Reditar, Preminente, Pirrico, Curento, Payo, Espureo, Bruxismo, Halal, Acerbo, Vallenato, Papichulo... ¿Sabría usted decir cuáles de estas palabras esconden un error ortográfico? ¿Le suenan? ¿Las había leído o escrito en alguna ocasión? Si duda no es el único. Estos vocablos forman parte del polémico test de ortografía que realizaron más de 17.000 aspirantes para conseguir una de las 2.500 plazas ofertadas por la Policía Nacional en la última convocatoria. El examen fue la segunda prueba de fuego, tras las pruebas físicas, y más de 4.000 opositores cayeron en el asalto por no superar la nota de corte, en un 6,2.
La sorpresa fue mayúscula para los opositores que creían haber aprobado obteniendo un cinco en el test, tal y como se reflejaba en las bases de la convocatoria publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el pasado 4 de julio. No obstante, con los resultados en la mano, la Dirección General de la Policía decidió cambiar por motu proprio la nota de corte y dejar por el camino a miles de aspirantes que habían superado el examen. Una situación insólita, al menos tras realizar la prueba, y que sería ilegal, según denuncian las plataformas de opositores.
A esta controversia se suma también el contenido del examen. Son varias las palabras que el tribunal consideró erróneas y que, más tarde, la propia Real Academia de la Lengua (RAE) ha dado por buenas. Algunas, por ejemplo, inducen al error. Otras, en cambio, son de libro. Para comprobar si los aspirantes están en lo cierto, EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con Raquel Hermosilla, Doctora en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Lengua y Literatura en el Brains International School de La Moraleja (Madrid); a fin de que resuelva el examen de ortografía y dicte sentencia sobre quién ha sido el culpable ortográfico en esta ocasión.
Tras solucionarlo en apenas unos minutos, la filóloga sostiene que en el examen se pueden apreciar "términos de uso habitual y que deben ser conocidas ortográficas por el hablante medio", aunque también los hay de "uso arcaico y que pueden llevar al error". No obstante, según apunta, las polémicas palabras (o siglas) LGTBI, reditar y ciberataque han perjudicado al opositor, pues son correctas según la RAE, frente lo que defiende la División de Formación de la Policía Nacional.
Gurús Lingüísticos
En este sentido, la doctora en Filología Hispánica señala que es necesario realizar pruebas de este tipo para la oposición al Cuerpo porque los agentes "están en contacto con el resto de la sociedad y deben cuidar y enriquecer nuestra lengua española". Eso sí, sin que eso signifique que los que se preparen "tengan que convertirse en gurús lingüísticos". Lo cierto es que las pruebas de acceso no siempre han sido muy exigentes; a los que llevan cincuenta años, por ejemplo, en la Guardia Civil, se les exigía el graduado y la prueba de conocimientos era un dictado. Ahora, claro, la cosa ha cambiado.
Ahora, toca corregir el examen. La prueba consiste en la realización de un ejercicio con 100 palabras numeradas, que pueden aparecer en distinto orden. El aspirante tiene que marcar si los términos que aparecen tienen una falta de ortografía o no, y dispone de un total de ocho minutos para ello. Para aprobar es necesario acertar al menos en 62 palabras (es decir, obtener un 6,2); eso sí, cada fallo penaliza un punto. Este profesor de Lengua resuelve un grupo de palabras y explica la complejidad o no que encierra cada uno de los términos. Las hay muy fáciles, algunas son complicadas y otras juegan al despiste. ¿Preparados para la prueba?
[A continuación EL EL ESPAÑOL le propone resolver las 100 palabras del polémico test de ortografía de la Policía Nacional. La prueba consiste en indicar si cada uno de los ítems es correcto o incorrecto tomando como base el Diccionario de la Lengua Española]
Raquel Hermosilla, para comenzar, ha agrupado las palabras en cuatro grupos: términos de uso habitual, uso arcaico, procedencia extranjera y casos especiales. En el primer grupo, encontramos palabras como Alvoroto, Condor, Cañamo, Ventitrés, Envalaje, Extrangular, Prebentivo, Orrendo o Chusnear. Todas ellas son erróneas. En relación a Cóndor o Cáñamo, por ejemplo, "se trata de una cuestión de acentuación de palabras llanas si terminan en consonante, en el primer caso, y de esdrújulas en el segundo".
Prebentivo es incorrecto, se escribe con v. "Procede de prevenir, que se escribe con v, de ahí que el adjetivo también tenga que escribirse con v", apunta la profesora. Otro error muy extendido a causa de la mala fonética de la lengua, señala, es ventitrés, que en realidad se escribe veintitrés. Orrendo, en su caso, procede la palabra latina “horrendus”, y ya por su origen lleva h, así que es una palabra que debe ser conocida por los hablantes", comenta Hermosilla.
Inducen al error
En cuanto al grupo de palabras cuyo uso es más arcaico, conservador y pueden llevar a error y desconocimiento por parte del hablante cotidiano, encontramos palabras como Hosamenta, Avorigen, Espureo, Preminente y Reditar (estas dos últimas especialmente polémicas). La primera de ellas procede de óseo y, por tanto, explica la profesora de Lengua, "no lleva h y es posible que el conflicto venga por su significado porque designa al conjunto de huesos y el hablante puede pensar que viene de hueso". Avorigen es, en realidad, con b. El término procede del latín aborigenes, "de ahí que haya que escribirla con b, de ahí que al responder a un registro culto el hablante más coloquial no la conozca ortográficamente".
Preminente y reditar, sin embargo, han sido dos palabras que han levantado ampollas entre los opositores. La Policía apuntó que eran incorrectas, pero la RAE y esta experta apuntan que son válidas. "La polémica con esta palabra es la conservación duplicada de la e o la simplificación. Tiene que prevalecer el uso del prefijo pre- para otorgarle el significado de superior. Hay que tender a conservarla. Y en el caso del segundo término con el uso del prefijo re- (repetición). Producen mucha ambigüedad, quizá son de las palabras más controvertidas de este listado", argumenta la doctora en Filología Hispánica.
Por otro lado, existe otro grupo de palabras que provienen de palabras extranjeras y que a la hora de trasladarlas y adaptarlas al español dan problemas y llevan a error, ya que el español simplifica la consonante y acentúa según sus normas: Tissú (tisú, del francés); Master (máster, del inglés); Cútter (cúter, del inglés). "En cualquier caso, hay que dominar estas adaptaciones para no caer en el error", apunta.
Casos especiales
La profesora madrileña sitúa como casos especiales la palabra ciberataque, "un término que no aparece en el diccionario y puede llevar a la duda". "Lo que ocurre con ella es que es de uso ya extendido entre los hablantes medios". Aún así, es correcta. Tal y como avaló también la Real Academia de la Lengua a los opositores. Y LGTBI, que también es controvertida, pues "se trata de unas siglas de una expresión de conocimiento medio del ciudadano actual, pero puede llevar a la duda del opositor el que no esté bien escrita. Aun así es correcta".
En cuanto al informe de la RAE, que solicitaron los opositores y selló el organismo, la voz ciberataque está correctamente formada por adición del elemento compositivo prefijo ciber- al sustantivo base ataque. Ambos elementos figuran, por separado, en el diccionario académico. "El elemento compositivo -ciber, creado por el acortamiento del adjetivo cibernético, -ca, forma parte de términos relacionados con el mundo de los ordenadores y de la realidad virtual, como ciberespacio, cibernauta...", apuntan.
En cuando a LGTBI, sostienen en primer lugar que es una sigla, no una palabra, pero que sí está correctamente formada. "Que no figure en el diccionario académico, que registra un limitado número de siglas, no quiere decir que no sea correcta. Cabe señalar, además, que esta sigla si figura en el Diccionario del Español Jurídico".
Por último, sobre reditar, la RAE insiste en que también es correcta, aunque se use menos. Algo que también ocurre en palabras similares como reemplazar y remplazar, las dos son correctas. "Lo habitual es que se admitan la simplificación de dobles vocales en la escritura cuando esta simplificación no provoca problemas de ambigüedad y se observa también en la pronunciación".