Es martes, 11 de junio de este año. En la Clínica Quirón, ubicada en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, pocos se dan cuenta de que esa persona mayor que se pasea en silla de ruedas, con dos acompañantes, es nada menos que Juan Carlos I. El Emérito está pasando unas horas ingresado y, según Zarzuela, se trata de algo meramente rutinario. Sin embargo, ese día a Juan Carlos le programaron la operación a la que se tendrá que someter el próximo sábado.
El próximo día 24, el Emérito volverá al Quirón para una intervención quirúrgica del corazón. Según ha confirmado la Casa Real, la necesidad de someterse al procedimiento quedó acordada tras esa última revisión y se realizará en la misma Clínica Quirón, a la que suele acudir. El responsable de la operación será el cirujano José Ángel Cabrera Rodríguez, jefe de cardiólogos del centro y especialista en arritmias. Al rey lo ingresarán el mismo día y planean darle el alta el siguiente lunes, informa Cristina Coro.
Volviendo a aquel día de junio, Juan Carlos I había acudido porque tenía unos dolores de cadera "insoportables", según relataba a EL ESPAÑOL una fuente cercana al padre de Felipe VI. "Ese es todo el problema y, la verdad, tiene mala solución. Y esto es una cosa que le obsesiona porque no quiere que nadie le vea en silla de ruedas".
Y lo que se vivió aquel día daba muestra de ese pánico. Juan Carlos I se encontraba en la silla de ruedas porque así lo manda el protocolo del centro sanitario para las personas con poca movilidad. Y, así, bien, mientras no se fijaran en él. Pero en cuanto se abrió el ascensor en el que iba, la cosa cambió.
"Vimos a dos personas que le reconocieron al segundo y el Jefe dio un salto para ponerse de pie que yo hacía muchos años que no le veía con esa agilidad", añadía la fuente. "La situación le crea mucha frustración porque él quiere volver a algo que no va a pasar nunca. La edad es la edad y 81 años son muchos", sentenciaba.
En esa misma revisión, que duró dos días, el Rey estuvo acompañado en todo momento por el responsable de la Casa del Rey y se le sometió a un análisis de sangre, pruebas radiográficas, un TAC y una evaluación médica, tal y como pudo saber este diario.
Las 13 operaciones del rey
Sin embargo, como ya se sabe, esta no es la primera vez que el monarca, ahora Emérito, tiene que pasar por el quirófano. Desde que de pequeño fue operado de apendicitis, ha pasado por el quirófano en otras 13 ocasiones. En 1981 fue operado por una fibrosis debida a una fisura en la pelvis y en 1985 fue intervenido en la rodilla derecha. Ambas fueron a causa de percances ocurridos mientras esquiaba.
Más tarde, en 2010, tuvo que ser operado de un tumor benigno en el pulmón derecho. Al año siguiente, lo mismo en dos ocasiones. Una por romperse el tendón de Aquiles y otra para implantarle una prótesis en la rodilla derecha.
En 2012 fue la más polémica de todas. Mientras estaba cazando elefantes en el país africano de Botswana, el monarca sufrió una caída que le obligó a que le colocaran una prótesis en la parte derecha de la cadera. Ese mismo año tuvo que volver "al taller", como él mismo bromeó en alguna ocasión, para corregir una luxación en la misma cadera y otra para implantarle otra prótesis en el lado de la izquierda.
En 2013 se sometía a su cuarta y quinta operación de cadera. En septiembre para atacar una infección en la prótesis y, más tarde, para reemplazarla de manera definitiva por otra. En el mismo año, le tuvieron que intervenir la columna por una hernia discal. La última de todas, en abril de 2018, el monarca fue operado para corregir unas molestias de su prótesis en la rodilla derecha.
De la operación a la que se someterá este sábado, todavía se desconocen los detalles. Don Juan Carlos se mantiene alejado de la vida pública desde que el pasado 27 de mayo trasladó a su hijo su intención de abandonar la esfera pública.
Su salud, trasfondo de su renuncia
Cuando el Emérito anunció que dejaba la representación pública había dos sombras que planeaban sobre esta decisión. Por un lado estaba su papel en la Casa Real, cada vez más apartado e incluso ridiculizado. Y por el otro estaba su salud. Aunque en esos momentos justos no se encontraba mal, venía acumulando.
En una de sus últimas apariciones públicas, en marzo de este año, el monarca acudió a la plaza de toros de Las Ventas con su hija la Infanta Elena y sus nietos Froilán y Victoria Federica. Ahí se le pudo ver con un ojo morado.
A pesar de que se fabulaba con una caída o un golpe, tanto él como Zarzuela explicaron que se trataba de la quema de una mancha en la piel y que no había salido como debería. Pero no se explicó más, ocultando un viaje que Juan Carlos había hecho a Estados Unidos, pasando por Florida, Houston y Texas. El viaje podría tener que ver con su moratón más de lo que se quería admitir.
No era la primera vez que Zarzuela ocultaba este tipo de informaciones que mezclan la salud y los viajes de Juan Carlos. Ya ocurrió en 2011, cuando todavía era rey, y apareció con unas gafas de sol tras darse un golpe con una puerta, según la versión oficial. En realidad, había resbalado en el cuarto de baño.
Lo mismo ocurrió cuando, en la Pascua Militar de 2014, Juan Carlos fue incapaz de leer el discurso que le habían preparado para hablar frente a las Fuerzas Armadas. La versión oficial, de nuevo, dijo que era porque había poca luz, pero en realidad se debió a sus nervios.
Pero sin duda una de las situaciones más humillantes para él tuvo lugar en el 80 cumpleaños la Reina Sofía, en noviembre de 2018. En ella, el emérito aparecía con la pierna muy torcida. La postura se debía a una operación que había sufrido en abril y que le había estado provocando serias dificultades para andar. A pesar de lo inevitable, que es la edad y sus achaques, el Rey Emérito lleva muy mal dar esa imagen de sí mismo. Pero el filtro final, como el de todas las instantáneas que toma el fotógrafo oficial, era labor de la reina Letizia... y ella lo permitió.