“No podéis tener Trabajo, sois incómodos para la CEOE”. Esa es la frase que los negociadores del PSOE les dijeron a Unidas Podemos, según estos últimos, en el reparto de cromos en el que se acabó convirtiendo la negociación para la pasada investidura fallida de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Y uno de los motivos para esa incomodidad era que el nombre que rondaba para ocupar el Ministerio de Trabajo era el de Yolanda Díaz, la diputada de Galicia en Común. En esa suerte de dos Españas del trabajo que parece que obligan a elegir entre estar en el bando de los trabajadores o de los empresarios, ella siempre ha estado en el lado de los primeros.
Tras las nuevas elecciones, la situación ha avanzado hasta el punto de partida, con nuevas negociaciones y nuevos cromos. Pero el nombre de Yolanda Díaz sigue sonando para llevarse la cartera de Trabajo. Y ahora lo hace con más fuerza, y sigue preocupando a algunos. Se podría decir que se trata de una ministra sindicalista, aunque no esté afiliada, porque ha basado su carrera en defender a los trabajadores. Hasta ahí, todo en orden. Pero preocupa que no conoce la parte de los empresarios, de los que también será ministra, porque nunca ha trabajado en una empresa privada ajena. "Me preocupa, porque realmente nunca ha gestionado gran cosa", comenta a EL ESPAÑOL un miembro de su propio partido y que ha trabajado estrechamente con ella.
No en vano, el anuncio del probable Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos ha puesto nerviosos a los empresarios del país. Miembros de organizaciones como la ya citada CEOE han calificado el preacuerdo de “preocupante”. Aunque no todos lo han hecho -como responsable de la patronal catalana Foment, Josep Sanchez Llibre, quien se ha mostrado a favor- la bolsa, que sirve de termómetro del sentir de las empresas, dio un vuelco cuando se conoció la noticia. De salir todo ello adelante, si Esquerra Republicana dice que sí, será Yolanda Díaz sustituirá a la actual ministra en funciones Magdalena Valerio y se convertirá en la máxima responsable de empresarios y trabajadores, aunque tiene claramente sus preferencias.
La ministra sindicalista
La entonces joven Yolanda Díaz estudió Derecho en la universidad de Santiago de Compostela, en Galicia. Tras acabar la carrera comenzó trabajando en la misma ciudad como pasante en el despacho del abogado Manuel López. Un pasante es una especie de becario y a ella le sirvió para meter el pie en la abogacía.
Fue en 1998 cuando Díaz dio el salto profesional y se colegió en su Ferrol natal. Ahí montó su propio despacho y, aunque iba haciendo un poco de todo, se fue especializando en derecho laboral, defendiendo a los trabajadores de EREs, de despidos improcedentes o de condiciones abusivas. Sin embargo, dicen, que lo que más le gustaba era defender a los desfavorecidos, en general. Por ello estuvo asesorando jurídicamente a mujeres maltratadas.
Uno de los ejemplos fue cuando en 2009 defendió a Xesús Anxo López Pintos, un sindicalista de las cofradías de pescadores de Mugardos que estaba juzgado por haber, presuntamente, golpeado a un agente con una piedra en una manifestación de los trabajadores que pedían un cambio en la dirección de la cofradía. También apoyó políticamente, en 2007, a los mariscadores que bloquearon el paso a un buque extranjero en Mugardos. Pedían abrir conversaciones con la empresa para sopesar los daños que los buques hacían a la ría.
No sería descabellado decir que si finalmente llega al ministerio, lo está haciendo una sindicalista, en esencia, sin afiliar y una trabajadora que nunca ha trabajado para una empresa privada. Ella es de trinchera, de los trabajadores, de los que gritan en las manifestaciones eso de “ni de izquierda ni de derecha, somos los de abajo y vamos a por los de arriba”. Por eso cuenta que se crió entre panfletos revolucionarios y recuerda con cariño que Santiago Carrillo le besó la mano cuando tenía cuatro años.
Así, aunque nunca llegó a trabajar formalmente para Comisiones Obreras, sí que ha sido cercana al sindicato a través de la figura de su padre. Formó parte, durante un tiempo, como abogada externa, de la asesoría jurídica de la Unión Comarcal de Comisiones Obreras en Santiago. No en vano, todos los dirigentes de Comisiones con los que este diario se ha puesto en contacto guardan un buen recuerdo de ella. La cercanía era tal que algunos incluso sí creen que ha trabajado para el sindicato.
Yolanda Díaz sigue yendo, todos los años que puede, a Ferrol a celebrar el día de la clase obrera gallega que se conmemora el 10 de marzo. Ahí aprovecha para hacer apariciones públicas y reencontrarse con viejos camaradas. “Tiene una capacidad profesional y política notable”, explica a EL ESPAÑOL un antiguo secretario general de Comisiones en Galicia. “Ha quedado claro a lo largo de su trayectoria que puede ejercer cualquier tipo de responsabilidad. Y, en cuanto al ministerio, pues qué decir... que Trabajo le viene como anillo al dedo, tiene el perfil perfecto”, añade.
"Siempre de Pablo Iglesias"
Sin embargo, no todos los sitios por los que ha pasado la recuerdan con cariño. Yolanda Díaz fue compaginando su trabajo como abogada con distintas incursiones en política. La primera relevante, en 2005, cuando accedió a la coordinación nacional de Esquerda Unida y fue candidata a la Xunta. Dos años después fue la cabeza de lista de la formación a las elecciones de Ferrol y en 2008 fue responsable de la secretaría de Políticas Sociales dentro de la comisión ejecutiva de Izquierda Unida. En 2009 repitió de nuevo candidata de Esquerda a a la Xunta. Nunca consiguió ganar las elecciones, “donde se presentaba era sinónimo de fracaso”, comenta a este diario un antiguo cargo relevante dentro de la formación de izquierdas.
“A mí, a pesar de ser del partido, su nombramiento me preocupa porque realmente nunca ha gestionado gran cosa. Siempre ha estado en la oposición y la bronca”, comenta a este diario otro miembro que ha trabajado estrechamente con ella. “Ni siquiera ha ocupado un cargo en un sindicato, a pesar de ser hija de quien es, y me llama la atención que fue ella la que movió los hilos para que Podemos no firmase el Pacto de Toledo. Y así están los jubilados...”, añade.
Yolanda Díaz dejó finalmente la abogacía en 2012 cuando pasó a formar parte de la coalición Alternativa Galega de Esquerda, que incorporaba a su Izquierda Unida, y consiguió entrar en el Parlamento gallego, ocupando la viceportavocía del grupo. Fue en ese año cuando conoció a Pablo Iglesias.
El ahora secretario general de Unidas Podemos y probable vicepresidente del Gobierno fue contratado por Izquierda Unida para potenciar la comunicación en las elecciones de 2012. Por esos lares pasaron también unos entonces desconocidos Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón, cuando todavía eran familia, cuando iban a asaltar los cielos antes de asaltarse a la yugular.
“Ese trabajo le sirvió a Pablo Iglesias para tener contactos en Galicia. Ayudó con el proceso electoral y aprovechó para conocer a mucha gente que luego le vinieron al pelo en el desarrollo de Pablo Iglesias”, explica la misma fuente. “Desde entonces, aunque estaba en Izquierda Unida, Yolanda Díaz siempre ha sido de Pablo Iglesias”, añade.
Y ahora Pablo Iglesias se lo paga de vuelta, cubriendo con ella varios frentes para sí mismo: nombra a una mujer, viene de las confluencias regionales de Podemos y contenta a los sindicatos. Cuando suena su nombre como futura ministra de Trabajo siguen los ecos de la frase que dijo. “Si yo estuviera en el Gobierno, me daría igual lo que dijeran el FMI o la UE”. Recuerden al ministro de finanzas griego Yanis Varoufakis.
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