Lorenzo Verdugo Jiménez tuvo que madrugar este lunes para recorrer con su furgoneta los 181 kilómetros que separan la localidad de Villamayor de Santiago, Cuenca con el Valle de los Caídos, junto al monasterio de San Lorenzo de El Escorial. A las seis estaba ya despierto y de camino al norte de Madrid. "Todavía no me ha dado tiempo ni de comer", aseguraba a EL ESPAÑOL, por teléfono, al filo de las cinco de la tarde, de regreso a su casa. Para allá que se llevó todos sus bártulos, y también la maquinaria necesaria para el proceso que va a tener lugar esta semana: la exhumación, el próximo jueves, del dictador Francisco Franco.
[Directo: última hora de la exhumación de Franco]
El suyo es un municipio español situado en la provincia de Cuenca, próximo a Toledo. Allí está afincada su empresa la que lleva desde hace 15 años con su hermano Juan Carlos, Mármoles y Granitos Hermanos Verdugo Jiménez S.L. Sus vehículos accedían durante la mañana de este lunes al interior del recinto, cerrado desde el pasado 11 de octubre. Camiones, grúas, y toda clase de herramientas necesarias para lograr que la operación se desarrolle con normalidad. Entre todos los vehículos que accedieron al recinto a lo largo de la mañana, hubo varios que llamaron la atención del público. En gran parte, por el llamativo nombre de la rotulación.
[Así será la exhumación de Franco: preguntas y respuestas]
Dicen algunos de los vecinos de la localidad que apenas cuenta 2.500 habitantes que hace un mes que se comenta por las esquinas. Una novedad que alteró la calma de un lugar en el que las cosas que pasan, si suceden, pasan a lo grande. Todo es grande en el pueblo pequeño. "Se oía que eran ellos quienes iban a hacer el levantamiento de la tapa", dice el dueño de Mármoles 'El Bomba'.
En otro de los establecimientos del pueblo explican cómo los hermanos Verdugo son especialistas en lápidas, panteones y escaleras. También expertos en el corte, tallado y acabado de la piedra. Un negocio que está presente en el seno de la familia desde hace años. Que es lo que les da de comer.
Se trata de una pequeña empresa que, en su fundación, apenas contaba con tres empleados. Un negocio familiar que ha ido subsistiendo estos años en esa localidad de la provincia de Cuenca.
Todo está ya preparado para lo que ocurrirá el jueves en la basílica. La zona del altar, donde está ubicado el féretro bajo tierra, se rodeará con un biombo. Cuando se levante la losa y se abra la tumba estarán presentes, entre nietos, cónyuges y bisnietos, 22 familiares de Franco. Solo dos de ellos podrán acceder a ese perímetro cercado. También estará allí Dolores Delgado, la ministra de Justicia, en calidad de notaria mayor del reino. Dentro estarán también entre cuatro y seis operarios de la funeraria, y también un médico forense.
Una familia dedicada al mármol
Los hermanos Verdugo son cuatro. Los chicos, Lorenzo y Juan Carlos montaron la empresa en el año 2004. En la misma calle en la que tienen la pequeña firma dedicada al sector del mármol y de las lápidas, poseen también una funeraria. De las otras dos hermanas, una de ellas se encarga del servicio de floristería.
La empresa de los Verdugo, pese a estar centrados en el sector funerario, ofrecen toda clase de servicios en otros aspectos que pueden resultar interesantes, a nivel doméstico. Ellos mismos lo explican en sus anuncios virtuales con los que publicitan estos trabajos dispares. Son la élite en el trabajo del mármol, pero también saben desenvolverse en otras materias. Eso sí, siempre se mueven en esa especialidad que más controlan, que no es otra que el trabajo de la piedra :
-"Mármoles y granitos para baño y cocina y todo tipo de decoración de viviendas.Fabricación de lápidas.De mármol y de granitos. Solados y aplacados de mármol. Fregaderos.Lavabos. Encimeras de cocina y baño. Trabajos en Silestone. Trabajos en Compac. Asimismo, hacemos trabajos en construcciones. Le daremos los mejores trabajos en mármoles y granitos en todas sus variedades".
Esta familia lleva 15 años trabajando en el sector. Les viene de tradición familiar. Fue el padre el primero en meterse en el negocio, mucho antes que ellos. Cuentan en el pueblo que también él, cuando era joven, tuvo en su poder una funeraria. Ya entonces, cuando ellos eran niños, sus padres trabajaban el sector del mármol.
Luego ellos decidieron continuar la saga iniciada décadas atrás. Ahora, los hijos van a poder vivir de primera mano uno de los pasajes más polémicos y trascendentales de los últimos años. Serán ellos quienes levanten, por primera vez en 44 años, la losa de la tumba. Y además para sacarlo de allí para siempre. Sin duda, un momento histórico.
Para ello, la familia conquense dedicada al sector funerario ha llevado hasta el Valle de los Caídos todas las herramientas necesarias. El proceso es sencillo: se coloca una estructura alrededor del hueco en el que está colocado el ataúd; se trata una grúa portátil que rodeará la lápida con el nombre grabado de Franco. Con ella retiran primero la losa, que pesa 1.500 kilos. Luego, ayudados de unas poleas y unas cintas, extraerán el ataúd de madera en el que se encuentra el cuerpo embalsamado del dictador. A partir de ahí, en principio, su trabajo ya habría terminado.
Una vez retirada por los operarios del grupo de los Verdugo, la losa de una tonelada y media será trasladada con la grúa que ya se encuentra en las inmediaciones del mausoleo. Una vez extraído, los nietos llevarán el ataúd a hombros hasta la explanada, sin banderas ni honores, pese a que era lo que habían exigido. Luego se trasladará a su nueva ubicación en el panteón familiar de Mingorrubio. Allí el prior del Valle de los Caídos bendecirá el féretro y celebrará una misa junto al hijo de Antonio Tejero, condenado por el golpe de estado del 23-F.
Traslado en helicóptero
Tras la parafernalia y el desfile de los familiares del dictador, un helicóptero Superpuma de las Fuerzas Armadas estará preparado para llevar a Franco volando, cuanto antes, hasta el cementerio de El Pardo.
Según el dispositivo elaborado por el Gobierno, dentro de la basílica, en la que no podrán tomarse imágenes. La operación de exhumación y posterior reinhumación, que se llevará a cabo el próximo jueves, tendrá un coste máximo para las arcas públicas de 63.061,40 euros.
Todo está dispuesto, atado y bien atado, y salvo sorpresa sobre la bocina, el dictador Franco saldrá de su tumba con honores esta misma semana.