Fede, el hombre asesinado por su novio en Mallorca, fue condenado por abusar de al menos siete menores
- El hallazgo de su cuerpo ha revelado un oscuro historial de "abusos silenciados", denunciados por antiguos compañeros.
- Más información: Sebastián mató a su novio Fede en Mallorca por una discusión tras 3 meses de relación: le destrozó la cabeza a pedradas.
La muerte de Federico B. S., el hombre de 34 años encontrado sin vida el pasado sábado en el Torrent de Coanegra, en Marratxí (Mallorca), ha dado un giro inesperado. Según testimonios recopilados por Crónica Balear entre antiguos compañeros y trabajadores del centro de menores Es Pinaret, Federico acumulaba un historial de abusos sexuales desde su adolescencia. Su caso, marcado por la controversia y la impunidad, ha salido ahora a la luz en el marco de la investigación abierta por la Guardia Civil sobre su muerte.
El cuerpo de Federico fue descubierto por una vecina que paseaba a su perro en una zona de vegetación del torrente, cerca del Pont d’Inca. El cadáver presentaba múltiples golpes en la cara y heridas en las manos, signos claros de un intento de defensa. Sin documentación encima, el Grupo de Homicidios de la Guardia Civil activó rápidamente una investigación que derivó, al día siguiente, en la detención de su pareja sentimental, Sebastián, un hombre de 31 años, como único sospechoso.
Los investigadores continúan trabajando en todas las líneas abiertas para esclarecer los motivos que llevaron al fatal desenlace. Sin embargo, la historia de Federico, que en un principio parecía centrarse en un posible conflicto de pareja, ha revelado un pasado marcado por delitos de extrema gravedad.
Un historial de abusos
Federico fue investigado por primera vez por la Fiscalía de Menores cuando tenía apenas 10 años, tras presuntos abusos a otro niño. Al no alcanzar la edad mínima de responsabilidad penal, no se pudo actuar judicialmente. Sin embargo, a los 17 años fue condenado por abusar sexualmente de al menos siete menores, niños de entre 4 y 9 años, a quienes llevaba a lugares apartados y amenazaba con un cuchillo.
A raíz de estos hechos, fue internado en el centro de menores Es Pinaret, en Palma, donde permaneció hasta los 21 años. Durante su estancia, según denuncian antiguos compañeros y trabajadores, su comportamiento no solo no cambió, sino que volvió a intentar abusar de otros internos.
"Todo el mundo lo sabía y nadie hacía nada"
Un antiguo compañero de Federico en Es Pinaret y un exvigilante de seguridad del centro han relatado la situación que se vivía durante aquellos años. "Parecía un niño tranquilo, un chico de bien. No te imaginabas lo que hacía", relata su compañero, quien asegura que Federico gozaba de ciertos privilegios dentro del centro. "Le encargaban recados, se ganaba a los educadores. Era vox populi lo que había hecho, pero nadie tomaba medidas", añade el exvigilante.
Ambos testimonios coinciden en señalar que Federico intentó abusar de al menos dos menores, compañeros internos de entre 14 y 15 años. "Uno de ellos era su compañero de habitación. Se metió en su cama una noche e intentó abusar de él", describe su excompañero. Las denuncias sobre estos hechos, aseguran, fueron ignoradas por la dirección del centro, que, según el exvigilante, optó por silenciar el asunto y tomar represalias contra quienes intentaron denunciar.
"No tengo solución"
Federico abandonó Es Pinaret con 21 años e ingresó en la cárcel de Palma, donde fue agredido en repetidas ocasiones por otros internos debido a su historial. "Lo que había hecho era imperdonable, y todos lo sabían", comenta un testigo. Según el mismo relato, Federico reconocía abiertamente que no iba a cambiar. "Él mismo decía: 'Yo no tengo solución'. Los psicólogos también lo sabían", añade el exvigilante.
Tras su salida de prisión, se perdió su rastro. Sin embargo, un antiguo compañero de Es Pinaret, que ahora lleva una vida alejada de la delincuencia, asegura habérselo encontrado años después en la barriada de Son Oliva, en Palma, cerca de un colegio. "Lo vi mientras llevaba a mis hijos. Me reconoció y bajó la mirada. No quería que la historia se repitiera", confiesa.
Al ver que Federico repartía publicidad cerca del centro educativo, decidió alertar a otros padres sobre su presencia. "Difundí una imagen suya porque nadie hacía nada. Al menos así, la gente estaba advertida", relata.
El giro inesperado
La detención del novio de Federico como sospechoso del homicidio sigue siendo el principal foco de la investigación policial. Los agentes intentan reconstruir las últimas horas de la víctima y determinar qué motivó el ataque violento que acabó con su vida. Sin embargo, las nuevas informaciones sobre su pasado han añadido una dimensión inesperada al caso, generando una profunda división en la opinión pública.
Quienes coincidieron con Federico en Es Pinaret han aprovechado la ocasión para denunciar lo que, según ellos, fue una cadena de impunidad y silencios en torno a sus delitos. "Lo que pasó en el centro no fue normal. Lo sabíamos todos, y nadie hizo nada", insiste el exvigilante.
Fuentes familiares consultadas por EL ESPAÑOL sostienen sin embargo que Federico sufrió abusos por parte de uno de sus tíos entre los ocho y los doce años mientras compartían vivienda sin que ningún otro integrante de la familia lo supiera. Y que posteriormente a estar internado estuvo en tratamiento y "estaba totalmente recuperado". También han añadido que el hombre tendría una discapacidad del 50% que le impedía reconocer lo que estaba bien y lo que estaba mal.
El torrente de Coanegra, hasta ahora un rincón tranquilo de Marratxí, se ha convertido en el escenario de una historia compleja, donde la violencia del presente se cruza con las sombras del pasado. La justicia tiene ahora la tarea de aclarar lo ocurrido en sus últimas horas, mientras los testimonios revelan las omisiones y las heridas que durante años permanecieron ocultas en un nuevo caso histórico para la crónica negra balear.