Es la realidad más cruda del narcotráfico: que detrás de las noticias impactantes sobre cuerpos lanzados a una cuneta y vídeos de persecuciones a la carrera hay muertos, torturas y seres queridos que lloran por las ausencias que nunca volverán. Desde este pasado domingo, en Chipiona (Cádiz), hay tres familias rotas que comparten la dolorosa marca del hachís. La familia de Manuel Jurado Ruiz, de 39 años, ya sólo podrá velar su cadáver. Su cuerpo presentaba numerosas contusiones y al menos una profunda puñalada en el pecho.
Por el momento, es la única víctima mortal de los tres varones que este pasado domingo lanzó un marroquí desde una furgoneta Ford Transit de color blanco a la cuneta de la autovía A-380, que une las localidades gaditanas de Jerez de la Frontera con Sanlúcar de Barrameda.
Los otros dos hombres, amigos suyos y de edades similares, se debaten entre la vida y la muerte en una UCI. Ambos presentan cuadros clínicos “muy graves” ya que tienen “el cráneo roto” y “numerosos golpes violentos” por todo el cuerpo. Fuentes de la investigación que lleva a cabo la Guardia Civil de Cádiz aseguran que los autores de las heridas “se ensañaron” con ellos.
Aunque dichas fuentes no descartan que el suceso responda a un ajuste de cuentas por alguna deuda, la principal hipótesis que manejan en el Instituto Armado es que una banda de al menos cuatro franceses de ascendencia africana -y la ayuda del marroquí que se deshizo de ellos- les robaran un alijo de hachís que tenían escondido en alguna ‘guardería’.
En el argot del narco, los tres amigos fueron víctimas de un ‘vuelco’, cada vez más frecuentes y más violentos dentro del mercado ilegal del tráfico de drogas en el sur de España. La ecuación es sencilla: si no puedo comprar la mercancía, la robo a quienes la traen desde Marruecos.
Los hechos también constatan un cambio en el negocio: debido a la presión policial en el Campo de Gibraltar, donde las bandas se encuentran debilitadas, se está produciendo un incremento de la actividad delictiva en el cauce del Guadalquivir, en su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda y en poblaciones limítrofes como Chipiona o Rota, donde las organizaciones de narcotraficantes suelen tener naves para guardar los fardos tras los alijos y hasta la llegada de los clientes. Suelen ser traficantes de Francia, Holanda, Reino Unido o Suecia.
Un agente fuera de servicio
La investigación por la muerte de Manuel Jurado y las brutales agresiones a los otros dos hombres continúa secreta. Se espera que los cuatro franceses y el marroquí detenidos pasen a disposición judicial este miércoles, cuando expire el plazo de 72 horas que pueden pasar detenidos en los calabozos.
Ninguno de los tres cuerpos arrojados a la cuneta presentaba herida de bala ni tampoco de hacha, como se había informado en otros medios. Los cinco involucrados en los hechos fueron detenidos gracias a la llamada de alerta de un ciudadano anónimo que circulaba por el lugar donde un hombre había arrojado a tres varones a una cuneta. Sucedió sobre las 17.30 horas del pasado domingo. En ese momento se activó un dispositivo para encontrar al autor.
Un guardia civil fuera de servicio que había recibido la alerta ubicó a una furgoneta blanca y a un Opel Insignia con matrícula francesa circulando a gran velocidad y a escasa distancia uno de otro por la autopista que une Cádiz y Sevilla. El agente conducía su coche particular acompañado de su hijo, que iba a presentarse al examen de ingreso al cuerpo en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro (Madrid).
El agente alertó a sus compañeros y siguió el recorrido de ambos coches. La Benemérita consiguió dar el alto al turismo en el que circulaban cuatro franceses en la autovía A-66, a la altura de San José de la Rinconada.
El marroquí que iba a bordo de la Ford Transit blanca se adentró por las calles de Sevilla. Dejó el vehículo en la Avenida de República Argentina, en el barrio hispalense de Los Remedios. Luego, continuó su fuga a la carrera por calles cercanas, hasta que un agente de la Policía Local lo encontró tumbado debajo del maletero de un coche. En el interior del coche, cuya parte trasera se hallaba llena de sangre, se encontró 8.000 euros y una escopeta repetidora.
*Durante unas horas este periódico publicó una foto de una tercera víctima que no coincidía con la realidad. Hemos corregido dicha imagen por respeto hacia la persona señalada por error.