Las Palmas de Gran Canaria
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Un sábado de octubre de 2021, tres años antes de llegar a El Hierro, Imran, un hombre alto, delgado y de tez oscura, caminaba por las amplias y arboladas avenidas de Islamabad, Pakistán. Mientras el calor moderado de la tarde envolvía la ciudad, pensó en huir del lugar. Emigrar fuera, como habían hecho antes muchos de sus amigos. La idea ya la tenía. Ahora sólo faltaba encontrar el dónde y el cómo.

Emiratos Árabes Unidos, pensó. Y lo tuvo relativamente fácil. Tras conseguir el dinero necesario para llegar hasta Dubái en vuelo directo, le esperó el recibimiento que ya habían tenido antes el millón y medio de pakistaníes que viven en uno de los siete emiratos: la construcción. Pero pasaron dos años y el mismo hombre alto, delgado y de tez oscura comenzaba a enconvarse.

Fue cuando entonces alguien le dijo que en Europa se vivía mucho mejor. "Me lo pusieron todo muy fácil", dice. Le prometieron, a cambio de todos sus ahorros, un vuelo hasta Nouakchott (Mauritania), el visado de entrada al país, un alojamiento en la capital durante unos días, desplazamiento en autobús hasta el puerto de Nuadibú y, después, sólo unos días de oscuridad hasta llegar a las Islas Canarias, donde, creyó, todo sería luz.

La historia de Imram, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL bajo la premisa de mantener su anonimato, es la de una de las 65 personas de Pakistán que han llegado recientemente en un cayuco al puerto de La Restinga, en la isla canaria de El Hierro. Un hecho sin precedentes —únicamente sucedió algo similar en 2021, cuando tres pakistaníes llegaron a Fuerteventura— que puso en alerta a todas las autoridades, desde el Ministerio del Interior hasta Frontex, la Agencia Europea de control de fronteras.

La mafia bangladesa

El precio de llegar desde Pakistán hasta las Islas Canarias es de 13.000 euros —en ocasiones, también la propia vida— y detrás del viaje no está una agencia sino una organización criminal transfronteriza de origen bangladesí. La Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Policía Nacional de Las Palmas lo investiga desde, al menos, 2022. Aquel año llegaron a las costas de Gran Canaria nueve bangladesíes que, de la misma manera que ha sucedido ahora con los 65 pakistaníes, llamaron la atención de las autoridades fronterizas.

Tras conseguir varios testimonios, los agentes de la UCRIF se fueron aproximando poco a poco a una trama que ponía al descubierto el negocio de las mafias de la inmigración irregular en el África occidental. "Desde Bangladés contactan con personas de origen pakistaní que quieren emigrar a Europa. Y tras el pago les trasladan, a través de la India y los Emiratos Árabes, hasta Mauritania en avión", explican fuentes de la investigación.

Barcos de pesca en Nouakchott, Mauritania.

Barcos de pesca en Nouakchott, Mauritania. Mohamed Messara / EFE

"Una vez en Mauritania, cuentan con la ayuda de una persona asentada en el país africano y con contactos en los controles de inmigración en el Aeropuerto de Nouakchott, que les facilita la entrada", precisa la misma fuente. Pero aunque este control migratorio pudiera parecer el final de una larga travesía, para muchos es tan sólo el principio. Los migrantes son alojados en hoteles propiedad de miembros de la organización criminal, que les exigen un nuevo pago por "gastos extraordinarios".

Comienzan a contraer una deuda por la que, usualmente, son obligados a comenzar a trabajar en la capital de la república islámica. Es este punto donde aparece el supuesto cabecilla de la organización, un bangladesí alias Mastermind, que, según varios testigos protegidos, es el encargado de gestionar "todo" desde Nouackchott. Propietario a su vez de varios restaurantes en la capital, fuerza a los migrantes a trabajar para él con el fin de poder solventar esa deuda mencionada previamente. 

Una vez los migrantes reúnen el dinero suficiente para poder marchar, los responsables de la organización —bangladesíes todos, recordemos, con base en Mauritania— subcontratan cayucos de subsaharianos que van a marchar hasta las Islas Canarias. Cobran, por el trabajo de intermediación, 200 euros por persona. Lo hacen a pesar de conocer la precariedad en la que se va a realizar el viaje, en donde se carece de cualquier medida de seguridad y se vulnera por completo la lesgislación española de entrada al país. 

Una nueva ruta para Asia

"La llegada de migrantes de países como Afganistán y Pakistán es señal de que las redes de tráfico ilícito están adaptando sus rutas a la realidad sobre el terreno", afirma Chris Burosky, portavoz de Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas es la agencia de la Unión Europea. Antes era muy común ver a personas procedentes de Pakistán o Bangladés volar a países como Turquía o Libia, utilizando aeropuertos de Oriente Medio, para intentar entrar a Europa a través del Mediterráneo. 

"Es posible que, después de que países como Túnez y Libia tomaran medidas enérgicas contra las redes delictivas de contrabando este año, algunos migrantes estén utilizando ahora la ruta canaria como una nueva opción", sentencia Burowski. Sin embargo, estas mafias bangladesas estarían realizando "pequeñas incursiones" con asiáticos a través de las Islas Canarias desde hace, al menos, tres años.

El cayuco en el que viajaban los 65 pakistaníes que llegaron a El Hierro la semana pasada, junto a un grupo de migrantes subsahiaranos, en el puerto de La Restinga.

El cayuco en el que viajaban los 65 pakistaníes que llegaron a El Hierro la semana pasada, junto a un grupo de migrantes subsahiaranos, en el puerto de La Restinga. Gelmert Finol / EFE.

Según datos oficiales, 68 pakistaníes y 14 bangladesíes habrían entrado irregularmente en la Unión Europea a bordo de tres náuticas subcontradas por esta red. Precisamente la colaboración de varios testigos protegidos y la declaración de un arrepentido, todos llegados en una de estas embarcaciones, ayudaron a los efectivos de la Policía Nacional a comenzar la investigación; que, posteriormente en manos de la Audiencia Provincial de Las Palmas, se saldó con la detención de un varón de 45 años y la indentificación de los responsables en Mauritania y Bangladés.

El pasado 16 de octubre, una familia afgana de diez miembros llegó también a El Hierro en un cayuco proveniente de Mauritania. Habían huído en Afganistán tras la toma de poder de los talibanes en 2021, permaneciendo en varios países antes de embarcar hacia Canarias, a donde llegaron junto a personas de Pakistán, Senegal, Mali, Mauritania y Gambia. Todavía es pronto, sostienen las autoridades, para hacer conclusiones. Pero la llegada de los afganos responde al modus operandi utilizado por los bangladeses.

Migrantes paquistaníes y sirios, tras desembarcar de un cayuco en El Hierro este pasado 16 de octubre.

Migrantes paquistaníes y sirios, tras desembarcar de un cayuco en El Hierro este pasado 16 de octubre. EFE

En Canarias se espera la llegada de nuevos migrantes asiáticos procedentes de Mauritania por el desvío de las rutas migratorias típicas del Mediterráneo y los Balcanes. Con muchos kilómetros de costa, menos control policial y mayor cercanía a las islas que otros países como Senegal, la República Islámica se ha convertido en el paraíso de las mafias: en el caso de la organización criminal bangladesa, con personas y conexiones entre Daca, Delhi, Dubái y Nouakchott, se estima que han obtenido del "negocio" de la inmigración irregular ingresos superiores al millón de euros.