A Marta Calvo se le perdió la pista hace casi cuatro meses. La joven, de 25 años, se citó con Jorge, un hombre de 37 años -y con antecedentes-. Ambos se trasladaron hasta la vivienda de él en Manuel, a poco más de una hora de Valencia. Allí es dónde, como apuntan las últimas investigaciones, sucedió todo. La hipótesis principal que barajan los agentes es que Marta murió de una sobredosis de cocaína provocada por Jorge. Luego, él la descuartizó y repartió su cuerpo por varios contenedores. Todavía no se han encontrado sus restos.
Y lo cierto es que este extremo ha ido cobrando más sentido después de las confesiones de otras mujeres que mantuvieron relaciones sexuales con Jorge. Varias de ellas han contado su experiencia que es, cuanto menos, desgarradora. "Insistía en hacerme masajes con las manos impregnadas en cocaína" o "me envenenó y perdí el conocimiento", han sido algunas de las declaraciones que han realizado once prostitutas ante la Guardia Civil. Todas ellas inciden en el comportamiento de Jorge y en el uso del mismo tipo de sustancia: la cocaína.
Los masajes
Ahora, tras conocerse el testimonio de Jorge, otras mujeres que mantuvieron relaciones con él no han dudado en dar la cara. Y denunciar, que es lo más importante. Como publica el diario Levante-EMV, una de las víctimas tuvo que acudir de urgencia al hospital después de perder el conocimiento en uno de sus encuentros con Jorge. Le hizo varios masajes con las manos impregnadas en cocaína. Primero, en los pies. Luego, en la cabeza y los pechos.
La intención de Jorge fue clara en todo momento: impregnar todas las partes de su cuerpo que fueran susceptibles de absorber la sustancia para un efecto mayor y más rápido. Con las consecuencias que esto tiene. También, llama la atención que Jorge se negaba a consumir. Solamente quería restregarle la cocaína a su víctima por el cuerpo. La mujer, de 31 años y nacionalidad colombiana, perdió el conocimiento y realizó actos sexuales que, en otras circunstancias, "no hubiera realizado".
Todas las mujeres que han denunciado a Jorge coinciden en lo mismo: el hombre era muy aficionado a las conocidas 'fiestas blancas'. La Guardia Civil también sospecha que Jorge no solamente hacía uso de la cocaína, sino que utilizaba otras sustancias para anular la voluntad. Luego, las inducía en un estado de somnolencia y una pérdida total de la sensibilidad.
Las muertes
Tras la detención de Jorge, la Guardia Civil ha reabierto varias investigaciones en las que Jorge podría estar implicado. Una de ellas la instruye el Juzgado de Instrucción número 14 de la capital de Túria. Se trata de la muerte de una prostituta brasileña que falleció el pasado mes de abril tras mantener relaciones sexuales con Jorge, encarcelado ya en la prisión de Picassent.
El hombre concertó una cita con ella en un prostíbulo situado en el barrio de Ruzafa, en la capital valenciana. En un periodo corto de tiempo, Jorge salió corriendo de la habitación que había compartido con la chica. Ella se encontraba sobre la cama, inconsciente y le salía espuma por la boca. Así la encontraron sus compañeras. Había sufrido una sobredosis. La joven fue trasladada al hospital, donde falleció. Algo similar pudo ocurrir con otra trabajadora que falleció en Valencia, tras un encuentro sexual con un hombre. Una compañera de piso halló su cadáver horas después.
La desaparición
Marta Calvo desapareció el 7 de noviembre. Lo último que se supo de ella fue el lugar donde se encontraba. Así se lo hizo saber la joven a su madre, a quien mandó un mensaje de WhatsApp antes de perderla la pista. Marta estaba en una pequeña vivienda en Manuel, a más de cien kilómetros de Valencia. Los agentes comenzaron a sospechar que algo raro había ocurrido después de que Jorge se esfumara. No había ni rastro de él y las alarmas saltaron.
El pasado 4 de diciembre, Jorge se entregó en la Comandancia de la Guardia Civil de Carcaixent. Allí lo confesó todo. Marta había muerto de madrugada después de mantener relaciones sexuales, con abundante cocaína. Todo esto, según la confesión de Jorge. Luego, descuartizó su cuerpo, y lo repartió hasta en diez bolsas, que tiró en varios contenedores de las localidades colindantes. Ante tal declaración, los investigadores no dudaron en poner todo su empeño en analizar cada palmo del vertedero de Dos Aguas. Pero, todavía, no han encontrado nada.