La Guardia Civil ha confirmado que el cadáver de Laura Luelmo, la profesora desaparecida el miércoles pasado en El Campillo (Huelva), fue encontrado semidesnudo entre unos arbustos. Entre las hipótesis, ha descartado que se trate de un accidente y ha apuntado a que podría haber sido por muerte violenta. Se ha interrogado a un vecino, pero no ha trascendido ni su identidad ni su procedencia.
Todo indica a que alguien la habría matado. La encontraron en un lugar de difícil acceso donde es poco probable que fuera a hacer deporte o dar un paseo. De hecho, el presunto asesino la habría trasladado desde la presa de Campofrío, donde perdió la señal de su móvil, al lugar donde fue encontrada, a 15 kilómetros. Para llevarla ahí, tendría que haber pasado de nuevo por El Campillo.
El camino donde se ha encontrado su cadáver parte justo a la altura del hito del kilómetro 166 de la carretera nacional N-435 Huelva-Badajoz. Viniendo en sentido hacia Jabugo, hacia Badajoz, hay que tomar este camino a la izquierda de la calzada.
A diez metros, en vez de ir hacia la cancela de la finca El Guijarral, hay que seguir a la derecha el camino de tierra anaranjada que sube entre eucaliptos. Unos centenares de metros más adelante, en esta zona con árboles, huertos y algunas casa desperdigadas, es donde se encontró el cadáver de la mujer violentada. Desde la casa de alquiler en el número 13 de la calle Córdoba de El Campillo donde vivía Laura hay 5,9 kilómetros por carretera hasta el hito kilométrico, más el trecho de unos centenares más hasta donde ha aparecido su cuerpo, al noroeste de El Campillo. Este punto de la carretera, en el paraje de El Mimbrera, está entre la aldea de Traslasierra y el puente de los Cinco Ojos sobre el río Odiel.
Los padres y familiares de Laura siguen la investigación desde el puesto central en El Campillo. El protocolo dicta recoger muestras en el escenario del crimen, hacer fotos a la víctima, que la jueza ordene el levantamiento del cadáver y que se le ponga nombre a quien presumiblemente la mató. El lugar donde el vecino ha encontrado el cuerpo ya había sido batido este fin de semana por los agentes, miembros de protección civil y voluntarios que la buscaban desde el viernes, cuando su familia denunció que no daban con ella. "El cuerpo está en una especie de corral abandonado. El vecino que la ha encontrado iría a uno de los huertos que hay por aquí", dice un residente de El Campillo al pasar junto a la entrada del camino.
Llegó para hacer una sustitución en el instituto
La joven llegó a El Campillo nueve días antes de desaparecer para hacer una sustitución de Plástica en el Instituto de Enseñanza Secundaria Vázquez Díaz del municipio vecino de Nerva. El día que se le perdió la pista, había hablado con su novio a las 16:00 horas y le contó que iba a salir a correr. Y eso hizo. La señal de su móvil se perdió a las 21:00 horas. Sin dejar rastro, los familiares avisaron a la Guardia Civil, que inició las labores de búsqueda.
Los primeros pasos para encontrarla los dio la Guardia Civil, pero después se incorporaron más de 200 personas entre agentes, voluntarios y la UCO (Unidad Central Operativa). Desde el miércoles, se intensificaron las labores con el rastreo de pozos, cuevas y grutas, caminos y pistas forestales, y el pantano de Campofrío, a cargo del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS).
Su cadáver fue encontrado este lunes pasado el mediodía a cuatro kilómetros de El Campillo. Un vecino del pueblo se encontró a la joven zamorana mientras daba un paseo. La vio entre los matorrales y semidesnuda. Llamó a la Guardia Civil y estos se acercaron a comprobar si era Laura Luelmo. Pasada una hora se confirmaba la trágica noticia: el cadáver pertenecía a la profesora zamorana que había llegado tan solo nueve días antes de desaparecer a hacer una sustitución.
"No hay número uno"
Por el momento, aunque se siguen valorando todas las hipótesis, todo indica a que se trataría de una muerte violenta. Pero no hay un sospechoso principal. "No hay un número uno", reconoció la Guardia Civil al ser preguntada por los periodistas. No obstante, la joven se sentía vigilada, según ha podido trascender. El hombre, según Espejo Público, sacaba la silla al portal y se sentaba allí a observarla desde la distancia.
El hombre del que hablaba la joven era B. M., vecino de la vivienda número 1 de la calle Córdoba. Él ha sido el principal señalado por los vecinos del pueblo. ¿La razón? Acababa de salir de prisión un mes antes tras cumplir dos condenas: una por matar a una señora mayor de 80 años y otra por un intento de violación a una joven.
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