Uno de los grandes misterios en torno al suceso de Totalán (Málaga) es el origen del tapón de tierra que mantuvo al pequeño Julen a 71 metros bajo tierra en el interior del pozo. Una obstrucción de 60 centímetros de grosor que hizo cambiar de planes a los equipos de rescate en más de una ocasión y que todavía hoy es una incógnita sin revolver para muchos. ¿Pudo haberse formado con la tierra arrastrada en la caída del niño?; ¿Pudo compactarse tan rápido tras su caída?; ¿Por qué sí se encontró en el pozo un vaso y la bolsa de chucherías, y no al niño? Lo cierto es que todas estas preguntas sí tienen una respuesta racional. Quien lo dice es Manuel Regueiro, presidente del Colegio de Geólogos de España.
La explicación más oficial hasta el momento sobre el origen del tapón es la que ha dado este sábado el delegado del Gobierno en Andalucía, Álfonso Rodríguez Gómez de Celis. El niño tuvo una caída libre y rápida de 71 metros hasta que chocó contra el relleno del pozo, y una vez en el fondo, arrastró con él "arena y tierra" que había en las paredes. Todo ello generó esa obstrucción encima de él que le dejo atrapado y que al poco tiempo "se compactó".
Una versión que no ha convencido demasiado a los periodistas, sobre todo cuando se ha especulado con el hecho de que el pozo se podía haber utilizado para tirar escombros antes y después de que el niño se cayera, lo que podría dar la clave de por qué esa cavidad estaba destapada y de por qué se formó ese tapón "tan compacto". Una hipótesis totalmente falsa, según desvela Regueiro a EL ESPAÑOL. La realidad de ese tapón es mucho más sencilla y se resuelve teniendo en cuenta la velocidad, el volumen y la distancia de los elementos que entraron en juego cuando Julen se precipitó.
El tapón de cuarcita
Primera pregunta. ¿Se formó el tapón con la tierra que arrastró el niño? "La caída formó el tapón, pero no era de tierra", responde Regueiro en conversación con este diario. El elemento que falta en esa pregunta es "la cuarcita", y posiblemente también en el discurso de Gómez de Celis. Las paredes de ese pozo están formadas de ese tipo de roca. Por tanto, si el niño tuvo una caída libre de 71 metros y pesaba 12 kilos, alcanzó una velocidad de 9,8 metros por segundo.
Lo que significa que se fue chocando a gran velocidad con las paredes del pozo y encima de él fue formando "un montón de trozos de roca". Así, cuando tropieza con el fondo, muere, y posteriormente, llegan todas esas rocas, posiblemente "con algo de arena, si los familiares intentaron rescatarle arrastrándose desde arriba, una vez se cayó", que hicieron que ese diámetro de 25 centímetros por encima de él quedase colapsado. Aunque insiste, no tendría que haber ningún tipo de arena o tierra en ese tipo de pozo. La obstrucción la formaron las rocas.
Otros expertos no ven razonable que el crío cuando cae, al golpearse con las paredes, provoque desprendimientos en el interior de la cavidad como para generar tanto material que luego se coloca sobre sí mismo y obtura el hueco al completo, de forma tan fuerte y con un grosor de 60 centímetros. Pero lo cierto es que el peso, la velocidad y la distancia sí que hacen posible que todas esas rocas atascaran la cavidad. Según calcula Manuel Regueiro, por cada diez metros que descendió Julen, en base a los datos de esas tres incógnitas, el pequeño arrastró con él 10 centímetros de materiales. Por lo que si hacemos la cuenta, damos con la cifra aproximada de los 60 centímetros que formaban el ancho del tapón.
Además, matiza Regueiro, las rocas podían ser de cualquier tamaño y podían fraccionarse fácilmente ya que las lajas de la roca sobresalían y el niño iba impactando con su peso a una velocidad de 10 metros. Segunda cuestión resuelta.
Si bien, algunos expertos han insistido en que ni siquiera un "potente equipo de succión" que se utilizó al principio del rescate pudo rebajar apenas 30 centímetros del material que contenía el tapón. Pero lo cierto es que el hecho de que no lo pudieran sacar no implica que no se hiciera cuando el niño cayó. Pues según explica el presidente del Colegio de Geólogos no existe ninguna máquina que esté preparada para extraer por ese tipo de diámetros y a esa distancia bajo tierra. Cuando más estrecho es el pozo, menos capacidad extractora hay y el motor pierde mucha carga. Los trozos de roca eran muy grandes y la máquina vio imposible aspirarlos.
Las chucherías y el vaso
Pero otra de las grandes incógnitas que también circula entre los españoles es por qué sí se puedo encontrar en el pozo la bolsa de chucherías y el vaso de Julen, pero nunca se pudo llegar a su cuerpo. Aquí es donde cobraba fuerza la hipótesis de los escombros, pero lo cierto es que todo se debe a la densidad.
La densidad que puede tener una bolsa o un vaso, comparado con el niño, es mínima. Por lo que una vez se cayó el niño, fue mucho más rápido por el pozo, debido a su peso, al igual que las rocas que fue formando.
Es decir que, por su densidad, la velocidad cambia -teniendo en cuenta además que la bolsa de chucherías tenía aire dentro-. Por lo que quien primero tocó fondo fue Julen, después las rocas que formaron el tapón y por último, la bolsa y el vaso, que quedó encima del tapón y que sí pudieron localizar en un primer momento los equipos de rescate. Ambos objetos se convirtieron en la primera evidencia de que el niño podía estar en el pozo.