el Rey de España".
Los pendientes de la boda de la Infanta Cristina
No ha sido la primera vez que la Reina ha mandado un mensaje a través de las piezas que elige lucir. Fue muy significativo el momento el que decidió ponerse por primera vez los famosos pendientes chatones que forman parte de las Joyas de Pasar de la Corona española y que nunca antes había lucido. Las llamadas Joyas de pasar son un conjunto de piezas reunidas por la Reina Victoria Eugenia y ampliadas por la Reina Sofía. Están vinculadas al Jefe de la Casa Real Española y se supone que son para que las luzcan solo las Reinas de España. Aunque está las cede cuando crea conveniente. Fue el 22 de febrero de 2017 en la cena de honor que los Reyes ofrecieron el presidente de Argentina Mauricio Macri y su mujer, Jualiana Awada. Entonces Letizia apareció con los dos enormes diamantes. Aunque todo el mundo dio por supuesto que lo que quería era ganar la batalla de estilo a la esposa del mandatario argentino, lo cierto es que un día antes se había hecho pública la sentencia del Caso Noos en la que se condenaba a seis años de prisión a Iñaki Urdangarin. Resulta que esos pendientes son los mismos que usó la Infanta Cristina el día de su boda, el 4 de octubre de 1997, con el ya condenado ex jugador de balonmano.
A la reina Victoria Eugenia -esposa de Alfonso XII, abuelo de Juan Carlos I- le encantaban las joyas. Puede que en el brillo de los diamantes y la pureza de las perlas encontrara el calor que le faltaba en la Corte española. La vida de Ena -como la llamaban con cariño su familia y amigos- no fue fácil desde su llegada a España, su cortejo de boda sufrió un atentando anarquista. Su marido, al que amó, le fue infiel desde el primer año de matrimonio. Jamás se adaptó a las costumbres del país ni domino el idioma. Sufrió cuatro décadas de exilio en Lausana, Suiza, del que solo regresó para amadrinar a su bisnieto el 8 de febrero de 1968.
Las joyas jugaron un papel primordial en la vida de Victoria Eugenia de Battenberg. Y puede que, al lucir sus favoritas en momentos muy significativos, la actual Reina quisiera hacer un guiño a la bisabuela de su marido. Así fue en su visita a Reino Unido, cuando en su encuentro con la Reina entre las Reinas, Isabel II, llevó por primera vez la tiara favorita de Ena, la diadema de la Flor de Lys. Esta diadema se elaboró en la Casa Ansorena y fue un encargo del rey Alfonso XIII como regalos de bodas a Victoria Eugenia y luce tres flores de lis, emblema heráldico de la casa Borbón.
La tiara que tardó ocho años en estrenar
Entre las muchas piezas que tiene la Reina en su propiedad se encuentra la llamada Princesa de la Casa Ansorena, que se cree que tiene un valor de unos 50.000 euros. Esta fue un regalo del rey Felipe VI por su quinto aniversario. Tardó seis años en estrenarla. Aunque todos sabíamos de su existencia, en aquel momento se habló de que no la había usado en un gesto de contención respecto a la situación económica de España en aquellos años. Sólo se había puesto en alguna ocasión, su broche central en forma de flor de lis con brillantes, que suele usar para sujetar las bandas en las cenas de galas.
La Reina la llevó por primera vez el 15 de abril de 2015 durante la celebración del 75 cumpleaños de la Reina Margarita de Dinamarca, en Copenhague. Letizia escogió este momento para lucirla, fue su primer acto oficial como Reina de España junto al resto de Casas Reales europeas, en la cena de gala en el palacio de Christianborg.
Sus cuñadas no usan las Joyas de pasar
Hasta que no fue Reina, Letizia nunca había hecho mucho caso a las Joyas de pasar. El término joyas de pasar lo creo la Condesa de Barcelona, madre de don Juan Carlos, cuando su suegra le entregó las piezas históricas al morir su esposo, Alfonso XIII. Dichas joyas se transmiten de Soberana a Soberana, siguiendo las indicaciones que Ena dejó en su testamento. Letizia, como Princesa de Asturias usó, en alguna ocasión, las tiaras que entonces estaban en poder de doña Sofía, como la Prusiana con la que se casó el 22 de mayo de 2004. Pero las que de verdad usaban en aquella época las joyas de la Corona española eran las hermanas del rey Felipe VI. Tanto la Infanta Elena como la Infanta Cristina lucían en muchas ocasiones pendientes, tiaras y collares pertenecientes a la Casa Real. De hecho, ambas se casaron con piezas que habían pertenecido a su bisabuela la reina Victoria Eugenia o a Federica de Grecia.
Sin embargo, desde que su cuñada llegó al trono no han vuelto a usarlas, cierto es que ya no son parte de la llamada por Zarzuela Familia Real. Con la Reina Sofía eso no era requisito para poder llevarlas. Incluso Simoneta Gómez-Acebo le pidió prestada la Tiara Rusa para casarse con Miguel Sastrón en 1990 y su tía Sofía no dudó en prestársela. Curiosamente, esta es la única diadema de todas que le falta por ponerse a la actual soberana. ¿Otro mensaje subliminal de Letizia, dada su malísima relación con Simoneta, así como con otros primos de su marido). Desde el 14 de junio de 2014, día de la proclamación de Felipe VI, la duquesa de Lugo y la ex duquesa de Palma de Mallorca no han vuelto a usar nada del joyero real.
A pesar de que han pasado cuatro años desde que es Reina, todavía hay muchas piezas de las Joyas de pasar que Letizia no se ha puesto, puede que sea esperando la ocasión para, de paso, decir algo con ellas.
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