Domingo 16 de febrero. 13.30 horas. Una fila de cuatro motos circula por la carretera N-122 a la altura de Velilla de San Esteban (Soria). La caravana regresa a la localidad vecina de El Burgo de Osma tras una excursión. La componen —por este orden— Jesús, su hija Amanda, un amigo anónimo y Carmen, su mujer. Un vehículo que viaja en dirección opuesta, hacia Aranda de Duero, comienza a invadir el carril contrario conforme se aproxima a los cuatro moteros. Jesús y Amanda logran evitarlo.
Al cruzarse con el automóvil ambos utilizan el claxon, alertando de la maniobra invasiva del vehículo que se encuentran de frente, con el fin de que corrija su rumbo. Pero el conductor no reacciona, y sigue invadiendo el carril contrario hasta que se estrella con Carmen y el cuarto de los amigos, que circulan algo más atrás. El amigo tiene rotos ambos tobillos. Carmen murió en el acto.
Varias horas después de este accidente, otro suceso mortal tenía lugar en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra. Esta vez el fallecido era un joven vecino del municipio llamado Joaquín, conocido por muchos como 'Joaqui'. Tenía 33 años. Hacia las cinco y media de la tarde del domingo, una llamada al servicio de Emergencias 112 de Andalucía alertaba de lo que estaba pasando.
A la altura de la zona conocida como La Boticaria, un joven yacía en el suelo. A su lado, con diversos estragos, encontraron destrozada su moto de cross. La persona que llamó dijo que el joven no reaccionaba y que necesitaban una ambulancia. Que se había caído de la motocicleta de una forma terriblemente aparatosa. Cuando llegaron allí, solo pudieron certificar su muerte.
Este fin de semana 13 personas se han dejado la vida en la carreteras españolas, según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT). Seis eran motoristas.
A este dato, que solo contabiliza los fallecidos en carreteras nacionales, hay que añadirle tres víctimas más en vías interurbanas, es decir, dentro de un pueblo o ciudad. Es a finales de año cuando la cifra se completa con los datos de las ciudades españolas. En total, nueve moteros muertos en tres días. Joaquín y Carmen G., de 54 años, está entre esos nueve.
Regentaba una peluquería
Carmen era una vecina muy querida en la localidad soriana. Además de conducir una moto tipo custom de 125 cc, regentaba una peluquería. “Cuando Jesús se compró la moto ella se negó a ir de paquete [pasajera] y se hizo también motera”, cuenta su amiga Virginia a EL ESPAÑOL. También la hija de ambos, de 25 años, se inició en esa afición a las dos ruedas cuando tuvo edad para hacerlo. Carmen era miembro del Motoclub Lairón, un circuito de motocross de su pueblo, El Burgo de Osma.
Ella no corría en ese recinto, explica Virginia, “era de carretera, pero era la tía de un miembro muy activo y nos ayudaba un montón por aquí”.
Una salida mortal de la vía
El de Eder P.P., 29 años, es el segundo accidente mortal en la provincia de Álava en lo que va de año. El joven era vecino de la localidad guipuzcoana de Escoriaza. Circulaba en su BMW cuando se salió de la carretera a la altura del embalse de Ullibarri, en el discurrir de la A-3002. Fue a la altura del término municipal de Arrazua-Ubarrundia, según ha confirmado la Ertzaintza.
Eran las 16.50 de la tarde del pasado viernes, 14 de febrero, cerca la zona del Club Náutico. Se trata de una zona muy apreciada por los motoristas: curvas consecutivas, riscos en las paredes de la carretera, bosque; un bello paraje. Son, sin embargo, precisamente esos lugares los que resultan más peligrosos para los moteros.
Eder falleció a consecuencia de las heridas producto de la caída. Nada se pudo hacer por reanimarle. Las causas del suceso se siguen investigando Están tratando de indagar en por qué la víctima perdió el control de la moto y salió despedido de la misma.
Este es uno de los caballos de batalla de la asociación Guardarraíles Asesinos Bilbao, quienes llevan años defendiendo a los amantes de la velocidad a dos ruedas. También haciendo pedagogía sobre las dificultades por las que atraviesan en la carretera, en buena medida debido a los guardarraíles.
Hay un tipo de carreteras, concretamente en los que la incidencia de accidentes resulta mayor. Y son precisamente, las que más veces escogen los moteros para disfrutar de su pasión: "Ahora mismo, todas las carreteras nacionales tienen puntos conflictivos. Lo que sucede en estas vías, además de su poco mantenimiento, es el principal problema para los moteros". En ellas, dice a EL ESPAÑOL, la peligrosidad de los guardarraíles es un hecho. "Somos más vulnerables. Un ciclista y un motero se dan el golpe y están siempre más desprotegidos".
Los datos
Los datos de la DGT muestran que la siniestralidad de las motos y ciclomotores es mucho mayor que la de los turismos año tras año. En 2018 (último año del que hay datos desglosados) murieron en la carretera 1.188 personas. De estas, 732 iban a bordo de turismos y 421, en moto o ciclomotor. Mientras que la cifra de los primeros ha descendido drásticamente, la segunda lleva varios años al alza.
Desde la Asociación Mutua Motera, su presidente, Juan Manuel Reyes, se muestra preocupado por esta tendencia. También por lo ocurrido en los últimos días. Seis fallecidos en carreteras nacionales en apenas tres días, nueve en todo el territorio, resulta extremadamente elevado.
"Un solo fallecido en accidente ya nos parece una barbaridad. Los datos de las últimas semanas o meses, con respecto a los moteros, ya hablan de un incremento exagerado. Estamos preocupados, es un cambio de tendencia muy grave", explica a este diario. Mientras la tendencia en turismos son positivas (a la baja), Reyes advierte de cómo se está produciendo en las motocicletas un cambio a la contra, de un in crescendo de la siniestralidad.
Cabe destacar que en España hay unos 24 millones de turismos frente a 3,5 millones de motos aproximadamente. Es decir, que siendo una clara minoría entre los conductores, los moteros son el 35% de las víctimas de la carretera, contando con los ciclomotores. Es la única cifra que sube, junto a los ciclistas. Dos tipos de vehículos cuya vulnerabilidad es mayor.
La motera de Huelva
El sábado también acabó convirtiéndose en una jornada negra en las carreteras. Rocío S. circulaba con su Suzuki GSXR por la A-495 (al norte de la provincia de Huelva) cuando colisionó con un coche. Aún está por determinar las circunstancias de los hechos, la secuencia que condujo a la más grave de las consecuencias. Los dos ocupantes sufrieron heridas; ella no vive para contarlo.
Rocío trabajaba desde hacía dos años en el concesionario de motos Odinto Bike, especializado en las marcas KTM y Kawasaki. Su empleo anterior fue en otro concesionario de Triumph. Esta onubense era una gran apasionada de las dos ruedas y muy conocida entre los moteros de su ciudad natal.
Sirva como ejemplo que era la encargada de hacer las rutas que patrocinaba su tienda. Entre semana vendía motos y durante el fin de semana, las montaba. Eran las seis de la tarde cuando varios testigos informaron de lo que le había pasado. Tampoco pudieron salvarla.
Reyes, de Mutua Motera, insiste en que los motoristas poseen un nivel de conducción muy superior a la media. "Solo es culpable del accidente en el 25% de los casos. Solemos circular con mucha más precisión, precaución y pericia que el resto de usuarios. Pero no es suficiente, porque somos más vulnerables".
Por eso, dice, la batalla de los guardarraíles continúa siendo tan prioritaria. "Hay que quitarlos. Los que se quedan, que se protejan con el SPM. Esto salvaría al 18% de las víctimas mortales".
El sexto suceso que contabiliza la DGT también se produjo el sábado en la localidad de Mollet del Vallès (Vallès Oriental), a las afueras de Barcelona. La víctima era un vecino de 51 años residente en la Ciudad Condal. Según informó el Servei Català de Trànsit, el accidente se produjo por un roce lateral.
Eran las seis y media de la tarde, en el punto kilométrico 88 de la carretera C-33, cuando la motocicleta de F.P.M. se rozó levemente con un turismo en ese punto kilométrico que conecta Mollet con Barcelona. Falleció en el acto.
La violencia con la que salió despedido provocó que ni las patrullas de los Mossos, ni las cuatro dotaciones de los Bombers de la Generalitat ni tampoco la ambulancia del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), pudieran hacer nada por salvarle la vida. Es la víctima número 17 de este año en carreteras catalanas.