Alejandro J. (29 años) acababa de recuperar el carné de conducir. Justo hacía un año que la Guardia Civil se lo había retirado por consumo de alcohol y estupefacientes, según ha podido saber EL ESPAÑOL. Durante este tiempo, este electricista salmantino, más conocido como Pecho, había cumplido. Pero bastó que pasaran seis días para que protagonizase uno de los accidentes más brutales que hasta ahora recuerda Alba de Tormes (Salamanca), su pueblo natal y el de Roberto V., Raquel E., Victor L. y Roberto G. (alías ocho), los cuatro jóvenes de 17 a 20 años que fallecieron este domingo y que viajaban en el Fiat Stylo amarillo que conducía Alejandro. Se estrelló contra un árbol tras salirse de la carretera cuando volvían de las fiestas de Santa Inés, una localidad cercana, a las 07.30 horas.
Los cuatro víctimas viajaban en la parte de atrás. Al volante iba Pecho y de copiloto, Alfredo Z. (25 años), ambos, por el momento, son los únicos que han sobrevivido, aunque tienen heridas graves y permanecen hospitalizados. Seis personas en un vehículo apto solo para cinco, de las cuales, según han informado fuentes policiales, en el momento del siniestro no llevaban puesto el cinturón de seguridad.
Esta cuadrilla de amigos albenses, como muchos otros, habían pensado en un plan distinto para el fin de semana. Eran las fiestas de Santa Ana en la localidad salmantina de Santa Inés, a tan solo unos kilómetros de Alba de Tormes. Así que el sábado por la noche, los seis se fueron para allí. Charangas, discomóvil, buena música... la noche había sido de diez, pero lo peor esperaba a la vuelta.
El mayor del grupo, Alejandro J., llevaba el volante de su coche (el lunes había recuperado el carné después de 365 días). Su Fiat es su niño mimado, siempre presume de él y de los altavoces que llevaba atrás. A su lado, Alfredo, y detrás, el resto. Emprendían el corto camino por carretera para volver a casa.
El tío 'Tao'
Cuando ya estaban casi a las puertas de Alba, todo se torció en el kilómetro 11,300 de la carretera autónomica DSA-130, dentro del término municipal de Galisancho. A unos 200 metros pasada la finca Carmeldo, en dirección hacia Galinduste, tras una curva, Pecho perdía el control del vehículo. Salió por el margen derecho y, posteriormente, por el izquierdo, donde finalmente colisionó brutalmente contra un árbol, según ha informado la Benemérita, tras lo que las que serían las cuatro víctimas mortales quedarían atrapadas en el coche.
Ocho y Victor, de 20 y 17 años, morían en el acto. Raquel, de 17 años, lo hacía instantes después cuando la trasladaban al Complejo Asistencial de Salamanca. El destino, por desgracia, además, quiso que quien fuera testigo de todo el accidente fuese un tío de la joven salmantina, conocido en la localidad como Tao, según ha podido confirmar este diario. Iba con su taxi por la misma carretera cuando fue adelantado (a gran velocidad) por el vehículo de Alejandro J. Justo segundos después, el Fiat amarillo se salía de la vía y segaba la vida de su sobrina y de tres jóvenes más.
Al ser testigo del siniestro, llamó a los servicios de emergencias, que acudieron al instante al lugar. Poco después, se enteró de que era familia (en segundo grado) de la fallecida en el siniestro. A los tres fallecimientos en un primer momento, se sumó sobre las 18.00 horas del domingo la de Roberto V. (19 años) en el hospital a causa de las graves heridas que había sufrido.
Cuatro homicidios imprudentes
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, de los dos supervivientes, hospitalizados, el copiloto tendría graves lesiones en los pulmones, y el conductor habría sido intervenido en una ocasión, aunque no temen por su vida. Este último, por otro lado, será investigado por cuatro delitos de homicidio imprudente (uno por cada fallecimiento) y por otro de lesiones. La Guardia Civil se encarga de las diligencias, que continúan abiertas ya que la investigación se prevé "larga" debido a la gravedad del accidente, según precisaron.
Mientras tanto, la conmoción ha inundado las calles de Alba de Tormes, localidad conocida por ser el lugar donde se retiró y falleció Santa Teresa de Jesús. Muchos vecinos ni siquiera se cree todavía lo sucedido. "Habían estado en mi casa esta semana, aún no me lo creo, esto es muy gordo, muy gordo", relata un vecino, con ojos vidriosos.
Los cuatro fallecidos no habían sido buenos estudiantes, pero desde que habían dejado el instituto se habían volcado en encontrar trabajo. Algunos trabajaban en algunos locales de hostelería en la ciudad y otros, en cambio, se dedicaban a la ganadería. "Eran fantásticos, ha sido un golpe muy fuerte para el pueblo", cuenta otro albense.
La alcaldesa de Alba de Tormes, Concepción Miguélez, ha decretado tres días de luto oficial y ha colocado las banderas a media asta como señal de duelo, compartido por todos y cada uno de los que habitan esta localidad.
"Esto es una tragedia. Es algo que no se puede describir. Hay una conmoción total. Aquí nos conocemos todos y conocen a los jóvenes. Les han visto crecer. Algunos ya estaban trabajando. Son vidas rotas", ha dicho la primera edil.
Los cuerpos de los tres primeros fallecidos, Roberto, Raquel y Victor, se encuentran en el pabellón de deportes de la localidad, que acoge la capilla ardiente y el funeral, este lunes.