El cazador que mató a un niño en Sevilla utilizó munición ilegal: Luis Antonio, el arquitecto argentino
El primer informe de la Guardia Civil recoge que el autor del disparo pudo utilizar postas a pesar de no estar permitido. También salió de su puesto.
21 febrero, 2019 04:18Noticias relacionadas
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Luis Antonio Gasparini, presunto autor del disparo que mató a un niño de cuatro años en una cacería en la Finca La Lapa, en Guillena (Sevilla), lleva décadas viviendo en El Puerto de Santamaría (Cádiz). Allí, tiene un estudio de arquitectura (Fernández y Gasparini) y es una persona reconocida. Pero, desde que participara en la fatal montería, “no se le ve –explica la familia del menor fallecido–”. Un mes después, todo indica a que cometió varias irregularidades. El primer informe de la Guardia Civil señala, de forma preliminar, que pudo usar munición prohibida (postas) –aunque todavía lo tienen que confirmar el estudio de armas y el balístico– y que “salió de su puesto de caza”.
El arquitecto argentino, imputado por homicidio imprudente, “subió hasta la zona más alta, a unos 25 metros de distancia de su puesto” y “disparó en dirección contraria a la que tenía indicado si hubiera estado en su lugar”, explica el informe de la Guardia Civil. El resto es consabido: la bala alcanzó al pequeño Aitor, que cayó al suelo vestido de cazador (ropa de camuflaje, botas y escopeta de juguete) “colocado correctamente, justo en la marca de señalización”. Es decir, en principio, sin hacer nada ilegal: los agentes reconocen que no han encontrado ninguna prohibición respecto a la presencia de menores de edad como meros observadores siempre que estén acompañados o tutelados por mayores.
El niño, de apenas cuatro años, había acudido a la montería junto a su padre, su tío, su abuelo –era el que había comprado el puesto para cazar y el que le había transmitido la pasión al pequeño– y un hermano de éste. Luis Antonio disparó y mató a Aitor. “Ni siquiera se acercó para auxiliarlo. Sabía lo que había hecho, pero se dio media vuelta y se marchó”, recuerda José Antonio Ávalo, su progenitor, en conversación con EL ESPAÑOL. Desde entonces, añade, “no ha tenido la decencia de mostrar su rostro”.
Luis Antonio, prosigue el padre del pequeño Aitor, todavía no les ha pedido perdón por lo ocurrido. “Después de declarar, le di una tarjeta con mi número de teléfono a su abogado. Me hizo llegar una carta modelo, en la que dice que se pone en mi situación, que no ha tenido la oportunidad de tener hijos… Pero ni se disculpa ni dice sentirse culpable”, explica. Está, eso sí, recibiendo tratamiento psicológico por lo ocurrido.
Todo apunta a que Luis Antonio, más allá de salir de su puesto, llevó “postas” a la cacería. ¿Por qué? “Porque si disparas a poca distancia, aunque no tengas mucha maña, al salir las bolas (tiene entre siete y nueve cada cartucho) en varias direcciones, te aseguras matar al animal”, explican desde Alba Armeria. ¿Y por qué es munición prohibida? “Porque es peligrosa”. Así de sencillo. Ni más ni menos.
Militante de Podemos y arquitecto reconocido
Luis Antonio se define como “arquitecto todo terreno” en Linkedin. Ha ejercido, concretamente, desde 1988 entre Argentina y España (aquí desde 1990); ha trabajado para el sector público y el privado; ha dirigido proyectos de vivienda, educación, servicios sociales y comerciales; y muchas otras cosas: diseño de interiores, informes periciales… Todo, según reconoce en su perfil oficial. Pero, más allá de su labor profesional, ha sido simpatizante de Podemos desde el principio. Es más, Elina, su mujer, llegó a firmar en 2015 un manifiesto contra el apoyo al PSOE de la plataforma Levantemos El Puerto (marca de Podemos).
Todo eso, antes de que llegara ese fatídico día en la cacería, por la que Luis Antonio está imputado por homicidio imprudente. Pero los errores, según el informe de la Guardia Civil, no han sido sólo suyos. También de cómo se desarrolló la montería. De hecho, tres de los cinco puestos no estaban montados de forma correcta porque entre ellos no había una distancia mínima de 150 metros sin la existencia de obstáculos, según la Ley de Caza de Andalucía.
Otra de las irregularidades es que la señalización no era correcta en los accesos a la finca y caminos colindantes. Además de que los puestos habilitados eran dobles. Es decir, estaban compuestos por dos tiradores que se alternaban en los disparos, algo que también está prohibido por la misma legislación. Todo, por esclarecer a raíz de la muerte de Aitor.