¿Es caro? ¿O es barato? Una semana después del desconcertante ataque de Pere Navarro al coche eléctrico, el debate en torno a su precio está servido. Sus polémicas declaraciones han servido para reafirmar a sus detractores, empedernidos en el modelo de combustión y, a su vez, para desacreditar a los usuarios de eléctricos, quienes tratan de difundir sus virtudes casi como si de activistas se tratase. Como cada caso particular es un mundo, desde este periódico cogemos la calculadora y hacemos los números que en su día realizaron varios conductores con distintos hábitos ante este dilema: la decisión de comprarse un coche eléctrico.
Empezamos por lo básico. El pasado viernes 11 de octubre, durante un desayuno informativo celebrado en el Hotel Palace de Madrid, el director de la Dirección General de Tráfico dijo lo siguiente: "Cometimos el error de vender un producto que no teníamos en la estantería, no tenemos dónde enchufarlo y el precio es carísimo. Nos equivocamos todos".Complementariamente, Navarro argumentó que era imprescindible combatir el problema de la "precariedad" en los empleos antes de incentivar a los españoles a comprar un vehículo de estas características. Pero el daño ya estaba hecho.
Un perjuicio que, en primer lugar, ha provocado un daño aún no cuantificado a las marcas que los venden. Los esfuerzos en investigación, en infraestructura, en autonomía y, sobre todo, en precios parecen no convencer a un líder de opinión del ámbito automovilístico como lo es el director de la DGT. Esta semana, en El ESPAÑOL nos pusimos en contacto con representantes de las principales marcas que venden eléctricos en España con el objetivo de conocer sus sensaciones tras al mencionado ataque. Según estos, la visión de Navarro es "simplista". Pero las opiniones de estos representantes, por muy fundadas que estuviesen, podrían ser tildadas como 'interesadas' o 'incentivadas'.
Por ello, decidimos ponernos en contacto con quienes más conocen al eléctrico, que no son otros que quienes tienen uno. Ellos no tienen mayor interés en que el vehículo de 0 emisiones se expanda más allá de reducir la contaminación. De hecho, siendo egoístas, un aumento de conductores eléctricos hasta les perjudicaría, ya que ello conllevaría tocar a menos puntos de carga. Aun así, su convencimiento es tal que no dudan en compartir su conocimiento y su experiencia. Experiencias como la de Sebas, quien consiguió ahorrarse más de 1.500 € al año al aparcar en zonas verdes y azules; como la de Alejandro, quien es capaz de sobrevivir sin tener un punto de carga en su casa; o como la de José Manuel, quien ha calculado que en tres años comenzará a ahorrar dinero con la compra de su eléctrico respecto a la de un coche de combustión.
Son caros, para ricos, con precios que difícilmente bajan de los 30.000 euros; las baterías no están suficientemente desarrolladas, pueden dejarte tirado y se deterioran; si no se tiene un garaje, no es viable... Seguramente hayan escuchado alguno de estos argumentos. Y, sin embargo, el 99 % de los conductores que poseen un eléctrico no volvería a comprarse un coche de combustión, según comprobó la consultora All Media Consulting en su Encuesta Nacional de Usuarios de Vehículo Eléctrico. Veamos por qué.
No necesariamente caro
El primer caso que abordamos es el de un conductor que ha cambiado en numerosas ocasiones de coche a lo largo de su vida, siempre en busca de las mejores ofertas. En el año 2013 adquirió su primer híbrido y, desde ahí, todos los que han venido después han sido puramente eléctricos. Su último coche, de kilómetro 0, le ha salido por 4.000 euros.
Paco es un profesor de escuela que, aunque reside en Estepona (Málaga), todos los días viaja hasta Los Barrios, una localidad cercana a Algeciras. Allí le conocen como 'El maestro del coche eléctrico'. Vive, como él dice, "a caballo entre la Costa del Sol y el Campo de Gibraltar". Recorre al día unos 90 kilómetros entre ida y vuelta. Además, combina los viajes rutinarios con escapadas de fin de semana junto a su familia. Puede viajar a destinos cercanos, en torno a los 100 kilómetros, o no tan cercanos, ya que nos confiesa que algún sábado ha llegado a viajar hasta otros destinos, como Lisboa, a 700 kilómetros. Calcula que al año puede recorrer unos 25.000 kilómetros.
Antes del 2013, vivían con un Volkswagen Passat, que apenas utilizaban, y con un Toyota Land Cruise, un todoterreno con el que su familia (numerosa) viajaba de manera más cómoda, pero que les daba auténticos quebraderos de cabeza: un consumo de 13 litros de diésel a los 100. Fácilmente, el gasto anual en combustible podía estar sobre los 3.000 euros. Sin contar revisiones, mantenimiento o reparaciones.
Por ello, decidieron entrar en el mundo de los eléctricos de la mano de un híbrido enchufable. Un Toyota Prius, también de kilómetro 0, por 23.500 euros. Un modelo similar al de gran parte de los taxistas españoles. "El cambio fue brutal, inmediato", recuerda Paco. "Toyota, consultando mi ordenador de abordo, calculó que me he ahorrado 1.200 litros de gasolina en comparación con otro vehículo de combustión de características similares", explica. El consumo de este híbrido era de 2,5 litros a los 100.
Hace dos años, a las manos de este profesor llegó una oferta que no pudo rechazar. Motivado por la experiencia con el híbrido, compró un Peugeot Ion, un vehículo casi idéntico a los que la empresa Emov alquila para compartir por algunas ciudades españolas. También de kilómetro 0 y con tan solo 32.000 kilómetros a sus espaldas, este coche lo obtuvo a cambio de 4.000 euros. En su día era capaz de recorrer 150 kilómetros con la batería plenamente cargada; hoy, solo 100. Suficientes para el día a día de este conductor, que cuenta con la ayuda de un enchufe doméstico cerca del colegio en el que trabaja.
Este Ion se carga en el garaje comunitario de su edificio, donde pudo instalar un punto de carga. Allí, carga a 7 céntimos el kW en horario reducido. "Con el Prius podía gastar 140 euros en gasolina al mes en mis trayectos diarios, que ya de por sí era poco. Con el Ion, gasto solamente 20 euros", detalla. Todavía, sin ningún fallo mecánico.
¿Y sin garaje?
Al ejemplo anterior no le importaba tener un coche con el que únicamente poder recorrer 100 kilómetros. Es más, le venía de lujo. Pero es evidente que a muchos les puede parecer una autonomía escasa. Para ellos, los siguientes ejemplos.
Alejandro y su mujer tenían, hasta hace dos años, un Ford Focus de gasolina con el que cada año recorría 30.000 kilómetros. Alejandro iba y venía con él desde su casa en Torrelodones (Madrid) hasta Mirasierra, barrio madrileño en la que trabaja como consejero de Chargick, una compañía de soluciones para el coche eléctrico. 80 kilómetros diarios de atascos por la nacional seis, 30.000 kilómetros al año y 1.500 euros anuales en combustible.
Antes de dar el salto, ya eran unos plenos convencidos de las ventajas de la energía renovable; su casa se alimenta con energía solar de paneles fotovoltaicos. Por ello, cuando llegó la hora de decidir qué coche iba a sustituir al Focus, tuvieron claro que sería eléctrico.
Tras recorrer varios concesionarios y recibir varias contestaciones negativas, encontraron a través del Banco Santander una oferta para un renting de un Renault Zoe, un eléctrico capaz de recorrer 300 kilómetros y disponible desde 21.000 euros. En su caso, 295 euros al mes. Solamente en combustible, el gasto con otro Focus podría haber sido de unos 125 euros mensuales, a los que habría que sumar mantenimiento, posibles averías, reparaciones y otros gastos como mayores impuestos.
Las placas solares de poco sirvieron: por un problema logístico de la red, el enchufe de su garaje quedó inutilizable. Pero consiguieron sobreponerse al problema. Este conductor cuenta que fue capaz de modificar sus hábitos para cargar su coche aprovechando labores cotidianas, como al ir a la compra a su supermercado de confianza o al hacer gestiones en el centro de Torrelodones. Todas las cargas, completamente gratuitas. Además, hace un año su mujer tuvo la suerte de contar con un punto de carga en su trabajo, por lo que una vez a la semana puede enchufar el Zoe y cargarlo.
Por lo tanto, su gasto en 'combustible' actualmente es 0 €. Calcula que de haberse comprado un Renault Megane (coche de combustión con el que podría compararse), a partir del quinto año habría comenzado a perder dinero respecto a la compra que ha realizado. Además, de esta forma, los atascos ya no son un problema, puesto que por ser no contaminante puede hacer uso del carril Bus-VAO de la A-6.
Viajes largos a 0 €
Sebas, un joven alemán afincado en España, compartió coche de gasolina junto con sus compañeros de piso cuando ya no pudo disfrutar del abono joven en Madrid. Nunca se sintió cómodo con él, puesto que es un firme comprometido con el medioambiente. Por ello, su primer y único coche hasta la fecha también ha sido un Zoe.
Vivía de alquiler en Galapagar (Madrid) y todos los días tenía que ir hasta el centro de la capital, a la Plaza de Cibeles, recorriendo 78 kilómetros diarios. Aprovechando una oferta de Renault, lo consiguió por algo más de 19.000 euros. No tuvo la posibilidad ni de contar con un garaje propio con punto de carga ni con ningún otro de carácter público en la localidad. Aun así, su propósito fue claro: no gastar dinero en combustible. Por ello, modificó su rutina para poder para cargar su coche de manera gratuita. Entre dos y tres días por semana, alteraba su ruta para pasar por el Corte Inglés de Pozuelo, aparcar allí, enchufar su coche y aprovechar dos o tres horas para estudiar, labor que compaginaba con su trabajo. También, y al igual que en el ejemplo anterior, las compras semanales en supermercados eran fundamentales para cargarlo.
"Solamente en zonas de estacionamiento regulado (SER), me he ahorrado entre 1.500 y 2.000 euros al año", cuenta Sebas a EL ESPAÑOL. Este conductor, haciendo cálculos, considera que no ha pagado más de 20 euros por cargar su coche en los 53.000 kilómetros que ha recorrido. Ni siquiera cuando ha decidido emprender viajes largos, como a Barcelona o a Lisboa. En este vídeo, grabado por él mismo y editado por Diego Soria, un joven youtuber comprometido con los coches eléctricos, cuentan la 'hazaña' de viajar desde Madrid hasta Barcelona con su coche. Y en menos de las 25 horas que se tardarían hasta Cádiz, según las palabras de Pere Navarro.
"Cuando tengo que hacer un viaje largo, me planifico con tiempo; acudo a la Asociación de usuarios de Vehículo Eléctrico (AUVE) e ingreso en los distintos grupos de WhatsApp que tiene para cada comunidad Autónoma. En cada uno me explican por dónde dirigir mi ruta, dónde puedo parar a repostar gratis, y por dónde tardo menos. De esta forma, me ahorro tener que pagar un billete de bus y gasto mi dinero gustosamente en pueblos de la España vaciada, que de otra forma nunca podría conocer", explica este conductor. "Tardaré un poco más, pero no me gasto ni un euro", argumenta.
Sobre si son caros los coches eléctricos o no, se moja: "Hay que entender el negocio de combustión, que prefiere venderte un coche más barato porque te obliga a 'pasar por caja' para pagar por revisiones y recambios", concluye.
Ideal para distancias largas
El coche eléctrico incluso tiene sentido en zonas rurales en las que no hay infraestructura de carga. Eso sí, siempre y cuando se pueda cargar en un garaje. A José Manuel, profesor de Matemáticas en la Universidad de Málaga, le viene de perlas el suyo. Este experto en números sacó un lápiz, un papel y consiguió resolver su ecuación particular: el coche eléctrico, en su caso, estaría amortizado en cuatro años.
Este profesor iba y venía tres veces por semana hasta su trabajo desde Priego de Córdoba, un pueblo de las Sierras Subbéticas. 135 kilómetros por trayecto. El resto de días, los pasa en un piso de Benalmádena. Este itinerario, más algunos viajes en periodos vacacionales, hace que recorra al mes unos 4.000 kilómetros. Hasta mayo los hacía abordo de un BMW 320, con el que gastaba 300 euros al mes en gasoil. O lo que es lo mismo, 3.600 euros al año. Con 400.000 kilómetros a sus espaldas, el coche ya había cumplido su cometido y había que jubilarlo. Además, sus reparaciones dolían al bolsillo. "No era difícil llegar a los 500 euros en alguna revisión", recuerda.
"Como hago muchos kilómetros, necesito un coche cómodo y fiable", explica este docente. Cuenta a este diario que estuvo mirando coches similares, como un Serie 3, cuyo precio ronda los 40.000 euros. Sin embargo, por culpa de sus últimos estudios en el ámbito profesional, relacionados con la conducción autónoma, este conductor se había fijado en Tesla como una de las marcas referentes en ese campo. Y el Model 3 se ajustaba a sus necesidades.
El precio final de su nuevo coche, con la batería de mayor potencia (560 kilómetros), fue de 53.400 euros. Financiado a 10 años, cada letra le sale por 400 euros. Solamente 100 más que lo que gastaba o gastaría en diésel con otro coche de combustión, y sin contar su respectiva factura mensual. Los 14.000 euros de diferencia entre uno y otro se acabarán equiparando al cabo de cuatro años, si solamente se tiene en cuenta el gasto en combustible.
En el caso de José Manuel, dispone de una tarifa eléctrica (contratada con la compañía Enerkia) que, de 1:00 a 7:00horas, puede cargar su coche de manera totalmente gratuita. Su gasto en combustible es cero.
Aun así, el amante de los números nos hace su particular cálculo. Si no dispusiera de esta tarifa, ir al trabajo y volver le costaría algo más de tres euros (con un cálculo de 8 céntimos el kilovatio en horario nocturno). Si lo tuviese que hacer con un coche tradicional, con un consumo de 6 litros a los 100, el coste sería de unos 20 euros. Por trayecto.
Aprovechando los conocimientos del matemático, da una recomendación para las personas que puedan estar interesadas. "Si uno se mueve bastante, en torno a 15.000 o 25.000 kilómetros al año, las cuentas salen. Que haga los cálculos.", recomienda.