Un 15 de diciembre la mayoría de los españoles ya saben dónde van a pasar estas fiestas. Todas las familias se reparten para disfrutar de los suyos entre Nochebuena, Navidad, Nochevieja… Sólo la que se supone es la familia más importante de España, la real, no tiene claro todavía cómo van a celebrar estos días.
Cuando don Juan Carlos y doña Sofía eran los reyes titulares la noche del 24 de diciembre se pasaba en el Palacio de la Zarzuela. Atrás han quedado los tiempos en los que se juntaban los Borbón y de Grecia, con las hermanas del Rey, las Infantas Pilar y Margarita con sus respectivas familias. La cena de Nochebuena se basaba en un buffet de cosas frías que cada uno debía servirse ya que, al ser una velada tan especial, los ya eméritos siempre daban el día libre al servicio. Ahora las cosas han cambiado mucho y hay que tener "demasiados factores en cuenta": cuadrar agendas, pareceres, conveniencias, estados de ánimo. Algo que empieza a ser un rompecabezas. "Cada vez que hay que planificar algo, hay demasiada gente opinando y demasiadas cosas a equilibrar. El tema de las Navidades es algo privado, y al final debe quedar dentro del ámbito familiar, pero los de seguridad se tienen que organizar y todavía no tenemos claro dónde y quién. El único dato que tenemos, por supuesto, es el cuándo", cuenta a EL ESPAÑOL una persona que trabaja en la Casa.
Una invitada más a la mesa
Entre el edificio central de Zarzuela y el Pabellón del Príncipe hay menos de un kilómetro de distancia. Esa es la separación física entre la residencia oficial de los reyes eméritos y la de su hijo y su nuera. Sin embargo, la distancia sentimental es mucho más larga que 1.000 metros. Los Reyes Felipe y Letizia hace ya algunas navidades que no pasan la Nochebuena con el resto de los Borbón. Se ha convertido en costumbre que los actuales Monarcas y sus dos hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía cenen en su casa, con la madre de la Reina, Paloma Rocasolano, su hermana Telma, y su sobrina, Carla, hija de la fallecida Erika Ortiz. Lo que sí hacían era acercarse a ver a los abuelos paternos antes de la cena, para ver con ellos por televisión el mensaje grabado de Felipe VI, para marcharse después. Pero este año hay un factor más a tener en cuenta: una invitada más a la mesa que Letizia no quiere ver, la Infanta Cristina.
La Reina Sofía, en su 80 cumpleaños -el pasado 2 de noviembre-, comentó que su hija pequeña y sus cuatro nietos, los Urdangarín Borbón, iban a volver a pasar la Navidad en Zarzuela. Para la madre de Felipe VI el proceso judicial por el caso Nóos ha terminado y se ha demostrado la inocencia de la ex duquesa de Palma, por lo que no hay razón alguna para mantener congelada la relación de la Infanta Cristina con su familia. Además, van a ser unos días tremendamente duros para la esposa de Iñaki Urdangarin y sus hijos, ya que serán las primeras navidades con el ex jugador de balonmano preso en la cárcel de Brieva, Ávila.
Desde hace meses se están dando pasos -algunos con el visto bueno del equipo de Felipe VI y otros porque doña Sofía lo pide- para rehabilitar la figura de Cristina. Su aparición y la de sus hijos en la foto de familia por el 80 cumpleaños de su madre fue, sin duda, toda una declaración de intenciones. Además, el último fin de semana de noviembre, la infanta Cristina se dejó ver en el circuito de Yas Marina, en Abu Dabí, en el Gran Premio de Fórmula 1, junto a su padre, don Juan Carlos. Padre e hija no aparecían en público juntos desde que estalló el caso Nóos. Sólo en alguna ceremonia de índole familiar. Lo que no significa que se llevaran mal, ya que el rey emérito viajó a Ginebra en enero pasado para celebrar con su hija y sus nietos su 80 cumpleaños. El padre de Felipe VI nació el 5 de enero de 1938 en Roma.
El caso es que Felipe VI ha admitido con resignación que la ex duquesa de Palma vuelva a Zarzuela por Navidad. No es un problema en el plano sentimental, es su hermana y la quiere, si no por el daño que esto hace a la imagen de la Institución. Es cierto que la justicia la absuelto, pero los españoles no.
La que no lo acepta ni piensa pasar por ello es la reina Letizia: no quiere estar cerca de su cuñada. Así como suena. Ya lo demostró el día del cumpleaños de su suegra, cuando no se quedó ni a los postres, volviéndose a su casa en cuanto pudo, nada más hacerse la foto de familia. Así que ha anticipado su intención de esta Nochebuena no pasar por casa de sus suegros ni a saludar ni mucho menos a ver el mensaje del Rey con todos los Borbón y Grecia ¿Su excusa -si es que la necesita? Como el servicio libra, ella tiene muchas cosas que preparar para dejarlo todo listo para la cena con su familia y un par de matrimonios de amigos que pasarán con ellos también la noche de 24.
Probablemente será Felipe VI el que se acerqué a casa de sus padres para desear a todos una feliz Nochebuena acompañado por sus dos hijas, la Princesa y la Infanta, momento en el que recibirán los regalos de Papa Noel por parte de su abuela la Reina Sofía.
Don Juan Carlos tampoco quiere quedarse a cenar
Ni si quiera los que se quedarán a cenar están convencidos del todo. El propio don Juan Carlos, anfitrión de la velada, tenía otros planes, que ha tenido que cancelar dadas las circunstancias.
Y todo porque las cosas no han ido muy bien para el rey emérito este año que se marcha. Su 2018 ha estado salpicado por varios escándalos en los que se ha visto envuelto, como la publicación de las cintas de Corinna zu Sayn-Wittigenstein, la anulación de sus viajes a Sudamérica representado a la Corona en las tomas de posesión de los nuevos mandatarios, su estado de salud deteriorado que, sin embargo, no le impide ir a su corte gallega de Sanxenxo a navegar… Han sido muchas las gotas del vaso que ha colmado la paciencia de su hijo, Felipe VI, pero la última fue la que tuvo lugar hace dos semanas en Abu Dabí, cuando se dejó fotografiar saludando al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmá, al que todo el mundo señala como el autor intelectual del asesinato del periodista Khashoggi.
Esta imagen, que dio la vuelta al mundo causando un gran revuelo en España, provocó una reunión de urgencia en las oficinas del Palacio de la Zarzuela dos días después de que ocurriera, el martes día 27 de noviembre. En la mesa estuvieron sentados el equipo de Felipe VI, con el jefe de su casa, Jaime Alfonsín, a la cabeza. A su lado, el de comunicación, Jordi Gutiérrez, y el actual secretario de don Juan Carlos, Alfonso Sanz Portolés. En la agenda un único tema a tratar: solucionar 'el problema emérito', con un Don Juan Carlos descontrolado, lo cual había provocado la estrepitosa bajada de popularidad en las encuestas de opinión internas, tanto en los estudios demoscópicos encargados por Zarzuela como en la opinión pública en general. Tras una larga discusión, se tomaron tres importantes decisiones con un único objetivo: salvar la imagen de Juan Carlos I y, a la vez, la de la monarquía.
1. La primera decisión, con orden precisa de Felipe VI, es dar todo el apoyo de la Casa a don Juan Carlos. Empezando por él mismo, la exaltación de la figura del padre en dos discursos recientes no ha sido improvisada. Obedece a una decisión táctica. Es lo que ocurrió en un discurso en el que reivindicó el papel de su padre en la historia de la democracia española en la inauguración de la exposición fotográfica '40 años de democracia española, una historia de éxito'. Citó, cómo no, a su madre doña Sofía.
La presencia de don Juan Carlos en el hemiciclo durante la celebración del 40 aniversario de la Constitución el pasado seis de diciembre, también formó parte del 'salvemos a Juan Carlos I', además del reconocimiento por el papel básico del rey padre en la transición de la dictadura a la democracia. Le tocó al departamento de protocolo decidir cómo situar al padre del Rey y a doña Sofía dentro del Congreso de los Diputados. Al final se optó por sentarlos al lado de los ex presidentes del Gobierno. Idea que al Rey Emérito le pareció perfecta, ya que mantiene una buena relación con Felipe González y sabía que ambos iban a sentirse cómodos. Se pidió una rampa para que don Juan Carlos pudiera llegar a la Puerta de los Leones por su propio pie, ya que la idea de una silla de ruedas es inadmisible para él.
2. En esa misma cumbre del martes 27 de noviembre para recuperar la deteriorada imagen del rey emérito, se decidió cambiar la felicitación de Navidad de don Juan Carlos y doña Sofía. El tiempo apremiaba. Quedaban dos semanas para hacer público el christmas navideño. Ya estaba elegido el cuadro que iba a ilustrar el de este año. La pareja real debía aparecer en la primera foto y no en una estampa pictórica del portal de Belén. Finalmente, la foto del matrimonio real la hizo Borja, el que ha sido fotógrafo de la Casa durante 30 años y que se jubila a finales de año. El favorito de doña Sofía.
El Christmas recibido en las redacciones con don Juan Carlos y Doña Sofia es una imagen que dice mucho más que 'felices fiestas'. Se ve a un matrimonio mayor, de abuelos, que llevan más de 50 años juntos. Doña Sofía, a pesar de los pesares, sigue apoyando a su marido al 100% mientras que don Juan Carlos se toma el christmas como una declaración más del "lo siento mucho, me he equivocado", palabras que hizo públicas en el hospital San José de Madrid en 2012, ofrecido tras su gran caída en Bostwana.
2. La tercera petición que se le hace a Portolés es que durante las navidades le pida al Rey Emérito que se quede en Madrid. Sería un desastre si aparece una imagen de don Juan Carlos como la de 2015, pasando la Nochevieja en uno de los hoteles más lujosos de Berverly Hills, en Los Ángeles. El rey Emérito recibió el año 2016 en el Four Seasons, cercano a la playa de Venice, donde el precio por habitación es de 823 euros la noche, 1.200 euros si se elige una suite. El establecimiento, que fue escenario del rodaje de la película ‘Pretty Woman’ en 1990, cuenta con varios restaurantes muy reputados, como ‘El Cut’ o el Blud, de cocina internacional, donde además de poder degustar platos típicos árabes se puede elegir entre mil marcas de los mejores vinos del mundo, algo que seguramente fascina a un apasionado de la enología como el Monarca. El padre de Felipe VI estuvo tan a gusto que repitió el año siguiente, cuando alguien lo reconoció y le hizo una foto. Esa imagen fue criticada. Si ocurriera algo así para empezar 2019 sería nefasto para la Corona. Así que don Juan Carlos deberá quedarse en Madrid durante las navidades. El Rey Emérito, al enterarse de la exigencia de su hijo, protestó, aunque ha aceptado quedarse en Nochebuena. Pero no ha prometido portarse bien la última noche del año. De hecho, no quiere comerse las uvas en Zarzuela.
Los que seguro no lo harán serán los Reyes Felipe y Letizia, que como cada año desde que se casaron en 2004 aprovechan los días finales del año para realizar un viaje privado con sus hijas Leonor y Sofía, y la madre de la Reina, Paloma Rocasolano. Lo normal es que se marchen a alguna estación de esquí europea, donde puedan encontrar algo de intimidad porque, aunque la mayoría de la gente piensa que a la esposa de Felipe VI no les gusta este deporte, en realidad le gusta y mucho, al igual que a la Princesa de Asturias y a su hermana Sofía. La familia Borbón Ortiz regresarán a Madrid justo para recibir a sus ‘colegas’ de Oriente. Tras celebrar por la mañana la tradicional Pascua Militar en el Palacio Real, acudirán a comer roscón con el padre de la Reina, Jesús Ortiz y su mujer, Ana Togores. La familia Ortiz Rocasolano siempre tan presente.
No está claro que en la Pascua Militar vayan a estar los Reyes Eméritos. Todavía está en la memoria de todos aquella misma mañana del 6 de enero de 2014. Don Juan Carlos había dormido en Londres, dónde estaba pasando unos días con Corinna. El vuelo que tenía que traerle a Madrid a primerísima hora. no pudo despegar del aeropuerto de Heathrow por culpa de la densa niebla londinense. En España le esperaban el Jefe de su Casa de entonces, Rafael Spottorno, y el de comunicación de Zarzuela Javier Ayuso, ambos al borde del infarto ante el retraso del todavía Jefe del Estado. Finalmente, el vuelo aterrizó a tiempo, justo para cambiarse y encontrarse en el mismo Palacio Real con las altas esferas del ejército y del Ministerio de Defensa. Entre el estrés del retraso, que el discurso era nuevo para él y la poca luz del atril desde dónde iba a leerlo, el acto fue un desastre. Generó una gran preocupación ante la salud y capacidad del Rey. Incluso se asegura que esa fría mañana de enero decidió su abdicación, que tuvo lugar seis meses después, el 19 de junio de 2014.
Pero para la llegada de los Reyes Magos quedan todavía tres semanas. Ahora se trata de planificar la Nochebuena de la Familia Real de la mejor forma posible. Sobre todo, de guardar las formas. Se trata de que la Familia Real actúe como una familia real aunque los reyes Felipe, Letizia, Juan Carlos y Sofía coman las uvas por separado, a solo 1.000 de distancia entre las dos casas del recinto de la Zarzuela.
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