El triunfo de 'Letizia I de España': así venció a sus suegros e impuso su orden en Zarzuela
La Reina ha tomado el mando en la Casa Real, pero a partir de ahora tendrá que compartir cartel con su hija Leonor, la próxima reina de verdad.
19 junio, 2019 04:07La Reina Letizia se despertó, el pasado lunes, en una de las 100 habitaciones que tiene el Castillo de Windsor, en las afueras de Londres. No era su primera vez, ya lo hizo cuando se alojó allí en julio 2017 durante la visita de Estado que realizó a Inglaterra con su marido, Felipe VI. Pero seguro que abrir los ojos en un sitio como ese sigue impresionando. Y más a Letizia, que no llama a Isabel II Tía Lilibeth como sí hace el Rey; para ella, sigue siendo Su Majestad.
Sin embargo, la mañana del lunes se sentía más reina que hace dos años, y no vamos a hablar que hace cinco, cuando estrenó su cargo el 19 de junio de 2014. Letizia I de España ha crecido mucho: ha tomado el mando en Zarzuela, ha asumido el poder en la Casa Real y ha impuesto su línea personal en la política y en su reinado.
Sólo hubo que ver cómo se desenvolvió durante la ceremonia de la entrega de la Orden de la Jarretera a Felipe VI, hablando de forma distendida entre princesas, condesas y duquesas. Ella nació en Oviedo y creció en un barrio de clase media de Madrid. Pero de eso hace ya una eternidad. Aunque hay pequeños detalles que le hacen volver a sus orígenes. Letizia no se muestra relajada en este tipo de actos. Sabe que se le mira con lupa y cualquier pequeño error es magnificado. Muy al contrario que su amiga -y colega- la Reina Máxima de Holanda, que no para de sonreír y se muestra relajada y tranquila, la española no lo consigue. No termina de sentirse de la liga de las royals. Y el sentimiento, probablemente, es recíproco. Un pequeño detalle que ocurrió este lunes lo dice todo. En su encuentro con Kate Middleton, la duquesa de Cambridge tendría que haberle hecho la tradicional reverencia porque Letizia es Reina y ella -aún- no. Sin embargo, no fue así. Esto no molestó a la esposa de Felipe VI (ellos no son de este tipo de gestos), pero le dolería un poco en su corazoncito de reina.
Este miércoles se cumple un lustro de su subida al trono de la mano de su marido, Felipe VI. Los Reyes quieren celebrar este aniversario entregando, en el Palacio Real de Madrid, las Medallas al Mérito Civil. Al lado de la Reina estarán sus hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.
¿Quién dijo que ser Reina era tarea fácil?
Han sido cinco años muy duros. ¿Quién dijo que ser Reina era tarea fácil? Nunca lo ha sido y menos en una época en la que la monarquía entra dentro del debate político. Y puestos a cuestionar la institución siempre es más fácil hacerlo sobre el eslabón más débil: la consorte. Su papel ni si quiera está descrito en la Constitución ni en ninguna norma de la Casa Real. Letizia ha concitado todo tipo de críticas -con razón o sin ella- desde el primer día. Aquel en el que aún prometida del Príncipe de Asturias se permitió tener voz propia. "Déjame hablar", cortó al futuro Rey el día de su presentación en sociedad, el 6 de noviembre de 2003. Hay que reconocerle que, pasados los años, sigue sin rendirse. Ese es su carácter y lo muestra cada día en su trabajo.
No es la Reina Letizia quién escoge a dónde va o con quién va. Es su equipo bajo las órdenes de el del Rey quien decide la agenda del matrimonio real. Al menos, sobre el papel. Pero en su cara se nota cuando está a gusto y cuando no. A la Reina le cuesta ejercer de mera consorte y no aportar nada más que su presencia. Por eso a veces es tan hierática que termina siendo el centro de atención por ello.
No ha ocurrido así estos últimos meses donde se ha mostrado más cercana y dicharachera. La prensa que la acompañó en su último viaje de cooperación a Mozambique así lo ha contado. "Estuvo muy amable. Hacía mucho que no la veíamos así con nosotros, relajada y cordial. Nos buscaba incluso para preguntarnos qué tal lo estábamos viendo todo", cuenta una de las personas que estuvieron con ella en el país africano. Tanta deferencia con sus acompañantes tiene otra explicación. Los mismos compañeros lo achacan a la presencia, estas últimas semanas, de una persona nueva en el entorno de los habituales de Zarzuela: la periodista alemana Annette van der Heyde.
La germana trabaja para la cadena de televisión ZDF, una de las que más audiencia tiene en el país. La reportera alemana lleva dos meses siguiendo a la Reina allá a donde va para hacer un reportaje sobre ella. Ha hecho lo mismo con Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica, en una serie de episodios sobre la realeza europea. La Reina Letizia ha mostrado su lado más amable pensando, sobre todo, en la audiencia de Alemania. El programa durará cuarenta minutos y se emitirá en prime time después del verano.
La revolución de Letizia I de España
En estos cinco años, su evolución de periodista a reina, que ella atribuyó al "impagable ejemplo" de la reina Sofía, sin más que nada bonitas palabras. "La monarquía renovada para un tiempo nuevo" -como fue presentada la llegada de Felipe VI- ha sido en el papel de Letizia, una verdadera revolución. La esposa de Felipe VI es, con diferencia, la persona de la familia real que más espacio ocupa en los medios de comunicación. Aunque a veces le gustaría no hacerlo.
En estos cinco años ha protagonizado dos graves polémicas que han menoscabado su imagen ante la opinión pública. El primero: los mensajes de texto que envió a Javier López Madrid y que salieron a la luz con motivo del caso de Las tarjetas black de Bankia. La frase compi yogi le perseguirá siempre. La segunda -y todavía más grave-: la llamada Crisis de las reinas, cuando impidió delante de toda España gracias a los móviles que su suegra, la intocable Sofía de Grecia, se hiciera una fotografía con sus hijas al final de la Misa de Pascua en la catedral de Palma de Mallorca aquel infausto día, el 1 de abril de 2018.
La revolución de Letizia I de España ha estado en los pequeños detalles. La reina es una mujer firme en sus convicciones. Desde que llegó a la escena pública, su obsesión por la salud y la nutrición no entiende ni de protocolos ni de tradiciones. Letizia no bebe alcohol y poco le importa que se brinde por la amistad entre Inglaterra y España ante la mismísima Isabel II, que ella tras chocar con su copa ni se moja los labios con el champán que la llena.
La llegada a Zarzuela de Letizia fue un huracán, pero reposado. Siendo una mujer inteligente, la periodista ha ido -granito a granito- logrando sus propias victorias. Batalla a batalla ha ido ganando la guerra de cambiar las cosas. No para que vayan mejor, sino para que se hagan a su estilo, como a ella le gustan. Una de sus primeras decisiones, dicen que tomada a la limón con el Rey, fue elegir como Jefe de Comunicación a una persona que había salido de Zarzuela por decisión del anterior equipo, el de don Juan Carlos. Jordi Gutierréz era el segundo en ese departamento cuando Juan Carlos era Rey y tras una fuerte discusión interna se decidió que dejara la Casa. Esta decisión sentó fatal a los entonces Príncipes y a Jaime Alfonsín y lo primero que hicieron cuando fueron proclamados fue traerlo de vuelta y hacerle Jefe.
La rotunda victoria contra Juan Carlos
Esta fue la primera batalla ganada a su suegro, que ha terminado pidiendo desde el banquillo la retirada forzosa del terreno de juego. Juan Carlos comenzó el día 2 de junio su jubilación de los servicios a la Corona después de cinco años en los que ha ido perdiendo titularidad y convocatoria. Desde su abdicación han sido pequeños gestos que le han ido minando: como mandarle a un despacho en el Palacio Real -al que no ha querido ir nunca- o el no dejarle viajar a las tomas de posesión de los nuevos presidentes iberoamericanos. El caso es que la victoria de Letizia sobre su suegro, que nunca ha sentido por ella ningún cariño, ha sido rotunda y absoluta.
El caso de su suegra es distinto. Su marido Felipe tiene una estrecha relación con su madre a la que cuida y protege. Doña Sofía nunca se va a retirar de la vida pública, como ha hecho su marido. Ella morirá al servicio de la Corona. Y aunque la Reina actual había conseguido casi hacer desaparecer a la Emérita, el caso es que el incidente de Palma de Mallorca hizo que su popularidad creciera como la espuma a la vez que bajaba la de su nuera. Por ahora, la Reina Sofía es intocable.
Lo que no ha cambiado mucho es estos años desde su llegada al trono ha sido su matrimonio con don Felipe. Los reyes tienen una relación que se basa en cuatro puntos de un acuerdo no escrito: salir solos una vez a la semana, la familia no se toca, los amigos son sagrados y la educación de sus hijas al 50%.
Ha pasado un lustro desde que Letizia Ortiz ostenta el título de Reina. Durante estos años hemos contemplado la mutación de su cambio físico. Los tratamientos de belleza a los que se somete están haciendo desaparecer las expresiones de su rostro. Pero también hemos visto cómo ha ido tomando el control del escenario, que ya es completamente suyo. Ha vencido en su pulso a Juan Carlos y a Sofía, a sus cuñadas Elena y Cristina, y ha saltado por encima de las familias del uno y del otro. El futuro está por venir. Ahora hay que ver cómo se desarrollan los acontecimientos, ya que este verano se abre el telón para otra protagonista: Leonor, la Princesa de Asturias.
La reina Letizia, la madre obsesiva, tendrá que compartir cartel con su propia hija Leonor. Su problema no serán los celos, porque ella es una devota de sus hijas. La tensión escénica surgirá si no se da cuenta de que está dejando de ser una niña para convertirse en la próxima reina de verdad.