Alex se peleó con el marroquí Zouhair y tres meses después intentó matarlo con su coche: "Iba por lo menos a 70 km/h"
- Un testigo protegido y las cámaras de seguridad de dos negocios dan un giro de 180 grados a la investigación de un atropello ocurrido en Abarán, que pasó de accidente fortuito a tentativa de homicidio doloso.
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Alejandro afirmó a la Policía Local de Abarán que atropelló por accidente a un pobre peatón, de nacionalidad marroquí. Pero lo cierto es que ambos se conocían, tres meses antes se habían peleado y lo arrolló adrede al volante de su Mercedes C220 -guiado por un supuesto ánimo de venganza-. EL ESPAÑOL ha accedido en exclusiva al sumario de un atropello que ha dado un giro de 180 grados, como así lo demuestra la decisión de un juzgado de Cieza que ha enviado a prisión a Alejandro A. M., de 21 años, por tratar de matar a Zouhair con su coche de alta gama.
Tal fue el papelón que interpretó Alejandro que llegó a culpar al peatón de que lo había atropellado porque iba más pendiente del móvil que de cruzar la calle Menéndez Pelayo de Abarán. Incluso se mostró desolado por lo sucedido y pidió disculpas a los agentes, a pesar de que acababa de usar su Mercedes como arma homicida cuando vio a Zouhair caminando por el pueblo el martes 1 de octubre.
Así lo recoge la declaración que Alejandro ofreció a la Policía Local el día de autos, cuando instruía el atestado del atropello porque se había producido dentro del casco urbano: "Yo circulaba a 20 o 30 kilómetros por hora, no podía ir a más". "He salido de la calle y lo he visto encima". "Una mujer dice que el peatón ha cruzado con el teléfono y yo lo he visto encima". También insistió en que había "girado" con su Mercedes para evitar llevarse por delante a Zouhair (Marruecos, 1990).
- Policía Local: ¿Dónde tuvo lugar la colisión?
- Alejandro: No lo sé, al salir de la calle más arriba. No tengo ni idea, tengo la sensación de que se me ha olvidado. He girado y de repente he escuchado el grito de mi amigo y le he dado. Siento mucho lo ocurrido [...]. He salido del ceda el paso y no sé, me ha chillado mi amigo y he pillado a un hombre [...]. He parado, lo he visto en el suelo y le he dicho rápido a una mujer: ¡Llama a la Policía!
En ese Mercedes C220, viajaba de copiloto un amigo de Alejandro y también faltó a la verdad en su declaración a la Policía Local. "El hombre no ha cruzado recto, ha cruzado en diagonal y con el móvil. Parece que lo estoy viendo ahora mismo [...]". "Alejandro ha frenado al ver el ceda el paso, iría a menos de 20 o 30 kilómetros por hora, solo ha tenido el tiempo de acelerar desde el Pub Piccadilly hasta el lugar del accidente […]". "El peatón venía en diagonal y Alejandro ha intentado girar el coche […]".
Las palabras de esta persona evidencian la ausencia de remordimientos ante el grave estado que presentaba Zouhair: inconsciente y sangrando por la boca y la cabeza. Todo ello, después de que su amigo, Alejandro, lo levantase por encima de su vehículo, quedando tendido sobre el asfalto, cerca de unos contenedores, debido a que la embestida fue tan fuerte que el cuerpo de la víctima reventó la luna delantera del coche.
De hecho, unos policías locales le tuvieron que hacer maniobras de primeros auxilios cuando llegaron a la zona del atropello, en la calle Menéndez Pelayo de Abarán, a las 14.03 horas del pasado martes 1 de octubre, para mantener sus constantes vitales hasta que llegó una ambulancia. A continuación, le evacuaron de urgencia a la UCI del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia donde fue sometido a una "sedación profunda" por un traumatismo craneoencefálico.
La teoría del accidente de tráfico se fue deshaciendo como un azucarillo durante siete días. Hasta que el martes 8 de octubre le pusieron los grilletes a Alejandro A. M. (Hellín, 2003) por una tentativa de homicidio doloso. Esta mentira empezó a desmontarse desde que el jefe de la Policía Local de Abarán alertó a la Guardia Civil de que tenían "sospechas" de que el atropello "no ha sido fortuito, por los detalles observados durante la inspección" de la calle Menéndez Pelayo.
Además de la existencia de una persona que lo presenció todo y que no es descartable que sea declarada testigo protegido en la causa judicial, debido a que verbalizó a los agentes que tenía "miedo" de "sufrir represalias". Todo ello, debido a que desmintió la versión ofrecida por Alejandro: el conductor investigado. "Iba andando por la calle José Yelo Valentino en dirección a la calle Menéndez Pelayo, cuando he oído un derrape y era un Mercedes que ha hecho un cambio de sentido", tal y como afirma este testigo presencial que apunta a que el atropello fue intencionado.
"Luego ha salido de la calle José Yelo Valentino a gran velocidad y ha invadido un carril contrario en la calle Menéndez Pelayo. Al intentar hacerse con el control del coche, se ha metido en su carril de Menéndez Pelayo sin controlar bien el vehículo. Iba por los menos a 70 u 80 kilómetros por hora. El moro iba pasando por el lado de los contenedores porque en la calle había bolsas de basura. Cuando el coche iba por su carril de la calle Menéndez Pelayo lo ha atropellado", según desvela esta persona que pide protección a las Fuerzas de Seguridad, a cambio de testificar. "Ha saltado un metro por encima del capó […]".
Cuando la Guardia Civil leyó este relato en el atestado, de inmediato, se puso a trabajar la Policía Judicial y lo primero que hizo fue rastrear las cámaras de seguridad de negocios de la zona. El sistema de videovigilancia de un establecimiento hostelero grabó a Alejandro, al volante de su flamante Mercedes C220, aquel martes 1 de octubre, y las imágenes confirmaban la versión del testigo. Los investigadores analizaron fotograma a fotograma y esta es la secuencia de los hechos que establecen:
"En la imagen uno, se puede observar el vehículo implicado en el atropello, yendo calle arriba, con horario de la cámara a las 13 horas, 59 minutos y 5 segundos. En el vídeo, se puede observar que lleva velocidad elevada". "En la imagen dos, el vehículo implicado, a los veinte segundos escasos, a las 13 horas, 59 minutos y 23 segundos, cambia el sentido de la marcha y se dirige calle abajo […]". "El vehículo implicado en el atropello, se mete a velocidad elevada en la calle de la colisión a escasos veinte metros". Prueba de ello es que la grabación recoge el grito de un vecino, tras escuchar el brutal impacto del Mercedes contra Zouhair: "¡Hostia puta, madre mía!"
Tras visionar esas imágenes, la Guardia Civil tenía claro que no había sido un atropello fortuito, pero le faltaba un móvil y lo encontraron analizando el historial de ambos implicados. La sorpresa fue mayúscula: el conductor del coche había denunciado a la víctima del atropello, por una pelea en la vía pública que ambos mantuvieron el 23 de agosto. Tal encontronazo fue atajado por la Policía Local, después de que Alejandro se refugiase dentro de un negocio hostelero porque Zouhair le perseguía con un tenedor para trincharlo como un pavo en Navidad.
"Consultadas las bases de datos, a Zouhair le consta una denuncia por un supuesto delito de lesiones, denunciado por Alejandro A. M. [...]". Aquella pelea comenzó por un motivo banal: Álex tenía que llevar a unos familiares al culto evangelista y Zouhair iba tan borracho por la calle, junto a un amigo, que se sentó en mitad de la carretera del polideportivo de Abarán, impidiéndole el paso con su vehículo.
"Al no dejarme pasar, tuve que maniobrar y salirme de la calzada. Metí el coche en un socavón y sufrí daños en la parte de abajo. Al sufrir ese percance, le recriminé que ahí no podían estar: 'Mira lo que le ha pasado a mi coche'", según expone Álex en la denuncia que presentó por lesiones. "Cuando dejé a mi hermana, a mi tía y a mi hermano, me fui hacia una bocatería para cenar y me encontré a uno de los marroquíes".
En concreto, se topó con Zouhair: "Me increpó con actitud desafiante: ¿Quién eres tú para decirme que me quite de la calle? Me empujó y me propinó un puñetazo en el torso, forcejeamos, me dio varios puñetazos y cogió un tenedor o un cuchillo con el que intentó pincharme [...]". "Me metí corriendo en una bocatería para pedir ayuda [...]".
De modo que la Policía Judicial le puso el lazo a la investigación porque acudieron al citado local donde Álex se refugió y comprobaron que las cámaras habían filmado aquel 23 de agosto, cómo el ciudadano marroquí, de 34 años, perseguía con un objeto punzante al joven español, de 21 años. A continuación, se entrevistaron con un policía local conocedor de aquella refriega y les confirmó que la venganza por esa pelea fue el supuesto móvil del atropello.
"La noche del 7 de septiembre, me encontraba dirigiendo el tráfico en un paso de peatones cuando vi a Alejandro, le pregunté por el altercado que había tenido días antes", según relató el policía local convertido en otro testigo clave de esta tentativa de homicidio doloso.
"Me manifestó que un hombre le amenazó con un cuchillo y que gracias a la intervención de la Policía Local no lo llevó a cabo. Alejandro me dijo: 'Puede que si algún día me lo cruzo, se me vaya el coche'. En ese momento, no entendí el comentario como una amenaza que podía llevarse a cabo. Alejandro mostraba una actitud jocosa o de broma. No le di más importancia de la que puede tener una broma". Pero cumplió su amenaza aplicando la temida ley del talión y ha entrado en prisión por ello.