Quién se lo iba a decir. Seguramente, cuando Rosa le cortaba el pelo a Menchu en su negocio de Ribadesella (Asturias) ninguna de las dos imaginaba lo que le vendría. Menchu le contaría que su nieta de mayor quiere ser periodista. Rosa que una de sus hijas estaba muy metida en política. Y poco más. Pero la primera es Menchu Álvarez del Valle, abuela de la reina Letizia (47 años) y la segunda es Rosa María Fernández, madre de Adriana Lastra (40 años), vicesecretaria general del PSOE y portavoz de la formación en el Congreso. La primera ya ha tenido tiempo para adaptarse desde la coronación, sin embargo, la segunda está viendo como ahora su hija está en la brecha.
Ribadesella está difícil estos días. La lluvia y el viento arrecian, la bahía que forma la desembocadura del río Sella se presenta con una tranquilidad que amenaza con romperse de un momento a otro y no hay rastro de los turistas que la pueblan en verano, ahora sólo quedan los valientes. Está viviendo un temporal al que han puesto el nombre de Elsa. Pero hay momentos en los que parece que llega la calma y todo para, como si el sol fuera a salir, como si hubiera pacto. En las mismas está Adriana Lastra. Ella es la riosellana del momento, la hija de origen humilde que ha crecido para ser la mano derecha del presidente del Gobierno en las duras y la responsable de volver a investirlo. Pero se le ha complicado la situación con el pronunciamiento de la Unión Europea sobre la inmunidad de Oriol Junqueras. Ha vuelto la tormenta, como si fuera un espejo de Ribadesella.
Lastra nació en la localidad asturiana en 1979. Aquí pasó sus primeros 18 años de vida junto a su padre, Lorenzo Lastra, alias El Taxista por su profesión, y su madre. De aquí son también sus cuatro hermanas, Tatiana, Arantxa, Guiomar y Amanda y cuentan los que la conocen que todavía le queda el carácter asturiano, también negociando. “Los asturianos no tenemos dobleces, solemos decir las cosas con brusquedad porque solemos ser poco diplomáticos. Y ella es confiable, porque es franca y dice lo que piensa”, explica a EL ESPAÑOL, vía telefónica, su ‘compatriota’ la ministra de Sanidad en funciones, María Luisa Carcedo.
La que es número dos del PSOE se encuentra ahora en su labor más importante desde que entró en política, es decir, desde siempre. Encabeza las reuniones con Esquerra Republicana para lograr la abstención de sus 13 escaños y se está sentando también con el resto de partidos políticos, incluido Bildu, cara larga impostada mediante. Todo ello para lograr que Pedro Sánchez revalide su puesto en La Moncloa. Y este es el segundo asalto, porque ya participó en las líneas gruesas del acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos que se logró apenas unas horas después de las elecciones del pasado 10 de noviembre.
Pero antes de todo eso, Adriana Lastra era una más en Ribadesella, aunque nunca pasó desapercibida. Ya empezó su actividad representativa desde el instituto hasta que, al llegar a la universidad, dio el salto a la política que la ha arrastrado hasta ahora. Dicen los que la critican que tanta devoción por la política le ha llevado a no trabajar en su vida. Parece que no es del todo así. “Ha trabajado aquí, puedes ponerlo así en tú artículo”, dice el responsable de una panadería. “Cuando estudiaba, no sé si un verano o dos pero sé que sí”, añade. El lema da para placa: En vez de poner “Benito Pérez Galdós nació en esta casa”, se puede poner un “Adriana Lastra ha trabajado aquí”.
Política “desde siempre”
Parece que en Ribadesella, a las 17.00 de la tarde se enciende un interruptor. En la plaza de la Iglesia Santa María Magdalena los niños empiezan a salir de la catequesis, los vecinos se despejan de la modorra vespertina y por la megafonía municipal empiezan a sonar villancicos, como una suerte de propaganda oficial navideña. “De vista”, es la frase que más repiten los vecinos a los que se le pregunta si conocen a Adriana Lastra. Y es que aunque salió del pueblo cuando tenía 18 años, vuelve siempre que puede. Antes lo hacía cada fin de semana y ahora cuando la agenda le deja. La última vez fue hace 15 días aproximadamente.
Y cuando llega a la localidad, es imposible no verla. No en vano es la riosellana más célebre, junto a Agustín de Argüelles, presidente de las Cortes de Cádiz, tutor de la reina Isabel II y que da nombre al barrio madrileño en el que, curiosamente, se encuentra la sede del PSOE en la calle Ferraz. Todo queda en casa. Cuando visita Ribadesella, Adriana Lastra duerme en casa de su madre y tiene un grupo de WhatsApp con sus amigas, con las que queda, aunque la mayoría de la gente de su quinta ha abandonado la localidad y se ha instalado en Gijón y Oviedo. A pesar de ser un centro turístico en verano, a la localidad de quedan apenas menos de 6.000 habitantes.
“A ella le ha gustado la política desde siempre”, explica a este diario un compañero que iba con Lastra al instituto público IES Avelina Cerra y que ha pedido permanecer en el anonimato. “Primero, fue delegada de clase desde que pudo. Después, empezó a representar a los estudiantes, era la presidenta de la asociación de alumnos del instituto. Siempre era muy política y se apuntaba a todas las manifestaciones que hubiera”, añade. ¿Y de qué eran esas manifestaciones, cuáles eran las causas? “Ahí ya no me acuerdo porque a mí la política nunca me interesó mucho, pero siempre la recuerdo metiéndose en todo eso y no le vino de una familia excesivamente política, no sé de dónde lo sacó”, comenta.
Hija de taxista y peluquera
En esas están un poco todos los vecinos, y la mayoría conoce a la familia. “El padre, Lorenzo, era muy majo. Veías que estaba orgulloso de su hija pero no hablaba demasiado de ella ni de política, quizás porque quería pasar desapercibido o porque no le interesaba la política”, comenta el propietario de un bar en el que Lorenzo Lastra solía ir a “tertulias” con otros riosellanos. Su padre falleció a finales del pasado mes de julio a los 76 años y a su funeral acudieron numerosas personalidades y un sinfín de vecinos.
“Recuerdo que era una excelente persona, y creo que antes de ser taxista condujo un autobús escolar y que repartía leche por los pueblos de aquí”, cuenta Consuelo, otra vecina y amiga de Guiomar, la hermana de Lastra. “Se podría decir que era el taxista de confianza de mis padres. A veces te llevaba al pueblo que fuera y, si no estaba lejos, ni te cobraba”, añade. En sus orígenes, Adriana Lastra se asemeja mucho a su compañera de partido y actual presidenta del Senado, Pilar Llop. Los padres de Llop también eran taxista y peluquera. Y las coincidencias del poder no acaban ahí, la actual vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y la anterior, Soraya Sáenz de Santamaría, también tienen madres peluqueras.
En pleno centro de Ribadesella, en la plaza de la iglesia, todavía sigue ahí erguida la peluquería de Rosa María Fernández. La siguen llamando la peluquería de Rosa Mari, aunque no figura ningún rótulo con tal nombre y ya ni trabaja ahí. Hace aproximadamente seis años, según cuentan las trabajadoras del establecimiento, decidió jubilarse y vender el negocio a sus empleadas de entonces. Como anécdota, todos en el pueblo saben que Menchu Álvarez del Valle, abuela de la reina Letizia, solía cortarse el pelo ahí. Se lo cortaba Rosa María y de ello nació una amistad entre ambas familias.
Menchu y su marido, ya difunto, José Luis Ortiz Velasco, abuelo de la reina, vivían en la comarca de Sardeu, perteneciente al término municipal de Ribadesella. Él era el delegado de la conocida marca de máquinas de escribir Olivetti en Ribadesella. Abandonado como está Sardeu en el monte, el único centro neurálgico cercano es el de la localidad natal de Lastra y la abuela de la reina todavía a día de hoy sigue bajando los miércoles al mercadillo que se celebra en la plaza. “Antes se la veía más pero, desde que Letizia es reina, pues la abuela tiene un perfil más bajo”, comenta otro vecino.
Uno se imagina que este tema de conversación no saldrá a colación en las negociaciones con Esquerra Republicana. Quizás llenaría todo de barro, puede ser. Pero sobre todo porque Adriana Lastra es muy celosa en cuanto a todo aquello que rodea su intimidad. “Quiere mantener a su familia fuera de lo público porque es su ‘toma de tierra’”, explican sus colaboradores. “Un político no tiene horarios y eso es difícil compatibilizarlo con la familia. Para Adriana es una prioridad proteger ese entorno”, añaden.
Escarceo como panadera
Frente a la bahía de Ribadesella hay un paseo marítimo plagado de negocios que actualmente tienen la persiana bajada. Porque no es verano, por eso están las agencias que ofrecen excursiones en kayac con el cierre echado, pero también por la despoblación que está viviendo el municipio, con carteles de “Se vende” o “Se alquila” colgados en los escaparates. Ahí en medio hay una panadería que bien parece un oasis, con gente que no para de entrar y salir.
Ese es el único lugar conocido en el que Adriana Lastra trabajó en el sector privado. A los 18 años, la número dos del PSOE abandonó su Ribadesella natal para ir a estudiar Antropología Social en la ciudad de Oviedo. No llegó a terminar los estudios, algo que sus detractores le echan continuamente en cara, pero durante ese tiempo aparentemente sí que trabajó algún verano. Fueron trabajos esporádicos, cortos, para ahorrar dinero mientras estudiaba.
La panadería la habían montado una de sus hermanas, la segunda más mayor -Adriana es la tercera de las cinco- y una prima carnal suya. Pero, con el tiempo, la hermana acabó dejando el negocio y montando otra panadería en Gijón. Aún así, todos se acuerdan de Lastra. “Ha trabajado aquí”, reconoce el actual responsable del establecimiento, que ha pedido que su nombre no figure en el artículo.
“No sé cuánto tiempo estuvo porque fue antes de que entrara yo, aunque somos de la misma quinta”, explica. “Pero siempre que alguien me dice que ella no ha trabajado nunca, yo siempre les respondo que no es verdad, que aquí sí que lo ha hecho”, añade. Aunque no recuerda cuánto tiempo, el encargado explica que sus labores eran las de echar una mano, repartiendo o haciendo recados, en el horno, “un poco de todo”, dice.
En una entrevista que dio la propia Lastra, dijo que ella había empezado a trabajar a los 14 años, pero no explicó nada más al respecto. Y cada vez que se le pregunta esquiva el tema amparándose en que no tiene por qué hablar de ello y escudándose en su vida privada. Si bien este extremo es cierto, a muchos les da la sensación de que pareciera que oculta algo.
“Todos tenemos nuestros perfiles”, explica la ministra de Sanidad María Luisa Carcedo, cuando se le pregunta por las críticas que recibe Lastra al carecer de estudios superiores y de experiencia laboral algo más amplia. “A algunos les gustará que tengas licenciatura y a otros les gustará que no la tengas. Pero esto no es una oposición donde tienes que demostrar conocimientos específicos en no sé qué materia sino conocimientos políticos. A Adriana Lastra esto le sobra. Cada cual pondrá el foco donde quiera, pero ella es vicesecretaria general del partido y su papel es saber actuar políticamente”, añade, cerrando filas en torno a ella.
La negociadora de Sánchez
Fue durante esa época de panadera cuando Adriana Lastra comenzó a profesionalizarse en política. A los 18 años, en 1998, a la par que se iba a estudiar a Oviedo, entró en las Juventudes Socialistas de Ribadesella y se convirtió en su presidenta un año después. El puesto lo ejerció hasta 2004, cuando dio el salto a la siguiente división y fue nombrada secretaria de Movimientos Sociales en FSA-PSOE, los socialistas de Asturias.
Durante esa época, cuando dirigía las juventudes riosellanas, conoció a Adrián Barbón, que ahora presidente del Principado de Asturias. Ambos se han convertido ahora en una especie de dream team del socialismo asturiano. “Los dos nos acercamos al PSOE tras la primera victoria de José María Aznar, en esa legislatura del 2000 al 2004”, explica Barbón a EL ESPAÑOL, por teléfono. “Ya entonces pensé que era una gran política, porque trasladaba mucha energía”, añade.
Ese tiempo lo fue de lucha para los socialistas y en especial para los asturianos. “Ahí nos formábamos políticamente, era un sitio propicio para alguien con vocación política”, dice Barbón. Desde entonces, “ella es leal, por encima de todo, al partido y a las convicciones del partido”, comenta. “Es una mujer que vive la política de una forma única”, añade.
-¿Y como negociadora con ERC?
-De primer nivel. Tiene una vista larga. Sabe ver a largo plazo, algo que no abunda en la política española. Y cuando negocia habla claro y es leal a los compromisos que adquiere. Es capaz de interpretar lo que está pasando y lo que quiere para analizarlo. Los asturianos somos muy directos y leales en las conversaciones y hacemos aquello a lo que nos comprometemos. Cuando un asturiano da su palabra, vale más que un contrato.
Lastra es ahora la persona de confianza de Pedro Sánchez. Responde directamente ante él y ha probado que el presidente del Gobierno puede confiar en ella, porque estuvo a su lado en el momento que su propio partido le echó cuando no aceptó abstenerse ante la segunda investidura de Mariano Rajoy. Sin embargo, antes de ser de Pedro Sánchez era de Javier Fernández, el ex presidente de Asturias, con el que Lastra creció políticamente en la región y que presidió la ejecutiva socialista tras la expulsión de Sánchez, cuando el PSOE se abrió en dos como el Mar Rojo.
“Convicciones, no conveniencias”
“Somos personas de convicciones, no de conveniencias. Mételo en el artículo que ella lo va a entender”, añade Barbón, que, como Lastra, también hizo campaña por que Fernández estuviera al frente de FSA-PSOE en el año 2000. En esas estuvo también María Luisa Carcedo. “Ese año fue un momento convulso en la organización, singularmente en Asturias. Defendíamos una organización determinada y estuvimos trabajando codo a codo con él y fue una etapa muy interesante y rica desde la producción política”, responde la ministra de Sanidad.
-¿Y qué sucedió después, ministra? [Cuando Lastra, y también Carcedo, cambiaron de Fernández a Sánchez]
-Eso es un asunto que no tiene nada que ver con Adriana. Fue un congreso en el que había varias opciones y cada uno decide libremente en una organización democrática que, en un momento, se polariza. Las dos habíamos apostado ya en su día, cuando las primarias entre Eduardo Madina y Pedro Sánchez, y apostamos por la candidatura de Sánchez porque teníamos esa manera de entender la organización.
-¿Qué diferencias hay, como negociadoras, entre Adriana Lastra y Carmen Calvo, quien dirigió las negociaciones antes de la repetición de elecciones?
-Son dos perfiles complementarios. Calvo tiene el perfil y el conocimiento más institucional y las claves de la organización del Estado y del escenario que dibuja la Constitución y Adriana el perfil de su papel como vicesecretaria general del partido. Es un perfil muy político y muy ideológico el suyo. Ahora, Lastra es una persona con grandes convicciones que sabe muy bien el interés general que representa. Por lo tanto, lo antepone siempre a sus intereses particulares y creo que está haciendo un gran papel.
A pesar de la confianza que el partido tiene en Adriana Lastra, una cuestión ajena a ella parece que ha hecho todo estallar por los aires y volver al punto de partida. Este viernes, Esquerra Republicana suspendía las negociaciones para investir a Sánchez tras conocer el fallo sobre la inmunidad de Oriol Junqueras. La formación independentista quiere saber si el Abogado del Estado pedirá en el Tribunal Supremo la libertad del líder republicano. Pareciera que todo puede quedar en nada, pero todavía está abierta la vía de que el PSOE se apoye en el Partido Popular y en Ciudadanos. Mientras, ahí sigue Lastra, amasando pactos.