Elsa, a sus ocho años, se subió a la tribuna y alzó la voz para contar su historia en la Asamblea de Extremadura. “Soy una niña transexual, vivo en Arroyo de San Silván y durante los últimos cuatro años he vivido un camino importante, el camino hacia mi felicidad”, empezó su discurso, ante un auditorio callado y atento. Lo había escrito, días antes, junto a su madre, Anabel, y con la Fundación Triángulo. Pero no quería, esta vez, que lo contaran en su nombre. Ella quería hablar sobre su condición sexual y su viaje, sobre su experiencia y sus sentimientos. Decirle al mundo (y a Vox) que existe.
Ese discurso fue su primera acción, el primer gesto público, el que le hizo convertirse en la 'Greta extremeña'. El siguiente, según desvela su madre, Anabel, a EL ESPAÑOL, será pedir el cambio de género en el DNI. "Tenemos los papeles preparados y vamos a hacerlo", proclama, después de que una sentencia del Tribunal Supremo haya avalado que los menores transexuales "con suficiente madurez" puedan pedir el cambio de sexo institucional.
Actualmente, hay 500 niños trans en trámites, todos ellos esperanzados por la sentencia. El Tribunal Supremo considera que Patrick, que pidió el cambió de sexo siendo menor, puede hacerlo a pesar de su edad. "Eso no le priva para solicitar la rectificación de la mención registral", reconoce. "No haber estado sometido a tratamiento durante al menos dos años antes de la presentación de la demanda no le impide obtener la rectificación solicitada", explica.
Elsa es una de las solicitantes. Ella quiere, simplemente, ser Elsa. Y, sobre todo, que le dejen serlo. “Mi hija lo ha dejado claro: estos señores (en referencia a Vox) –aunque no sé cómo llamarlos– no pueden decir que los trans no existen. No pueden venir cuatro individuos a quitar derechos, nadie tiene que quitarles la felicidad”, prosigue Anabel, su madre, en conversación con EL ESPAÑOL.
Sólo ella sabe cómo ha sido el proceso hacia la felicidad de su hija. “Al principio era un poco difícil”, lamenta. Tanto ella como su marido Andrés, dueños de un almacén de fruta, tenían miedo “al qué dirán”, pero en Arroyo de San Silván (Extremadura) siempre la han respetado, nunca le han dicho lo que tiene que ser o dejar de ser. “En el pueblo siempre ha existido el máximo respeto hacia ella”, reconoce su madre.
Quería ser niña
Elsa, desde pequeña, empezó a “identificarse en femenino” y no se sentía a “gusto con la ropa” que le ponían. “No sabíamos qué le estaba pasando a nuestra hija”, recuerda, ahora, Anabel. ¿Y qué hicieron? Ponerse en contacto con la Fundación Triángulo. “Dejamos que nuestra hija pudiera ser libre. Demandaba que quería ser chica y desde los cuatro a los ocho años ha sido cambio. En el colegio se le dijo a los niños y no se extrañaron porque ella nunca lo había escondido”, explica su madre.
El discurso lo dio porque “quería contar que existía. No tenía miedo a la gente que dice en la tele que los trans no existen”. Y eso es lo que hizo, con el apoyo incondicional, desde que era pequeñita, de sus padres. “Queremos lo que todos los padres: que sea feliz. Sin importar si los niños son altos, rubios o lo que sea”, celebra Anabel.
Y ella es feliz. Así lo hizo saber en la Asamblea de Extremadura. “Estoy en el colegio Nuestra Señora de la Soledad, el cole de mi pueblo, y he tenido la suerte de que mis compañeros me han comprendido desde el primer día (…) He tenido la suerte de nacer en mi pueblo. Allí todo el mundo sabe que soy una niña transexual”, contó, sin cortarse un mínimo.
Para terminar pidiendo a los que ‘mandan’, como Greta, que no los decepcionen: “Lo más importante que tengo que decir: ‘Señores y señoras que se dedican a la política, sigan haciendo leyes que reconozcan que las personas son diversas. Por encima de todo, las personas transexuales tenemos el derecho a ser quienes somos. No nos permitan que nadie nos arrebate la felicidad”, finalizó Elsa.
Ese es su camino: ser feliz. “Y modelo”, finiquita su madre. “No sabe la repercusión que ha tenido su discurso a nivel mundial”. Y lo que queda.
Cambio de género en el DNI
Su próximo paso será cambiarse de género en el DNI. Lo hará después de que Patrick, un joven de 17 años que fue inscrito como mujer en el registro, pueda, a partir de ahora, cambiar su sexo oficialmente. Así lo ha reconocido el Tribunal Supremo, que ha remitido a la Audiencia de Huesca el caso del menor que comenzó la batalla legal para que se evaluara si las circunstancias eran las adecuadas para llevarlo a cabo.
Ahora, Patrick, que nació con órganos sexuales femeninos y fue inscrito como mujer, podrá ser hombre. Él, al mismo tiempo que la 'Greta extremaña', ha abierto el camino para que los otros 500 solicitantes que hay puedan seguir sus pasos.