Giro en el caso del crimen del pantano de Susqueda: el testigo clave aparece muerto en su cabaña
Bartomeu Soler se encontraba pescando en el pantano cuando ocurrió el asesinato. Fue el único que vio a Jordi Magentí en el escenario del crimen.
11 diciembre, 2019 13:23Noticias relacionadas
Bartomeu Soler, testigo clave en el crimen de Marc y Paula en el pantano de Susqueda (Gerona), ha aparecido muerto. El hombre vivía en una cabaña a orillas del embalse y, en un primer momento, fue señalado por el asesinato de los dos jóvenes. Bartomeu ha sido encontrado despeñado cerca de un árbol, donde había colocado una soga y una escalera fabricada a mano. Todo apunta, según las primeras hipótesis de los Mossos d'Esquadra, que el hombre tenía pensado suicidarse, pero sufrió una caída accidental. Bartomeu llevaba muerto varios días cerca de su cabaña; un lugar de difícil acceso.
Para rescatar el cuerpo, los Bomberos tuvieron que acceder con un helicóptero. Además, los agentes han encontrado dentro de su cabaña una nota de despedida. Está fechada en el pasado 16 de noviembre. Bartomeu fue uno de los primeros investigados por la muerte de Marc y Paula, cuyos cuerpos aparecieron en el pantano de Susqueda a finales del 2017. Los investigadores pusieron el foco sobre él debido a la proximidad de su pequeña vivienda al lugar de la desaparición y asesinato. Los agentes le descartaron rápidamente al acusar a Jordi Magentí; Bartomeu observó su Land Rover al lado de la escena del crimen. Magentí pasó nueve meses en prisión y siempre ha mantenido su inocencia.
Dos años después, sin culpables
Marc -de 23 años- y Paula -de 21- desaparecieron el 24 de agosto del 2017. Los dos jóvenes, que eran pareja, habían ido a pasar la noche al pantano de Susqueda (Gerona), cercano a su casa. Hasta allí se llevaron solamente su kayak; tenían pensado dormir en el Opel Zafira de Paula. Antes de llegar al lugar, sacaron dinero de un cajero. Esta fue la última imagen de Marc y Paula con vida. Dos días después de desaparecer, los agentes encontraron la embarcación de la pareja, estaba a la deriva. En la otra punta del pantano apareció el coche. Le habían puesto varias piedras en su interior; se encontraba a unos siete metros de profundidad. Alguien lo había hundido a propósito.
Cuando los Mossos lograron sacarlo del agua se dieron cuenta que faltaba la ventanilla del conductor; por lo que el asesino la rompió para entrar a por ellos mientras dormían. Un mes después encontraron los cuerpos de Marc y Paula; él tenía un disparo por la espalda, ella, uno en la sien, a cañón tocante. Tras meses de una ardua investigación, Jordi Magentí fue detenido. Nueve meses después de su detención, la Audiencia de Girona decretó su puesta en libertad. No había pruebas suficientes contra él.
El hombre vivía en la localidad de Anglés (Gerona), junto a su tío y su madre. Su hijo, también llamado Jordi, fue detenido como sospechoso de haber ayudado a su padre a deshacerse de los cuerpos. No era la primera vez que Magentí estaba en el foco de la Policía. En 1997 asesinó a su primera mujer, Josefina García, cuando volvía de trabajar. Él la esperaba con una escopeta con la que le pegó tres tiros. Posteriormente, la remató en el suelo. Ella ya le había denunciado por malos tratos en dos ocasiones. Cumplió 13 años de condena, de los 15 que tenía que cumplir.