Han pasado ya cinco días pero su triciclo sigue ahí, en la puerta de su casa, en el número 44 de la calle Almagro y Cárdenas. Hasta el momento nadie se ha atrevido a mover uno de los juguetes preferidos de Julen, el niño que está dentro de un pozo en Totalán (Málaga). "El triciclo le gusta pero su pasión son las pelotas y jugar al fútbol. Yo se lo intento inculcar", explica por teléfono José, el padre del niño, desde la montaña en la que aguarda que rescaten a su hijo.
El menor, de dos años, cayó al interior de la perforación sobre las dos de la tarde del domingo pasado. Las autoridades explicaron ayer que las labores para rescatarlo se podrían alargar entre dos y cuatro jornadas más.
“Esta calle es su pista de patinaje. Se pasaba las horas yendo y viniendo por aquí porque es peatonal y no circulan coches”, cuenta Esther, una monja ya anciana que se ha acercado a dar consuelo a su amiga Reme, la abuela materna del niño.
“No voy a pasar. Prefiero venir otro día. Parece que no está para nadie”, dice Esther mientras se apoya sobre la reja por la que se accede a la casa de Reme. La vivienda de la abuela de Julen está justo enfrente de la de su nieto. Las separan siete u ocho pasos. No más.
En El Palo, el barrio de Málaga donde residen José y Victoria, los padres del niño, los vecinos se muestran apesadumbrados porque “pasan los días y el rescate nunca llega”.
“Aquí es como si todos fuésemos familia. Los chiquillos de la calle van y vienen de casa en casa con sus amiguitos. Pero desde hace demasiado tiempo nos falta uno”, cuenta una vecina que prefiere que no aparezca su nombre.
Se conocieron el 11-S
El Palo es un populoso barrio de pescadores situado al este de Málaga. Está pegado a la playa. Se trata de una barriada de gente humilde y castigada por el paro. Aquí se conocieron los padres de Julen, en estas calles donde se entremezclan los altos edificios con las casas bajas de una sola planta.
Jose y Victoria jamás olvidarán la fecha. El 11 de septiembre de 2001, el día del atentado contra las Torres Gemelas. Por aquel tiempo eran dos niños de 11 años que jugaban a ser poco más que amigos. Vivían a menos de 150 metros el uno del otro. Ahora, con 29, llevan media vida como pareja.
La tarde de este jueves, cuando EL ESPAÑOL visita El Palo, varios allegados de los jóvenes cuentan que José y Vicky, como se le conoce a ella, recibieron el primer mazazo de su vida el 23 de abril de 2017. El hijo mayor de la pareja, Óliver, falleció de muerte súbita mientras paseaba por la playa. Tenía tres años. Julen ya había nacido.
El segundo revés recibido por los padres del niño llegó el pasado domingo, mientras preparaban una paella en una finca rústica que había comprado el novio de una prima hermana de José.
En un despiste, Julen se coló por el pozo. Cayó de pie con los brazos estirados hacia arriba. Su padre, que estaba a poco metros, alcanzó a meter su brazo para agarrarlo. Le rozó las manos pero no consiguió sacarlo a cielo abierto.
"Ojalá acabe esta tortura"
El propio José ha contado al diario Sur de Málaga que en la actualidad él y su mujer estaban buscando un hermano para Julen y que empezaban a salir adelante tras la muerte del mayor de sus dos hijos.
Este periodista se puso en contacto ayer con José para pedirle autorización para publicar la foto que acompaña este reportaje. En la imagen aparecen él, su mujer y sus dos hijos. Es el selfie de una familia que por entonces no se sabe tocada por la desgracia. “Sí, tienes mi permiso”, responde el padre de Julen. “Pero no me siento fuerte para hablar más. Ojalá todo salga bien y acabe esta tortura”.
José y Vicky proceden de familias humildes. Ella es hija de Remedios, una costurera, y de Manuel, pescador. Tiene dos hermanos. Victoria es la mediana. Su pareja es hijo de María del Carmen, ama de casa, y de Miguel, escayolista. Es el mayor de tres hermanos.
Desde hace unos años residen en la casa de una tía de Vicky. La mujer se llama Elena. "Ella está loco con Julen", cuentan de la hermana de la abuela del niño.
En los últimos meses Victoria ha estado trabajando para el Ayuntamiento de Málaga como limpiadora. José trabaja como feriante con un tío y también como camarero en un chiringuito de playa algunos veranos. Llevaban a Julen a la guardería Palotes, donde la madre lo recogió por última vez el viernes pasado.
“Ella ha cuidado siempre mucho de sus dos hijos mientras José se va semanas enteras de feria en feria”, explican en El Palo. “Entre la tía de Victoria, su madre y la propia chiquilla estaban sacando adelante al niño mientras José trabajaba. Ahora Vicky había conseguido un empleo durante un tiempito y parecía que levantaban cabeza”.
Una obra que tardaría un mes
Los padres de Julen vieron este jueves cómo los tiempos se dilataban de nuevo. El delegado del Colegio de Ingenieros de Caminos en Málaga, Ángel García Vidal, dijo que las tareas para rescatar al menor podrían alargarse cuatro días más.
“Entre dos, tres y cuatro días”, señaló el especialista. Admitió que para ganar celeridad están haciendo movimientos de tierras en la montaña de Totalán sin los estudios previos necesarios. García Vidal afirmó que se estaba realizando una obra que “en condiciones normales” tardaría un mes en llevarse a cabo.
Los técnicos consideran que la opción más viable para llegar a la profundidad del pozo en el que está Julen es abrir otros dos pozos verticales -y no uno, como se había pensado hasta el momento-. Los orificios serían paralelos al original y estarían separados de él entre 3,5 metros y cuatro.
Tras oradar la montaña, los ingenieros se percataron de que la otra opción, que pasa por abrir una galería horizontal en una ladera, tiene mayor dificultad y riesgo por la fragilidad del terreno.
Una vez acometidas las dos perforaciones, un equipo de mineros asturianos que llevan varios días en Málaga accederán por ellas y, de una forma natural, abrirán una galería perpendicular a la zona en la que se piensa que está el niño.
Las autoridades prevén que durante la mañana de este viernes empiecen las tareas de perforación de los dos nuevos pozos. Tendrán una profundidad de unos 50 metros, pero partirán de una explanada de tierra que las retroexcavadoras han abierto a 30 metros por debajo del inicio del pozo en el que está el niño.
Mientras, sin apenas dormir ni descansar, siempre desde la finca donde está su hijo, José y Victoria esperan el avance de los trabajos con los que se trata de salvar al niño. Alrededor de 100 vecinos de El Palo se concentraron ayer en la plaza Fray Leopoldo para hacer acopio de víveres y de agua que llevarles hasta allí. Varios niños portaban cartulinas con mensajes de cariño para la pareja y para Julen. Uno de ellos decía: "Aguanta, pequeño, sé fuerte".