C.N.C, 'la envenadora del Hospital de Arriondas', tendrá que ser readmitida en su puesto de trabajo. Cuando se cometieron los hechos, la mujer se empleaba en el centro sanitario, donde introdujo en la botella de dos técnicos del laboratorio sustancias "con líquidos nocivos para la salud". El SESPA (Servicio de Salud del Principado de Asturias) tendrá que readmitirla en su puesto de trabajo o, en caso contrario, indemnizar a C.N.C con poco más de 51.000 euros.
La mujer aceptó unas penas que suman un año y medio de cárcel durante el juicio que se celebró en febrero de 2018. Se le culpó de inyectar sangre, vinagre y ácido clorhídrico en las botellas de agua de sus dos compañeros de trabajo a lo largo de varios meses en 2015. La Policía Judicial descubrió los hechos después de instalar varias cámaras en el hospital. Nunca supieron los motivos que le llevaron a cometer tales atroces hechos. La mujer explicó que sufría una enfermedad mental. Aparte de la pena de cárcel, también aceptó pagar seis mil euros de indemnización a cada uno de los compañeros de trabajo. Ninguno de ellos sufrió ningún daño físico, aunque sí moral.
El SESPA debería haber tramitado el despido de la técnico de laboratorio en un periodo de doce meses, pero tardaron cuatro meses más de lo debido. El expediente estuvo parado entre marzo y julio de 2018. Por este motivo, la sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Asturias entiende que el expediente se había cancelado y que el despido de la mujer fue, por ello, improcedente.
Solo hay dos opciones
Como publica La Nueva España, la Sala de lo Social solamente consideran dos opciones para C.N.C; o que sea readmitida o debe indemnizar a la trabajadora por su despido improcedente en 51.242,40 euros. Cabe recordar que contra esta decisión se puede interponer un recurso de casación para la unificación de doctrina ante el Tribunal Supremo.
Por el momento, no ha transcendido la decisión del SESPA. Todo apunta a que recurrirá la sentencia y, en ningún caso, aceptará que la mujer sea readmitida en su puesto. Debido a sus antecedentes. Si este hecho se produjera, C.N.C podría solicitar su incapacidad por razones psiquiátricas, lo que le garantizaría una paga de por vida. A pesar de sus problemas mentales, la técnico fue contratada en una residencia de anciano de Llanes. Al conocerse los hechos, la presión pública aconsejó que fuese apartada rápidamente del servicio.
C.N.C, en la mañana del 23 de septiembre, cogió la botella de agua que su compañera había dejado en su puesto de trabajo para su consumo personal. "Con ánimo de atentar contra su integridad moral y personal, utilizando la jeringuilla, inyectó en su interior un líquido de aspecto sanguinolento, contaminando el contenido de la botella", tal y como recoge la sentencia. Esta conducta no era un hecho aislado, ya que la mujer "venía realizando de modo reiterado al menos desde el mes de marzo de 2016".
La mujer inyectó en las botellas de agua "un líquido compatible con ácido clorhídrico (salfumán), provocando que su contenido presentase un pH ácido de 1,85 y 2,04 respectivamente, nocivo para la salud humana, así como de altas concentraciones de cloruros". También, vinagre y sangre "bien humana o de algún animal". Ambos trabajadores sufrieron cuadros de ansiedad tras los hechos y solicitaron la baja laboral durante un periodo de entre 28 y 35 días.