El almacén lleva casi dos meses cerrado. Quizás, por eso, la puerta, paradójicamente, de primeras, se atasca. Dentro, acumulados, duermen 80 patinetes de Voi. Algunos, todavía en pie; pero la mayoría, tendidos en el suelo, plegados hasta nuevo aviso. Fueron ‘encerrados’ a principios de diciembre. El consistorio, tras un periodo razonable de pruebas, decidió retirarlos en masa después de aprobar la Ordenanza de Movilidad Sostenible. “Lo hicimos para garantizar la seguridad y evitar la saturación de algunas zonas”, justifica el Ayuntamiento en conversación con EL ESPAÑOL. De repente, Madrid se vació. En 72 horas, dijo adiós a todos ellos. Respiraron las aceras, plagadas hasta la fecha, y la ciudad perdió a uno de sus nuevos ‘habitantes’.
Pero, en semanas -como mucho se estima que será en marzo-, los recuperará y se unirán a la extensa oferta de transportes que ofrece la capital (taxis, motos y coches compartidos, BiciMad...). El proceso se encuentra en su fase final. El Ayuntamiento termina de estudiar estos días las peticiones de las 25 empresas que han pedido operar en Madrid. Responderá a todas ellas en los “próximos días” y, entonces, les dará un plazo máximo de “dos meses para implantarse”, revela a este periódico. Hecho esto, 10.000 patinetes volverán a llenar la capital –habían solicitado un total de 101.951–. Eso sí, con otras condiciones. El consistorio no quiere que la capital se convierta en un 'salvaje oeste' de la movilidad.
En agosto, cuando llegó la primera compañía, no existía una legislación firme sobre los patinetes eléctricos. Lime, empresa fundada en 2017 en Estados Unidos y participada por Uber (compañía de taxis VTC) y Alphabet (conglomerado al que pertenece Google), aterrizó en una ciudad sin leyes. Y lo aprovechó. En pocos días, ‘invadió’ Madrid; y en apenas cuatro meses, consiguió que sus usuarios realizaran 100.000 desplazamientos en toda España.
A Lime se le unió la empresa sueca Voi, la segunda más numerosa, que ‘aterrizó’ en octubre, coincidiendo con la aprobación de la normativa municipal. Un mes más tarde, ya tenía a 75.000 usuarios registrados y un total de 175.000 kilómetros recorridos. Después, llegaron Wind (empresa alemana) y Bird (estadounidense). Y, a la cola, se quedaron las dos españolas (UFO y Eskay), entre otras muchas. Porque el Ayuntamiento, ante las quejas de muchos madrileños –se llegaron a organizar grupos de #apartinetes (aparta patinetes) para quitarlos de las aceras–, decidió cortar por lo sano.
El consistorio pidió a todas las compañías que retiraran sus patinetes y modificaran las aplicaciones para adaptarse a la Ordenanza de Movilidad Sostenible. “Nosotros, en menos de 72 horas (plazo máximo que se había dado), quitamos todos de las calles para cumplir con los requerimientos planteados. Desde entonces, hemos estado trabajando para que los cambios realizados en el servicio y la aplicación sean bien recibidos por el Ayuntamiento”, cuentan desde Voi a EL ESPAÑOL. Y, como ellos, el resto de empresas.
Qué ha pedido el ayuntamiento
El Ayuntamiento, tras culminar la retirada de las flotas en diciembre, pidió que todas las empresas (tanto las que operaban como las que no), presentaran sus candidaturas para circular por Madrid. ¿Entre los requisitos? Que cada compañía tenga el mismo porcentaje de patinetes en todos los distritos solicitados. O, dicho de otra forma, que si hay cinco empresas que quieren estar en la zona centro, todas tengan igual número de patinetes (ver mapa adjunto). Pero el consistorio también les ha solicitado que dispongan de una aplicación que muestre por dónde circulan o que tengan un seguro para cubrir los accidentes, entre otras cosas.
En el distrito centro, por ejemplo, sólo podrán circular 360 patinetes. Pero, en zonas con más extensión, como Fuencarral-El Pardo (925) o Moncloa (800), el consistorio permitirá desplegar un mayor número de patinetes. En total, 10.000 estarán disponibles en diferentes puntos de la capital, dependiendo del espacio y de la demanda.
Esta limitación del Ayuntamiento responde a una realidad constatable: Madrid se ha llenado de vehículos. Los patinetes se unirán a los coches y las motos compartidas, a los taxis, presumiblemente a los VTCs, al servicio de BiciMad, a los automóviles privados, a las bicicletas de Glovo y Deliveroo… y a infinidad de vehículos de nuevo ‘cuño’ que han aterrizado en los últimos meses en la capital.
[Más información: 'Karel, el cargador de patinetes que gana 5.000 euros al mes']
Pero este vaivén a la hora de establecer los requisitos también ha supuesto un perjuicio para las compañías de patinetes. Por un lado, la nueva regulación ha supuesto una inversión extra para muchas empresas, que han tenido que actualizar sus aplicaciones después de estar en la calle. Y, por otro, ha retrasado la salida de algunas empresas que lo tenían todo preparado para operar en Madrid antes de la retirada. “Nosotros, por ejemplo, ya estábamos listos, pero hemos tenido que esperar. Ahora mismo, nos dejan probar con un número limitado de 20 patinetes y estamos a la espera de que nos digan cuántos podremos tener en los distritos que hemos solicitado”, cuentan Juan desde Eskay, una pequeña empresa ‘low cost’, a EL ESPAÑOL.
Es más, algunas tiendas de patinetes privados (diferentes a los de alquiler) han visto cómo “sus ventas se reducían hasta en un 40%. Algunas, incluso, han cerrado”, reconocen desde el sector. “La gente, tras la retirada, se creyó que los habían prohibido y eso afectó, pero algunas noticias son las que de verdad nos han hecho daño. Cualquier accidente o cualquier cosa que pasaba se ha magnificado por la novedad (en referencia a las dos muertes por patinetes que se han producido durante este tiempo)”, reconoce Antonio Gómez, miembro de la Asociación de Vehículos de Movilidad Personal, en declaraciones a EL ESPAÑOL.
Regulación de tráfico
Hasta ahora, cada ciudad se ha encargado de modificar sus ordenanzas de movilidad. En Madrid, por ejemplo, las reglas están claras: los usuarios sólo podrán circular por carriles bici, por la carretera o por parques habilitados a un máximo de 30 kilómetros/hora –está prohibido hacerlo por la acera–. “En el resto de España la normativa que se está aplicando es la que corresponde a los patinetes de los niños”, cuenta Antonio a este periódico. Por eso, la DGT, ante la enorme cantidad de peticiones recibidas por los ayuntamientos, estudia aprobar una regulación similar a la de Madrid.
En cualquier caso, la ‘invasión’ de los patinetes es inevitable. Primero será en Madrid –aunque en Zaragoza, por ejemplo, ya operan sin problemas– y después en el resto de España. “Muchas compañías ya están pidiendo la licencia en ciudades como Sevilla, Valencia…”, cuentan desde el sector. A partir de ahí, en cada una de ellas, con su propia regulación, las compañías aterrizarán para ofrecer un nuevo tipo de movilidad. Mientras tanto, los patinetes aguardarán en diferentes almacenes a la espera de que los dejen, de nuevo, salir a las calles.
Noticias relacionadas
- Eva, la erasmus española muerta tras caerle una farola encima en Praga
- Prisa define su hoja de ruta para implantar el muro de pago de ‘El País’
- Gerardo, de estrella del Madrid infantil y amigo de Casillas a activista del taxi
- Embarrando el campo
- Gema López, un año después de su divorcio: así ha sido su gran cambio
- Vocento endurece su muro de pago y deja en abierto solo cinco noticias
- Paula, la ‘barcostopista’ de Castellón que ha viajado por medio mundo sin pagar un solo euro
- Cambiazo de ataúdes en el instante final: el fraude sin testigos de la funeraria El Salvador
- Una mujer haciéndose pasar por pediatra roba un bebé del Hospital de Guadalajara
- 'Cruising' con la Zarzuela al fondo: una tarde en el mayor picadero público de España