La desaparecida Mónica estaba bajo tierra en el jardín de su exnovio 'Tete': localizada con georradar
Vida de las víctimas (20): Los Mossos encuentran su cadáver en el jardín de la casa de Jaume, con el que convivía. Discutieron antes de perderle el rastro a la catalana hace 10 meses.
20 junio, 2019 04:20Noticias relacionadas
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Jaume Badiella (Terrasa, 1965), en agosto del año pasado, denunció la desaparición de Mónica Borràs, su expareja, con la que llevaba conviviendo un tiempo. “Yo no sé dónde está”, se exculpó entonces. Durante 10 meses, lo estuvo negando a pesar de las acusaciones de muchos de sus vecinos. “Algo tiene que ver”, especulaban, en un runrún constante que, por fin, ha cesado. Este miércoles, los rumores se han convertido en certezas: el principal sospechoso fue detenido por la mañana y, horas después, los Mossos d’Esquadra localizaron un cadáver –presuntamente, de la propia Mónica– en el jardín de la vivienda de Jaume, al que todos llamaban cariñosamente ‘el Tete’.
A las 10 de la mañana, los Mossos d’Esquadra abrieron la casa acompañados del propio Jaume. Un georradar los llevó al jardín y allí, empezaron a excavar. Pero, en un primer momento, no consiguieron dar con ella. Lo hicieron, tras una pausa para comer, por la tarde. Entonces, encontraron un cadáver. En principio, se trataría de Mónica Borràs, a la que buscaban desde agosto de 2018, cuando se le perdió la pista tras discutir con su exnovio. La última vez que se vio a la mujer con vida, no llevaba consigo ni su bolso, ni su teléfono ni su documentación personal y tampoco consta que utilizara un vehículo. Eso fue lo que hizo pensar a los investigadores de que podía tratarse de una desaparición en contra de su voluntad. Y, en efecto, así parece que fue.
La historia de amor de Jaume y Mónica ha acabado de la peor forma posible. Ambos se conocieron de pequeños. Él era un cerebrito. Listo como el hambre, nunca había sido muy social, pero siempre se rodeó de personas relacionadas con la cultura popular y política catalana. Autodeclarado independentista, había trabajado como programador, instalador y administrador de sistemas; y hablaba cuatro idiomas (catalán, francés, inglés y gallego).
Jaume la visitó en Bélgica
Con Mónica había tenido una relación durante un tiempo, cuando ella, todavía afincada en la Ciudad condal, trabajaba en estudios de diseño de Barcelona. Pero su historia de amor se acabó antes de lo esperado por Jaume. Sus trastornos de personalidad la llevaron a buscar acomodo en Bélgica. Allí, vivió un tiempo y hasta allí acudió Jaume para visitarla. De hecho, el propio ‘Tete’ publicó fotos de su visita, pero en ninguna aparecía con ella, aunque todo incida a que se vieron porque ella decidió volver a Barcelona.
A la Ciudad condal, llegó hace más de un año, aquejada por una depresión que la había llevado al límite y que sólo dejaba atrás cuando se iba a pasear con sus perros, a la montaña, a algún camping o a hacer submarinismo. De hecho, el sábado antes de desaparecer había estado en unos cursos de iniciación y perfeccionamiento en la Playa del Aro.
Jaume, en su regreso, la acogió en su casa, alquilada a un amigo. Con ella, volvió a compartir momentos y opiniones políticas. Mónica también era partidaria de la independencia y, siempre que podía, acudía a cualquier manifestación separatista. Hasta que en agosto, desapareció sin dejar rastro. Los Mossos, en un primer momento, sospecharon de él. De hecho, llegaron a estar en la vivienda donde finalmente ha sido encontrada. Pero no la encontraron.
Y, durante 10 meses, Jaume mantuvo el secreto. Hasta este miércoles, cuando, finalmente, condujo a los agentes hasta el jardín donde estaba enterrado el cadáver. No se ha confirmado, obviamente, que sea ella, pero todo apunta a que así es. Ahora, la pelota está en el tejado de los forenses, que le practicarán la autopsia para intentar corroborar que se trata, en efecto, de Mónica, y de cuáles han sido las causas de su muerte.
Mónica Borrás es la vigésima mujer asesinada este año por su pareja o expareja. En España, en 2019, también han sido asesinadas Mónica Asenova, de 29 años; Piedad, de 51 años; Juana Ureña, de 47 años; Irene López; Nelea, de 22 años; María Soledad Bobet; Gloria Tornay Naranjo, de 58 años; María José Aboy Guimarey, 43 años; Estrella Domínguez, 63 años; Sheila Chazarro Moyano, 29 años;Daría Oliva Luna, 20 años; Rosa María Concepción Hernández, 60 años; Rosa Romero Rueda, 69 años;Rebeca Santamalia, de 47 años; Romina Celeste, de 28 años; Leonor Múñoz González, de 47 años; Rebeca Alexandra Cadete, de 26 años. La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 47 mujeres asesinadas en 2018 y 53 mujeres en 2017.