“Francis el panaero ya no parece de Pilas”, se queja José, un vecino que roza los 80 años y que la tarde del pasado miércoles tomaba café en un bar junto a otros parroquianos de su misma quinta. “Donde para más es en Villamanrique, de donde es la mujer con la que está. Ese niño, desde que le tocaron tantos millones, dejó su motillo y su furgoneta de reparto y casi casi que desapareció. Él y su familia, ¡eh! Pero claro, es que fue tantísimo dinero… A mí me ponen a contarlo y me pierdo”.
José se refiere a Francisco Manuel Delgado Rodríguez, un panadero de Pilas (Sevilla) que el viernes 13 de mayo de 2011 probó suerte comprando un boleto del Euromillón en una administración de la capital andaluza. Tenía 36 años. Estaba soltero. El lunes siguiente, con 121 millones de euros en el bolsillo, echó el candado al obrador de su padre, con quien trabajaba desde adolescente porque no le iban bien los estudios.
A Francis, como todo el mundo le conoce en Pilas, dejó de sonarle cada día el despertador a las dos de la madrugada y nunca más volvió a repartir pan por bares y tiendas de comestibles. Desde entonces, en el pueblo cuentan que jamás se le volvió a ver subido a su antigua Vespa o a su furgoneta Berlingo con la ropa manchada de harina y con un saco de barras de pan a la espalda.
En la localidad donde nació explican que ahora tiene casa en Miami, que a su padre le puso un chófer privado y que ha pagado viajes por medio mundo a sus amigos de toda la vida y a la familia de la mujer a la que enamoró.
Ahora, ocho años después de aquel sorteo, Francis se ha hecho un injerto de pelo y algún que otro retoque estético más, cincela sus músculos en un gimnasio de Sevilla, viste ropa de grandes firmas, viaja en clase business y se hospeda en los mejores hoteles del mundo. Este pasado jueves, EL ESPAÑOL lo encuentra conduciendo por las calles de la capital andaluza uno de sus últimos caprichos, un todoterreno Porsche Cayenne de 160.000 euros. Calderilla para él.
En la actualidad, este afortunado panadero tiene pareja y es padre de un bebé de un año. La mujer con la que comparte coche y también su riqueza se llama Rosario. La conoció mucho antes de que le tocara el premio. Ella, de Villamanrique de la Condesa, un pueblo a 6,5 kilómetros de Pilas, se dedicaba a limpiar casas, entre ellas la de una de las tres hermanas de Francis. Ahora, juntos, su vida se asemeja a un cuento. El expanadero no se volvió loco y se enamoró de alguien que siempre tuvo cerca.
“Menudo pelotazo dio esa chiquilla”, explican a este reportero varias mujeres que hacen cola para pagar en un ultramarinos de Villamanrique. "Ojalá se hubiera llevado a mi niña, que la tengo en casa sin hacer ná y encima me mete al novio allí casi todo el día", dice una señora que con sus palabras despierta las carcajadas del resto. “O a mi marido”, suelta otra.
Pero Francisco tiene clavada una pena en el pecho, cuentan quienes lo conocen. Su padre, Juan, el hombre que le enseñó el oficio de amasar y hornear el pan, murió hará un par de años. Tenía problemas de corazón. Cuando se enterró, el hijo de su único hijo varón todavía no había llegado al mundo.
“Francis siempre dice que le hubiera gustado que su padre conociera a su hijo, pero no puedo ser”, dice un primo del panadero de los 121 millones de euros. “Disculpa, entiende que no pueda contarte nada más”, finaliza.
Más rico que antes
En 2011, Francisco Manuel Delgado se convirtió en el acertante del segundo mayor premio de la historia del Euromillón. La primera era una mallorquina de 25 años que en 2009 se llevó 126 millones. Ese ranking lo encabeza ahora la persona que en octubre de 2017 selló su boleto en una administración de un centro comercial de Las Palmas de Gran Canaria. Se embolsó 190 millones. Nunca ha trascendido quién es.
Francis Delgado ha seguido amasando fortuna en estos últimos ochos años. Ahora es más rico que antes. El panadero ha hecho bueno el refrán de que “el dinero llama al dinero”. En 2013, dos años después de tocarle el premio, tenía depositados 75,4 millones en tres sociedades de inversión de capital variables, las conocidas como Sicavs. Eran Delquin Inversiones, Noviembres Inversiones y Eudel Inversiones, las tres radicadas en Madrid. Hoy, según la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el capital reunido en ellas alcanza los 90,6 millones.
Todo ese dinero está depositado en el Banco Santander, la entidad bancaria que en 2011 captó al panadero. Por aquel tiempo se dijo que era una de las cinco personas con mayor liquidez del país. En Pilas dicen, aunque nadie sabe si es cierto o no, que por ingresar los 121 millones de euros en una cuenta del banco 'rojo', a cambio recibió un majestuoso dúplex a cinco minutos a pie de la Catedral de Sevilla y varias plazas de garaje con acceso privado hasta el inmueble.
Pese a confiarle su dinero al Santander, la gestión de sus activos varía. Por ejemplo, todo el capital de Eudel Inversiones lo ‘mueve’ JP Morgan, una de las empresas de servicios financieros más antiguas del mundo. Así, Francis ha invertido parte de su fortuna en Red Eléctrica o en Ebro Foods, el mayor grupo del sector de la alimentación en España.
"Le dijeron que no arriesgara"
Mucho de ese dinero depositado en Sicavs también se destinó a la compra de bonos del estado (renta fija) cuando estaban por encima del 4%. Ahora ronda el 1,40%. Francis, bien asesorado, desplegó una estrategia conservadora.
“Antes se levantaba a las dos de la mañana para hacer pan. Sabe lo que cuesta hacer dinero. Le dijeron que no arriesgara y que viviera de las rentas. Le ha ido bien y eso sigue haciendo”, explica una persona de su círculo más cercano en Pilas y con quien todavía guarda una estrecha relación.
En las tres sociedades presididas por Francisco Manuel Delgado aparecen como consejeras dos de sus tres hermanas, María Dolores y Eugenia. La otra se llama Maribel. Ninguna vive ya en Pilas. Como él, residen a caballo entre Sevilla y Madrid, aunque con sus familias han recorrido medio mundo.
Después de la muerte de su padre, Francisco y ellas decidieron que su madre, Pepa, dejara el caserío que su hijo les había construido a las afueras de Pilas y se fuera a vivir a casa de una de ellas, donde la anciana madre reside actualmente.
“Al principio, las hermanas también vivían aquí en unos chalets que les hizo el panadero. Luego, sólo se quedaron sus padres. Francis se marchó como un rayo, desapareció de las redes sociales y, desde entonces, es muy receloso con su vida privada. Después de tocarle el dinero, un día vino a la feria del pueblo y se tuvo que ir del agobio. Todo el mundo le preguntaba y se acercaba a él. No debe de ser sencillo gestionar esa fortuna de la noche a la mañana”, cuenta el dueño de un negocio próximo a donde él y su padre tenían la panadería, en la calle Murillo de Pilas.
“Hoy lo tiene de garaje. Ya he perdido la cuenta de cuántos coches tiene, la verdad: su Cayenne, el que le compró a su padre, un mini, una moto BMX 1200…”
Bautizo en restaurante privado a pie de playa
Francisco Manuel y Rosario se conocen desde mucho antes de que él se convirtiera en multimillonario. Ella, que limpiaba varias casas en Pilas y Villamanrique, trabajaba en la vivienda de una de las hermanas del panadero.
En las dos poblaciones aseguran que llevaban “años viéndose", pero que no tenían una relación formal. “Coincidían los fines de semana en algunos sitios, se veían un rato y luego cada uno volvía a su vida”, explica una amiga de Rosario que quiere permanecer en el anonimato.
Ahora, Francis y Rosario son pareja. En Villamanrique nadie sabe concretar cuándo formalizaron su relación. Ni siquiera si están casados o no. Lo que sí se conoce es que el verano pasado bautizaron a su hijo y que lo celebraron en el restaurante La Cabaña, a pie de playa de Matalascañas (Huelva), donde la pareja también tiene casa y suele pasar muchos fines de semana.
En el menú hubo gamba blanca a mansalva y se sirvieron los mejores vinos blancos del país. Cuentan que, ese día, el panadero retirado cerró el local para él y los suyos, y que pidió dejar los móviles a un lado para evitar que las fotos del festejo llegarán a manos inapropiadas.
Uno de los asistentes al bautizo dice que no quiere entrar en detalles por “respeto a Francis y a Chari”, como llama a Rosario. “Yo me alegro mucho por ellos, la verdad. Siguen siendo gente humilde, cuando podrían haberse vuelto imbéciles. Si se dejan ver menos es porque así ha de ser. Pese a llevar una vida de cuento, Francis siempre teme por su seguridad”.
Un chófer para llevar a su padre a los toros
Pese a que Francis se esfumó de Pilas días después de que le tocara el premio, y a que años más tarde también salieron del pueblo sus tres hermanas, los padres, Juan y Josefa, siguieron residiendo en la localidad donde formaron una familia.
Francisco Manuel Delgado mandó que les construyeran una mansión a las afueras del pueblo, en una urbanización conocida como Las Veinte. La casa tiene piscina, jardín, garaje y cámaras de videovigilancia en cada esquina para evitar visitas indeseadas. Muy pocos saben cuánto costó aquella obra, pero un vecino con un chalet muy cerca de allí dice que “ahora mismo nadie la podría comprar por menos de tres millones de euros”.
Antes de morir, Juan el panadero, padre de Francis, iba cada día a tomar café a la Sociedad Recreativa y Cultural Murillo, un club social fundado en 1944 que en Pilas se conoce popularmente como 'el Sindicato' porque es heredero del Sindicato Agrícola Católico. Allí, entre vecinos ya ancianos, contaba que su hijo le había asignado un ingreso mensual de 6.000 euros para que él y su madre pudieran vivir sin estrecheces económicas.
Juan, el padre panadero, era un enamorado de los toros. Uno de los caprichos que le financió su hijo fue poder recorrer España de corrida en corrida. Para ello, el patriarca de los Delgado contrató como chófer particular a Tiburcio Cruz, que ha trabajado llevando a las plazas a la cuadrilla, entre otros, de Manuel Jesús Cid Salas, ‘El Cid’.
Este periodista se ha puesto en contacto con Tiburcio Cruz para conocer más detalles acerca de los últimos años con vida del padre de Francisco Manuel Delgado. “Lo siento, no voy a contar nada de Juan el panadero. Fue un señor conmigo y nunca hablaré de él, ni bien ni mal”.
"Es rico de cartera y de corazón"
Ahora que son padres de un bebé de un año, Francis y Rosario viajan menos. Pero juntos han estado en Francia, en EEUU, en el Caribe… Cuando viajaron a Nueva York se hospedaron en el JW Marriot Essex House, pegado a Central Park. Se alojaron en una de sus suites en Manhattan a 700 euros la noche.
Pero los dos son personas muy apegadas a sus familias. Por eso, casi cada día, la pareja se monta en su Cayenne y sale de su escondite en Sevilla, a cinco minutos a pie de la Catedral y la Giralda, para acercarse a ver a los padres de Rosario en Villamanrique.
En el pueblo cuentan que Francis se desvive por sus suegros y que ha ayudado económicamente a los hermanos de Rosario. “El padre de ella sufre problemas de huesos desde hace años, como toda su familia. El chiquillo lo está llevando a los mejores médicos de España para que le ayuden”, cuenta una vecino que vive unas casas más abajo que los padres de Rosario. “Ese niño es rico de cartera y de corazón”.