Un mes y medio después de que Juan Carlos anunciara el pasado 27 de mayo su renuncia a representar publicamente a la Casa Real, parece claro el motivo real de la abrupta despedida. La jubilación total del emérito no se produjo por motivos de edad, tampoco por razones de salud ni, tan siquiera, por un acto tan noble y desinteresado como dejar el paso franco a una nueva generación. Las noticias que llegan desde Suiza y Londres, con la petición de la Fiscalía Anticorrupción para poder interrogar a Corinna, la examiga íntima de Juan Carlos es por esperada la verdadera razón del adiós definitivo del padre de Felipe VI.
Realmente, esa renuncia tendría más que ver, quizás, con ponerse la venda antes de que se conozca la herida. Es decir, habría elegido renunciar ante el riesgo de un posible proceso de judicialización contra el rey emérito.
En Zarzuela reina la preocupación. "Sabíamos que esto iba a estallar, y lo que queda. Lo del verano pasado (habla de las conversaciones de Corinna y Villarejo publicadas por este periódico) sabíamos que era solo la punta del iceberg. En agosto del año pasado ya nos enteramos del registro de las oficinas de los abogados de Ginebra, así que era cuestión de tiempo. Esto sumado a los desaires sufridos por Juan Carlos en Zarzuela, los pocos actos que tenía marcados en la agenda real, su negativa de no querer ver a nadie por la poca movilidad que tiene y la mala relación de padre e hijo, empujaron la retirada forzosa de 'El Jefe', revela a EL ESPAÑOL una fuente próxima a la Casa.
El registro al que se refiere nuestro interlocutor es el que tuvo lugar en Ginebra en el despacho de Arturo Fasana y Dante Canonica en agosto de 2018. La Policía suiza incautó varios documentos y dos discos duros por orden del procurador Yves Barzosa, instructor de la investigación de blanqueo de dinero llevado a cabo, supuestamente por parte del referido despacho de abogados. Juan Carlos no es cliente directo de ellos, pero sí lo es su testaferro, su primo Álvaro de Orleans, cuya relación económica con el anterior jefe del Estado quedó al descubierto a través de las conversaciones de Corina Zu Sayn-Wittgenstein con el comisario Villarejo, grabadas por este.
"Hace muchos años que se lo dijimos a Juan Carlos, incluido su hijo, cuando aún era príncipe, que la rubia alemana iba a acabar con él. Y, por lo que parece, teníamos razón. Aunque, para ser sinceros, Felipe nunca pensó que también iba a afectar a su reinado", expresa con tono afligido uno de los mejores amigos de Juan Carlos.
Porque este complicado asunto del supuesto cobro de comisiones y de fortunas escondidas, ya no interesa sólo policial y judicialmente a Suiza. Londres también tiene algo que decir sobre el tema. "Y eso nos preocupa mucho más porque a la justicia británica hay que temerla y mucho. Felipe VI ha conseguido cortar más o menos a tiempo la relación. Crear un cordón sanitario cuando se decidió que ya no representaba más a la Corona, pero veremos en qué queda este tsunami y a quién se lleva por delante.
La venganza de Corinna
Todo por culpa de la ambición de Corinna. Ella quería ser reina, y como aquí no hay más reina que una... El día en que Javier Ayuso y Rafael Spottorno la mandaron a su casa, a Mónaco, en el avión privado que hizo parada en Madrid desde Botsuana, la cara de esta señora lo dijo todo. Ella quería acompañar a Juan Carlos al hospital San José y no la dejaron. Corinna juró venganza por la humillación y aquí tienes el resultado. Cuando El Jefe salió por televisión con aquel "lo siento, me he equivocado", palabras que le escribió el entonces director de Comunicación de Zarzuela, Javier Ayuso, los gritos de la alemana se escucharon por todo Montecarlo", expresa con una larga parrafada una persona que vivió en primera línea la llamada ‘Crisis del elefante’, el 13 de abril de 2012.
Según ha publicado la Cadena Ser, la Fiscalía Anticorrupción ha solicitado a la Serious Fraud Office, el departamento británico que investiga los grandes fraudes en Gran Bretaña, que le permita interrogar a Corinna por videoconferencia, por las supuestas comisiones de hasta 80 millones de euros pagadas por la construcción del AVE a La Meca en 2011. La petición se hace allí por dos razones: la primera, que la ex amante de Juan Carlos reside en Londres desde hace algún tiempo; la segunda, porque la justicia británica investiga desde a varios despachos de abogados de Gibraltar por haber intervenido, supuestamente, en el blanqueo de dinero llegado desde Arabia Saudí por el tren de alta velocidad. Se especula con que podrían aparecer los nombres del empresario Juan Miguel Villar Mir y el de Álvaro de Orleans, el testaferro de Juan Carlos.
Corinna y su acusación: Juan Carlos recibió comisiones
La fiscalía española quiere saber si Corinna se ratifica en sus afirmaciones recogidas en las cintas de Villarejo, en las que asegura que Juan Carlos recibió parte de una comisión de 80 millones, dinero que habría ido a parar a una cuenta suiza a nombre de abogado Dante Canónica. El nombre de Álvaro de Orleans está siempre presente en dicho entramado. Tanto es así que cuando se afirmó hace años que Juan Carlos había cerrado una cuenta suiza en la que, entre otros fondos, tendría varios millones de la herencia de su padre, Juan de Borbón, podrían haber ido a parar al fondo suizo del testaferro.
"Lo que sí puedo afirmarte es que este verano tampoco habrá foto de padre e hijo en el Club Náutico de Palma. Felipe VI, como es normal, está muy preocupado. Para que luego digan que es él el que trata mal a su padre. A ver cómo afecta todo esto a la institución", nos cuenta un trabajador de la Casa.
Desde el punto de vista penal, a Juan Carlos no le afectará el escándalo de las comisiones, aunque el asunto llegara hasta sus últimas consecuencias. Además de por su edad (tiene 81 años) cuando se cometieron los supuestos delitos en 2011 era todavía rey y tenía inviolabilidad. Pero hay varios empresarios en la diana de la Fiscalía, Juan Miguel Villar Mir, uno de los mejores amigos de Juan Carlos, a quien este concedió un título de nobleza.
Su refugio en el mar
Mientras, el rey emérito sigue con su dorada jubilación forzosa. Hace unos días pudo cumplir uno de sus deseos: volver a subirse en un barco y navegar. "A cabezón no le gana nadie. Quería volver a navegar y lo ha conseguido. Eso sí, con unos dolores enormes por su problema anatómico; tienes que amar mucho el mar para soportarlos. El ‘Bribón 500’ es un barco de la categoría 6m clásicos, que se ha adaptado para que él tenga su sitio y no tenga que moverse. Aquí en Sanxenxo se siente tranquilo y feliz. Lejos de Madrid, donde hay mucho ruido físico y mediático. Aquí navega entre amigos como Ib Andersen, el que fuera su entrenador en los Juegos Olímpicos de Montreal, Pedro Campos, Juan Abascal, Alberto Viejo o Roi Álvarez ", comenta ufana una de las personas que siempre está a su lado cuando visita la localidad gallega.
Esta vez el padre de Felipe VI no ha viajado solo. Le han acompañado la reina Sofía y la infanta Elena. Sofía no visitaba Sanxenxo desde 2009. "Hacia 10 años que no la veíamos por aquí, pero no ha venido por amor. Bueno, supongo que algo también, sino porque quería acudir a una regata. En concreto, el trofeo Almirante Rodriguez Toubes. Se trata de una de las personas a las que doña Sofía más cariño tiene en toda la Armada. Ella siempre le estará agradecía porque Felipe hizo su formación en el Juan Sebastián El Cano, a sus órdenes. Cuido de él. Luego, fue el armador del Principe de Asturias en el ‘Aifos’. Por eso vino a Galicia, y el pasado sábado por la mañana, aprovechando que El Cano estaba en Sanxenxo, subió doña Sofía con Toubes a saludar a toda la tripulación. Tras la visita, la Reina se marchó a Madrid, dejando en Galicia a su marido y su hija mayor, que es la que no se separa de su padre", cuenta la misma persona.
El caso es que mientras Juan Carlos navega tranquilo por las tranquilas aguas de la Ría de Arosa, en Madrid se preparan para el tsunami que puede llegar desde Inglaterra y Suiza si la fiscalía continúa con sus investigaciones y Corinna termina declarando para la justicia española.