Parecía que toda la clase política había comprendido por fin la importancia y la necesidad de preservar el medioambiente. Energías renovables, abandono de plásticos, productos sostenibles... o coches menos contaminantes. La campaña electoral estuvo repleta de medidas 'verdes', y cada aparición pública durante la COP25 era una oportunidad para demostrar quién era más 'eco'. Al finalizar la Cumbre, salieron a la luz los bienes de los diputados y, sorprendentemente, ningún vehículo eléctrico hizo aparición; solamente cuatro diputados podrían circular libremente con sus coches por las calles de Madrid Central hasta llegar al Congreso, de no ser porque todos tienen derecho a una plaza de aparcamiento bajo el Hemiciclo.
Durante la anterior legislatura, algunos de los componentes del ejecutivo en funciones sembraron en la ciudadanía diversos mensajes de desconfianza sobre los vehículos de combustión –recordarán la ya famosa frase de "El diésel tiene los días contados"-. Sus efectos, sin lugar a dudas, han repercutido de manera negativa sobre los concesionarios. 2019 ha finalizado con una caída de las matriculaciones del 4'8 %, siendo especialmente llamativo el descenso en ventas que han sufrido los vehículos propulsados por diésel, del 26 %, según datos de ANFAC. En resumen, originaron un gran desconcierto en el mercado automovilístico del que tampoco han sabido dar ejemplo los políticos, puesto que ninguno de los 120 diputados del PSOE, así como del resto de partidos, conduce sin emitir gases contaminantes.
Según su declaración de bienes, Pedro Sánchez se deshizo hace tiempo de aquel Peugeot 407 del año 2005 con el que se propuso recorrer toda España en busca de apoyos para ganar en las primarias. Ahora, sus trayectos los afronta en coche oficial: un Audi A8 blindado, de gasolina. En la misma situación se encuentran la ministra de Justicia, Dolores Delgado, la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, o la recién nombrada presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Todas ellas declararon no poseer ningún coche, por lo que sus trayectos también son necesariamente en coche oficial. Sin embargo, el Gobierno decidió que sus ministros no debían viajar en el mismo modelo Audi que el presidente, sino que lo harían en un Ford Mondeo híbrido.
¿Vehículos menos contaminantes?
El resto de ministros, aunque también tienen derecho al Mondeo híbrido, almacenan en sus garajes particulares todo tipo de vehículos contaminantes. Desde el Nissan Micra que conduce la vicepresidenta, Carmen Calvo, desde el año 2006, hasta el Hyundai Getz que posee la ministra de Defensa, Margarita Robles, operativo desde el lejano 2002, pasando por el Toyota RAV4 que conduce el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, desde que lo comprara en el año 2003. Tampoco se salva de emitir dióxido de carbono el actual ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, que fiel a su estilo adquirió en 2017 un Mini Cooper. Ni incluso la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, predica con el ejemplo, puesto que sus dos coches (un Peugeot 5008 y un Peugeot 307) poseen nueve y 13 años de antigüedad respectivamente.
Solamente existe una salvedad entre todos estos nombres que, aunque no se libre de contaminar, posee un coche que podría catalogarse como más ecológico. La portavoz del gobierno y ministra de Educación, Isabel Celaá, decidió allá por 2017 hacerse con un coche híbrido: un Toyota Auris con el que, gracias a su distintivo 'ECO', puede circular sin apenas restricciones por el centro de la capital o disfrutar de determinadas ventajas fiscales. Fuera del ejecutivo, solo existe otro ejemplo parecido en las filas del Partido Socialista. La diputada María Dolores Narváez Bandera no tiene uno, sino dos distintivos 'ECO', pues tanto su Opel Corsa (2017) como su Chevrolet Aver (2010) se propulsan a partir de Gas Licuado del Petróleo (GLP).
Las marcas más escogidas por los diputados del PSOE son Peugeot (12), Mercedes y Volkswagen (11), siendo el más popular el Mercedes GLA, común en cinco parlamentarios: María Montserrat García Chavarría (2019), Javier Antón (2017), Héctor Gómez (2017), Manuel Gabriel González (2017) y Montse Mínguez (2018). Por contra, hasta 33 diputados declararon no tener ningún vehículo en propiedad.
Jaguar, Porsches... Los coches de Vox
En cuanto al resto de diputados de otras organizaciones políticas presentes en el Parlamento, únicamente encontramos a dos políticos que se hayan decantado por un coche menos contaminante. Por un lado, José María Mazón, el único diputado del Partido Regionalista de Cantabria, guarda en su garaje un Kia Niro híbrido, comprado a lo largo del año pasado. Podría haber sido 100 % eléctrico e incluso híbrido enchufable, ya que este coche ofrece en su configuración ambas alternativas. Quien sí que ha optado por un híbrido enchufable es el diputado de Vox Víctor Manuel Sánchez del Real. Irónicamente, el único vehículo del Congreso con etiqueta '0'. Al ser de renting, el diputado no está sujeto a ofrecer información sobre el vehículo, aunque sí ha podido detallar que se trata de un coche del año 2018.
"El híbrido enchufable me permite contar con recorridos cortos en eléctrico y recorridos largos con motor convencional asistido híbrido, lo que encaja con mis movimientos", aseguró Sánchez del Real el pasado verano en declaraciones a El periódico de la energía.
Su ejemplo no ha parecido inspirar a ninguno de sus compañeros de filas, puesto que es en Vox donde se pueden encontrar algunos de los ejemplos de vehículos más antiguos. También, de los más lujosos. El líder de Vox, Santiago Abascal, hace gala de su Jeep Comander, un gran todorreneno adquirido en el año 2015. Rubén Manso, número dos por Málaga, posee un Porsche Cayenne de 2007, además de un Mercedes Clase C (2010) y de un Mini Cooper de (2015). Macarena Olona, número uno por Granada, también conduce otro Porsche, aunque en su caso es un Panamera de 2013. María Ruíz, número dos por Madrid, en cambio, prefirió comprar un Jaguar F-Pace en 2018.
Aunque no sean marcas tan premium, al diputado de Vox medio le gustan los coches de lujo. Por marcas, los más adquiridos son los BMW (8) y los Mercedes (8), seguidos de los Opel (5) y de los Audi (4). El ejemplo representativo se puede encontrar en su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, quien conduce un BMW 220 del año 2016. De igual manera, ocho son los parlamentarios de Vox que tampoco tienen coche propio, incluyendo al portavoz del comité ejecutivo nacional, Ignacio Garriga.
Volkswagen, para el Partido Popular
En el Partido Popular, aunque coches como los Mercedes (13) o los Audi (13) gustan bastante, sin duda prefieren los Volkswagen (21). Es el caso de la portavoz parlamentaria Cayetana Álvarez de Toledo, quien tiene un Polo desde 2004, o del vicesecretario de Comunicación del partido, Pablo Montesinos, que posee un Golf de segunda mano. Precisamente es el Golf el coche favorito de los populares, ya que otros ocho compañeros de bancada coinciden en el mismo modelo. Sigue sorprendiendo que su líder, Pablo Casado, continúe sin declarar ningún vehículo en posesión -así como otros 14 parlamentarios del PP-, conociendo su afición por los coches. Probablemente comparta esa pasión con Adolfo Suárez Illana, dada su renovada colección de vehículos en el año 2018: un Mercedes Clase E, otro Clase C y un Land Rover. Teodoro García Egea conduce desde 2009 un Audi A4; Isabel García Tejerina hace lo propio en un Volvo S40 de 2005 y Ana Pastor tiene en posesión tanto un Mini Cooper de 2019 como un BMW X3 de 2008.
En cuanto a la formación de Unidas Podemos, lo más sorprendente no son sus coches, sino la ausencia de ellos. Más de la mitad (18) de sus diputados no poseen vehículo. Casi ninguno de sus rostros más reconocidos tiene coche propio: ni el coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ni el diputado por Álava, Juan Antonio López de Uralde, ni el secretario de Acción de Gobierno, Pablo Echenique, ni el secretario de Sociedad Civil y Movimiento Popular, Rafael Mayoral, o el diputado por Santa Cruz de Tenerife, Alberto Rodríguez. Todos ellos declararon no poseer ningún vehículo. Tampoco Íñigo Errejón, el que fuese su compañero y ahora lidera el proyecto Más País.
Pablo e Irene, la excepción en su partido
Los que sí lo hicieron son sus dos máximos representantes. Pablo Iglesias e Irene Montero tienen en su domicilio un 'vehículo' de 2018 y otro 'vehículo' de 2019, sin especificar. Al consultar en Portal de Transparencia de la propia página web de Podemos, siguen figurando el Volkswagen Golf de Montero (de 2008) y el Dacia Sandero de Iglesias (de 2017), por lo que los datos estarían anticuados. Otro de los rostros más visibles de Podemos, Noelia Vera, conduce un recién estrenado Peugeot 208, de 2019. Sin ningún coche 'ECO', la marca más escogida por la formación morada es Renault (5), seguida de Volkswagen (3).
En Ciudadanos, más allá de que Inés Arrimadas tampoco declare tener un coche propio, lo que más sorprende sin duda es el arsenal de Marcos de Quinto, el que fuera antiguo vicepresidente de Coca Cola. Aunque ha reducido su lista sobre la que presentó en la anterior legislatura, todavía figuran varios modelos, como un recién adquirido Toyota Land Curiser (2019), un Porsche Carrera 911 Cabrio (2018), otro Porsche 911 Carrera del 1999, así como una Harley Davidson HL 1200.
En el bloque catalán, destaca la diferencia entre sus portavoces. Mientras que el de ERC, Gabriel Rufián, tampoco disfruta de un coche personal, la de Junts per Catalunya, Laura Borràs, disfruta tanto de un Jaguar XF, de 2012, como de un Toyota Yaris, del 2013. Mientras, en el Partido Nacionalista Vasco (PNV), su líder, Aitor Esteban, declara poseer un Chrysler Voyager del año 2008.
Esta circunstancia, además de repetirse en las declaraciones de Pablo Iglesias e Irene Montero, se da en otros dos casos: Esther Peña, del PSOE, declara tener un 'vehículo familiar’ de 2018, e Íñigo Barandiaran, del PNV, hace lo propio con uno adquirido en 2019.
El de Ortega Smith, el más antiguo
En líneas generales, la marca que más han elegido los diputados es Volkswagen (42), seguida por Mercedes (35), Audi (27), Renault (25), Peugeot (23), BMW (22), Opel (18), Toyota (18) y Citroen (14). Para encontrar a la española Seat, hay que irse hasta las últimas posiciones del ranking, pues solo cinco diputados conducen uno. Se trata de Susana Ros (PSOE), quien tiene un Ibiza del 2018; Rafael Simancas (PSOE), quien tiene tanto un León, del 2018 como un Ibiza, del 2014; Elena Castillo (PP), que conduce un Altea, de 2006; Eduardo Luis Ruiz (Vox), con un León del año 2017, y Laura López (Unidas Podemos), que declara un Ibiza del año 2017.
Por modelos, el coche más escogido es el Volkswagen Golf (17). Con varios menos, le sigue el Mercedes GLA (9), después el Audi A4 (8) y varios modelos empatados que se repiten en seis ocasiones. Son el Audi A6, el Ford Focus, el Renault Clio y el Renault Megane.
La media de antigüedad del parque automovilístico del Congreso es del año 2012. Además, esta circunstancia se repite en todos los grandes bloques (salvo en el PP, que baja al 2011). Y aquí, indiscutiblemente, sobresale el nombre de Javier Ortega Smith (Vox), quien conserva un antiguo Opel Record Olimpia, del año 1965. Es el coche más viejo de este listado, aunque también otros ejemplos pertenecen al siglo pasado. Algunos ejemplos son el BMW 320 (1993) que declara el diputado de Vox, Juan Luis Steegmann, el Volkswagen Fox (1998) propiedad de la diputada por Coalición Canaria, Ana Oramas, o el Audi A4 (1998) de la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo.
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