Un ganador del Euromillón, en Francia, ha dejado de serlo. ¿La razón? Su premio de poco más de un millón de euros -1.407.023,20 euros, concretamente- ha caducado. El hombre consiguió el ansiado bote acertando cinco números y una estrella en el sorteo del pasado 20 de diciembre. Fue el único acertante de segunda categoría -ya que no hubo primero- y se le asignó el ansiado premio.
Aun así, a pesar de hacerse con un millón de euros, el ganador no ha reclamado el dinero en los plazos legales establecidos y ha perdido todo el dinero. La legislación tiene establecido un tiempo de sesenta días como plazo para reclamar un premio de la Françaiase des Jeux (FdJ) -la lotería francesa-. En España, los tiempos son distintos. Los ganadores tienen hasta tres meses para cobrar el premio. Este hecho señala que, a pesar de ser un juego común, hay determinadas normativas que son diferentes en cada país u operador de juego.
En este caso, el boleto ganador fue sellado en un quiosco de prensa de un centro comercial de Marsella. Tanto medios nacionales como internacionales, han informado que FdJ ha lanzado una alerta explicando que el premio estaba a punto de caducar. Además, confirmaron que todavía este no se había cobrado.
Lo cierto es que las cuestiones relacionadas con Loterías, según el país, cambian. Por ejemplo, en Francia no informan de en qué sitio se han validado las apuestas ganadoras de premios importantes. Solo en casos excepcionales, como puede ser este, ya que el ganador no llegó a cobrar el premio. A diferencia de España, la empresa que gestiona los juegos lanza un aviso público antes de que caduque el premio y el dinero se destine a las arcas del Estado.
Francisco y la Bonoloto
En 2005, en España, Francisco Guerrero se sentía el hombre más afortunado del mundo. Se había hecho con 6,5 millones de euros en el sorteo de la Bonoloto. Sin embargo, no pudo disfrutar de un solo céntimo de aquel suculento premio. Todo, dice, por haberle hecho caso a un empleado de su banco en Castellón. Aquel agente de banca le dijo que lo mejor que podía hacer era colocar todo el dinero del premio en lo que se conoce como "productos tóxicos financieros", de manera que el año 2009, cuando quiso hacer uso del dinero para pagar una operación de menisco, ya no quedaba ni un euro a su cuenta.
Francisco lleva más de diez años peleando por que se le reconozca que aquel dinero era suyo y que no fue él quien lo perdió. Fue en el año 2009 cuando se enteró de que ya no quedaba nada de aquel premio. Se percató en el momento en que quiso retirar una cierta cantidad para pagar una operación de menisco que le estaba afectando.
El próximo 5 de marzo se celebrará el juicio en que Guerrero demanda más de dos millones en el Banco Santander por "incumplimiento del contrato de asesoramiento financiero" y los "daños morales" derivados".