Ricardo Baña siempre ha contado que nació en Buenos Aires, que es templario y que comulga con la derecha. Todo eso no es un secreto, se puede ver en su perfil de Facebook. También ha escrito en su currículum que entró en Vox Las Palmas en 2015 y ganó las primarias en 2018. Pero, en su paso por la formación, se le olvidó hablar de lo más importante: que fue condenado a dos años de cárcel y seis meses por un delito contra la Hacienda Pública en 2016 (y necesita pagar 281.000 euros para no pasar por prisión). Eso no lo dijo. Incumplió los estatutos. Hasta que se hicieron públicos sus antecedentes y el partido le exigió presentar su dimisión. Lo hizo. Desencadenó, sin planearlo, la primera gran crisis territorial del partido de Santiago Abascal. Tanto es así, que el mismo día también se cesó a José Luis Moyano, su coordinador, y se disolvió el Comité Ejecutivo Provincial.
Para muchos de sus conocidos, su dimisión no ha sido una sorpresa. Antes o después, piensan, “tenía que caer”. Realmente, su figura siempre ha estado cuestionada. “Nadie sabe a qué se dedica. Él ha dicho, cuando le han preguntado, que trabaja en la venta de plantas de jardinería en una nave compartida, que era consultor empresarial, que tenía negocios… Pero yo nunca vi una de sus empresas. Ni siquiera un solo empleado”, explica un conocido de Ricardo Baña a EL ESPAÑOL. Pero hay más. “Contaba que tenía propiedades en Galicia… Pero hasta que no ha salido lo de sus líos con Hacienda no teníamos ninguna certeza”, prosigue la misma fuente.
Su liderazgo en Vox, sin embargo, ha abierto la caja de los truenos. Ricardo Baña entró en 2015 en la formación y formó parte del primer Comité Ejecutivo Provincial cuando apenas había “30 o 40 afiliados”. Después, tras las elecciones generales de 2016, dio un paso al frente y, en 2018, ganó las primarias. Desde entonces, había sido la cabeza visible del partido en Las Palmas. Eso sí, con cierta polémica por sus convicciones religiosas: “No entendíamos como alguien que se declara templario puede mezclar eso con su puesto en la formación”, cuentan afiliados de Vox a EL ESPAÑOL.
Ricardo Baña, en efecto, tiene una particularidad: es un conocido templario en Las Palmas. Su cargo, de hecho, es “Gran comendador de las Islas Canarias en la Soberana y Militar Orden del Temple de Jerusalem”, tiene escrito en su estado de Facebook. “Ha llevado a tal extremo su devoción que cinco de los seis miembros del Comité Ejecutivo Provincial de Vox se han hecho templarios. Él los ha ordenado”, cuenta una persona cercana al argentino.
Pero su condición religiosa no ha sido lo que le ha apartado de la formación. Ha sido su desliz con la Agencia Tributaria. Ricardo fue condenado a dos años y seis meses de cárcel cuando era administrador mancomumado junto a Jorge Javier Pousada en la sociedad Ibertowers Canarias S.L. por la compra y posterior venta de unos terrenos en Antigua (Fuerteventura). Entonces, adeudó un total de 281.539 euros, según publicó Canarias7. Ahora, tiene la opción de evitar ir a prisión si cumple dos condiciones: abonar su deuda tributaria antes del 14 de enero de 2021 y no delinquir durante tres años.
Lo haga (o no), su dimisión no es el único problema que ha tenido Vox en las últimas semanas. José Luis Moyano Fabián, el que era su coordinador en la formación, también está siendo investigado por presuntos delitos de estafa, administración desleal, apropiación indebida, falsedad documental y coacciones. Pero esto no es lo que ha hecho que su partido lo cese. No, lo han hecho sus amenazas hechas al policía que lo ha denunciado. “Quién sabe si un día soy ministro del Interior”, reconoció, en un grupo de WhatsApp.
“Vergüenza me da que seas Policía Nacional al que pagamos porque yo sí pago para que, en vez de garantizar que se cumplen las normas, te estés dedicando a cometer actos que podrían ser delictivos”, escribió Moyano en un grupo de WhatsApp en el que pronunció su nombre. ¿Y qué hizo el partido? Apartarlo por amenazas y comportamiento inadecuado. “Y luego una mujer me denunció porque tenía armas de fuego”, prosiguió. Y, en efecto, las tenía de cuando tenía licencia de tiro. Es más, hacía gala de ello en Instagram.
La situación ha llegado a tal punto, que el Comité Ejecutivo Nacional ha tenido que disolver el Comité Ejecutivo provincial. Es decir, Vox Las Palmas será entregado a partir de ahora a una gestora que será la que lleve las primarias. "Con mucho cuidado, porque después de lo que ha pasado", cuentan personas cercanas al partido. "No sabemos ni siquiera si vamos a llegar a las elecciones", sentencia. Lo que sí es seguro es que lo van a hacer sin Bañas, sin templarios y, presuntamente, sin que su líder tenga delitos.
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