Los nietos de Francisco Franco ya han asumido que no podrán brindar honores al dictador en el Valle de los Caídos. Así se lo transmitió un emisario del Gobierno en una reunión celebrada en Moncloa. La familia pretendía envolver el féretro con la bandera que lo arropó en noviembre de 1975, conservada en su día y dejada en herencia por Carmen Polo. No obstante, según ha contrastado este diario, esa restricción no existirá una vez dentro de la cripta de El Pardo.
Allí, los nietos y bisnietos de Franco sí podrán extender la enseña con el águila de San Juan y celebrar una breve misa en honor de su ascendiente. La homilía correrá a cargo de Ramón Tejero Díez, hijo del guardia civil que irrumpió armado en el Congreso el 23-F. Párroco en un municipio de Andalucía, se trasladará hasta el cementerio de la capital a petición de los Franco.
Hace unos días, el propio Antonio Tejero, cabecilla de aquel golpe y condenado por rebelión militar, escribió una carta al Papa para pedirle que impidiera la exhumación. En la misiva, alababa la figura de Franco: "Es el hombre que liberó a España de la barbarie comunista (...) Artífice de su reconstrucción física y espiritual".
El cementerio de El Pardo, también conocido como de Mingorrubio, es de propiedad pública, pero el Estado cedió la cripta -que incluye una pequeña iglesia- al dictador. De ahí que los descendientes hayan preguntado al Gobierno: "¿Y qué pasa si dentro de unos años quieren volver a desenterrarlo?". Por eso, el Ejecutivo socialista les ha ofrecido comprar el habitáculo. Un extremo que los Franco, de momento, rechazan.
En las tumbas del exterior yacen colaboradores muy estrechos de Franco, como el almirante Luis Carrero Blanco o el expresidente Carlos Arias Navarro. El camposanto se encuentra a unos metros de una colonia de viviendas que el régimen construyó para alojar a los escoltas del dictador.
El último encuentro Franco-Moncloa
La intención inicial de los Franco fue brindar honores militares a su pariente dentro del Valle de los Caídos, salvas y descargas de fusilería incluidas. A partir de ahí, fueron reculando y deslizando distintas alternativas al Gobierno.
Luis Felipe Utrera Molina, abogado de la familia e hijo de un ministro de la dictadura, comunicó al Ejecutivo la intención de envolver el ataúd en la Basílica con la bandera preconstitucional. Una vez fue rechazado, el propio Francis Franco -que participó en el último encuentro con Moncloa- solicitó emplear la enseña actual, que también fue denegada.
En el interior del templo estarán los nietos y bisnietos, alrededor de una veintena de personas. Pero se instalará una carpa sobre la lápida a la que sólo podrán acceder los operarios, dos descendientes y la ministra de Justicia, Dolores Delgado. A continuación, la familia sacará el féretro a hombros y será trasladado -probablemente en helicóptero- al cementerio de El Pardo. A bordo del vehículo sólo viajará un nieto.
Las únicas fotografías que podrán tomarse en Cuelgamuros se realizarán desde el exterior de la Basílica. Los dos nietos que entren en la carpa no podrán llevar cámaras ni móviles. No obstante, los Franco, en caso de que lo deseen, sí podrán capturar el instante de la reinhumación en El Pardo.