Daniel y Rosa, el instructor y la alumna muertos en la avioneta estrellada en el Mar Menor
Se trata del segundo accidente mortal en la Academia General del Aire de San Javier (Murcia) en menos de un mes.
18 septiembre, 2019 16:35Noticias relacionadas
Estaba en su tercer año de formación en la Academia General del Aire (AGA). Tal y como marcan los protocolos de instrucción de la AGA, debía cumplimentar con éxito entre 50 y 60 horas a los mandos de las aeronaves de la escuela elemental que el Ejército del Aire tiene en su base de San Javier. La alférez alumna Rosa María Almirón Otero despegó este miércoles por la mañana con una avioneta T-35C, conocida como Pillán o Tamiz, acompañada del comandante e instructor, Daniel Melero Ordóñez. Ninguno de los dos se podía imaginar que ese sería el último vuelo de sus vidas.
Desde el Ejército del Aire han confirmado a este diario que “es el primer accidente mortal que se registra en España con ese modelo de avión”. El T-35C, denominado en el argot militar como Pillán o Tamiz, fue fabricado por la Empresa Nacional de Aeronáutica de Chile (ENAER). Las citadas fuentes han indicado que esta avioneta está operativa desde marzo de 1981 y que “hasta ahora solo se había registrado algún incidente”. El último ocurrió hace veinte años y fue un aterrizaje de emergencia.
A los mandos de la avioneta T-35C, los alumnos de la AGA reciben instrucción básica militar, tienen que completar diecinueve sesiones de vuelo acompañados por un instructor, antes de poder disfrutar de lo que coloquialmente se conoce en la Academia General del Aire como la ‘suelta’: el primer vuelo solos, sin ningún instructor a bordo del Pillán o Tamiz. Rosa María no había llegado a completar esas diecinueve sesiones acompañadas de un instructor. De hecho, esta alumna alférez, de solo 20 años, acababa de comenzar su periodo de instrucción en septiembre. “Es seguro que el de este miércoles no era su primer vuelo, pero llevaba solo unos días volando”, lamentan las mencionadas fuentes. Hoy pilotaba la avioneta de instrucción elemental acompañada del comandante e instructor Daniel Melero Ordóñez, de 50 años, y que en su haber contaba con 4.995 horas de vuelo. “Era un piloto muy experimentado”, recalcan desde el Ejército del Aire.
A falta de lo que determine la Comisión para la Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM), las primeras hipótesis apuntan a que un fallo en el motor ha sido la causa del siniestro aéreo que se ha cobrado la vida de los dos ocupantes de la avioneta militar. El accidente se ha producido cuando la aeronave sobrevolaba una playa de Santiago de la Ribera, dentro del término municipal de San Javier, y se ha estrellado en el agua.
La zona del litoral en la que se ha producido el siniestro ha sido la conocida como playa de Barnuevo, al lado del Club Náutico de Santiago de la Ribera. "Estaba hablando con un cliente, cuando hemos escuchado un golpe y al asomarme a la playa he visto una hélice que asomaba del agua y que estaba dando vueltas entre dos barcos", según relataba a EL ESPAÑOL Carmen Sánchez, camarera en la terraza del Kiosko Entre Mar y Mar, que está justo en frente del lugar donde se estrelló la aeronave.
"El avión iba planeando sobre el agua y ha caído dentro", precisaba la camarera, de 24 años. De hecho, desde la terraza del Kiosko Entre Mar y Mar se podía divisar a unos 200 metros de distancia cómo se iba sumergiendo la avioneta de la AGA hasta que solo ha quedado visible el alerón de cola. La playa de Barnuevo pertenece al Mar Menor y apenas tiene entre dos y tres metros de profundidad, por lo que todos los testigos del accidente se han temido desde el principio que los tripulantes habían fallecido tras el terrible impacto con el fondo marino.
Dos accidentes en menos de un mes
En ese momento, pasados unos minutos de las doce del mediodía, el Teléfono Único de Emergencias 112 comenzaba de inmediato a recibir decenas de llamadas de testigos avisando del accidente aéreo y solicitando la presencia de personal médico. La aeronave no llegó a colisionar contra ninguna de las embarcaciones que en ese momento estaban fondeadas en la zona, pero por seguridad se emitió una alerta a los propietarios de las embarcaciones: "Reportada caída de una aeronave, con dos tripulantes abordo, dentro del Mar Menor".
La camarera del mencionado kiosko aseguraba a este diario que "no sabíamos que lo que se había estrellado era un avión militar hasta que ha venido la UME". En ese momento se confirmaba la tragedia: era la segunda vez, en 24 días, que se producía en la Academia General del Aire un accidente con fallecidos.
En las dos ocasiones, los siniestros se han producido dentro del término municipal de San Javier. El primer accidente mortal ocurrió el 26 de agosto cuando el comandante Francisco Marín se estrellaba con un C-101 en La Manga. La AGA no se ha podido reponer todavía de la pérdida del que fue el 'Solo' de la Patrulla Águila, cuando hoy se ha visto teñida de luto otra vez por la muerte del alférez Rosa María Almirón Otero y el comandante Daniel Melero Ordóñez. “Te has ganado las alas antes que tus compañeros, cuida de ellos desde allí arriba”, escribía José Antonio en el perfil de Facebook de la joven alumna de la AGA, momentos después de confirmarse el fallecimiento de Rosa María. Esta veinteañera que había estudiado en el instituto Juan de Aréjula de Lucena (Córdoba), era una apasionada de la equitación, tal y como evidencian las imágenes de su cuenta en esta red social donde aparece montando a caballo.
Dejó atrás a familia y amigos en Lucena
Rosa María quería ser militar y para ello no dudó en hacer la maleta, dejando atrás a su familia y amigos en su tierra natal, para instalarse hace tres años como el resto de cadetes en la Academia General del Aire de San Javier. Su madre estaba muy orgullosa de la decisión de su hija y prueba de ello era el hecho de que en su perfil de Facebook lucía una foto del rostro de la bellísima joven, con el fondo de la bandera de España que pinta la Patrulla Águila en sus exhibiciones.
“Ella era muy simpática”, comentaba apenado un empleado del Bar El Ángel, que está situado justo frente a las instalaciones de la AGA y donde la joven alférez a veces se acercaba a tomar un bocado y pasar un rato de tertulia rompiendo con la rutina espartana que reina en las distintas zonas de la base militar, como el pabellón número 3 del Escuadrón de Alumnos.
Comandante con condecoraciones
Como muchos otros cadetes, tal y como aseguran fuentes del Ejército del Aire, Rosa María hacía vida en las instalaciones de San Javier desde su ingreso en la AGA en 2016. En la terraza del Bar El Ángel no había lugar este miércoles para las bromas. Daba fe de ello un exmilitar que conoció al comandante Daniel Melero Ordóñez: “Era un mando encantador con todos los alumnos y un muy buen piloto”. Prueba de ello son sus condecoraciones: dos cruces al mérito aeronáutico, con distintivo blanco, así como la cruz y la encomienda de San Hermenegildo.
“Conocí a Daniel cuando era un cadete de primer año: era un chico muy majo”, recordaba con nostalgia y mucha pena la que antaño estuvo al frente del Restaurante El Zorro. Por las mesas de este establecimiento hostelero, otrora situado en la calle Aguilar Amat de San Javier, pasaron decenas de cadetes de la AGA. “Siempre venían por aquí por las tardes a por nuestros menús”, precisaba esta hostelera ya retirada. “A Daniel le perdí de vista cuando se hizo teniente: era un hombre muy sano”. En su hoja de servicios, desde que este gaditano se alistó en 1991, figuran destinos como Salamanca y Madrid. En tres etapas distintas, según fuentes del Ejército del Aire, ha servido en la Academia General del Aire: de 1994 a 1996, de 2003 a 2011 y desde 2014 hasta la actualidad.
Entre medias, desde 1996 hasta 2003 estuvo destinado en la Base Aérea de Alcantarilla. “Durante siete años fue piloto de los Aviocar desde los que saltan los alumnos de la Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada”, detallan las citadas fuentes. “También desempeñó responsabilidades administrativas, entre octubre de 2012 y agosto de 2014, en las oficinas del Mando de Apoyo Logístico del cuartel general de Moncloa”. Pero a este militar una de las cosas que más le gustaban en la vida era volar y donde había echado raíces era en San Javier. En la localidad del litoral de la Región de Murcia residía junto a su mujer, Pilar, y sus dos hijos, unos adolescentes a los que esta tragedia les ha sacudido en la mejor etapa de la vida.
“Era una gran familia y todos los vecinos nos hemos quedado destrozados al conocer la noticia”, comentaba visiblemente afectada una mujer que reside al lado del domicilio familiar del comandante fallecido. “Este martes lo vi sacando agua del garaje porque se había quedado anegado por culpa de las lluvias torrenciales”, relataba dolida esta vecina. El comandante, como muchos otros vecinos del litoral de la Región de Murcia, se había visto afectado por las lluvias torrenciales de la DANA (depresión aislada en niveles altos. "Había perdido su coche y hoy lo ha perdido todo", zanjaba esta mujer sin dar crédito a lo sucedido. “La vida es muy injusta”.
El Ayuntamiento de San Javier ha decretado un día de luto oficial y ha expresado sus condolencias a los familiares de los dos fallecidos, así como al Ejército del Aire. “Aquí llevamos una racha muy dura”, comentaba un grupo de ancianos en el centro de mayores sobre las tragedias que ha encadenado el municipio sanjaviereño en las últimas semanas: la muerte del comandante de la AGA Francisco Marín, los daños en calles, casas, infraestructuras y playas por la DANA y el fallecimiento de la alumna alférez Rosa María Almirón Otero y el comandante e instructor de la AGA Daniel Melero Ordóñez.
Fallo del motor en el despegue
La ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, ha avanzado que un fallo de motor durante la maniobra de despegue ha sido el motivo por el que el avión de instrucción del Ejército del Aire ha caído al Mar Menor. “Ha hecho parada de motor y se ha impactado”, ha detallado Robles. Es la principal hipótesis que se maneja a falta de que concluya la investigación del CITAAM y que concuerda con lo que han escuchado varios testigos que se arremolinaron en la zona del siniestro aéreo, en los alrededores del Club Náutico de Santiago de la Ribera: “Hemos escuchado un petardazo antes de que el avión se estrellase".
Desde el departamento de Defensa aseguran que la avioneta había realizado este miércoles otro vuelo y fue revisada antes del accidente. Este martes también realizó otro vuelo sin registrarse incidencias. Estas fuentes del Ministerio aclaran que el siniestro aéreo de este jueves no altera la hoja de ruta prevista para renovar la flota de aeronaves de la Academia General del Aire y se proseguirá con el proceso iniciado para sustituir los C-101, el conocido como 'Mirlo', en el que murió el comandante Francisco Marín. En 2021 llegarán al final de su ciclo de vida y el Gobierno de España invertirá 225 millones en su renovación.
Esa partida aprobada por el Consejo de Ministros, en julio, incluye 24 aviones, un entrenador de salida de emergencia en tierra, dos simuladores de cabina, dos simuladores de vuelo, un sistema asistido por ordenador y un paquete logístico inicial. El período de presentación de ofertas al concurso que ha convocado el Ministerio se mantendrá abierto hasta el 23 de septiembre. Después de los Mirlo llegará el turno de la sustitución de las avionetas de hélice T-35C, denominadas Pillán o Tamiz, en las que han fallecido el alférez y el comandante. Para estas aeronaves se manejaba 2030 como el año para darlas de baja en la AGA.
En el Ejército el Aire no se producía una racha tan luctuosa desde octubre de 2017 cuando perdieron la vida dos pilotos. El primero, fue el capitán Borja Aybar García, de 34 años, que falleció tras participar en el desfile del 12 de octubre y estrellar su Eurofighter cuando se disponía a aterrizar en la base aérea de Los Llanos (Albacete), de regreso de la parada militar celebrada en Madrid. Solo cinco días después, se producía un nuevo siniestro en el que murió el murciano Fernando Pérez Serrano, de 26 años, al sufrir un accidente con su caza F-18 12 dentro de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid). Para la Academia General del Aire el año 2019 ha pasado a su hemeroteca como un año aciago.