El enigma de la desaparición de Madeleine McCann en 2007 parece estar próximo a su resolución. Trece años después de la fatídica noche del 3 de mayo, un inesperado vuelco en una investigación plagada de lagunas y misterios sin resolver parece despejar todas las preguntas.
La pequeña de tres años habría sido asesinada por un pederasta alemán que está actualmente en prisión. Así lo asume la Fiscalía de Braunschweig (en el centro del país). El nuevo sospechoso ha sido identificado como Christian Brueckner, un hombre de 43 años con un amplio historial criminal de abusos sexuales, especialmente a menores.
Entre 1995 y 2007 vivió en el Algarve. El día de la desaparición de la pequeña Maddie una furgoneta blanca de cámping a su nombre fue vista en las inmediaciones de Praia da Luz, la pequeña ciudad de vacaciones donde los McCann pasaban unos días de descanso. Ese vehículo ha sido la pista clave que ha dado un penúltimo giro a la investigación.
La Policía alemana acumula ya un puñado de pruebas que apuntan directamente a Brueckner, aunque todavía no se han revelado detalles. Su historial indica una muerte violenta.
"Las pruebas que tenemos nos llevan a pensar que Maddie fue asesinada y sabemos cómo la mataron", revelaba la noche del miércoles el comisario alemán Christian Hope, responsable de la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania (BKA), en un programa de la televisión pública ZDF.
Además de la presencia confirmada de la furgoneta del sospechoso, la Policía alemana también ha informado de una llamada de 30 minutos localizada en Praia da Luz y registrada una hora antes de que sus padres vieran por última vez a Madeleine.
La hija mayor de los McCann dormía en la misma habitación que sus hermanos mayores mientras sus padres disfrutaban de una cena con amigos en un restaurante muy próximo al apartamento en el que se alojaban.
Tanto Kate como Gerry McCann se turnaban cada cierto tiempo junto a otros amigos para comprobar que los hijos de todos ellos estaban bien. En una de las visitas la madre comprobó que su hija se había esfumado.
Hoppe describía por qué ahora el foco de la investigación está puesto sobre el sospechoso. Condenado hasta en dos ocasiones por abusos sexuales a menores, se encuentra actualmente en la prisión de Kiel (norte de Alemania) por otro delito sexual.
La prensa alemana da cuenta de que este hombre de complexión delgada, rubio y de 1,80 metros de altura fue castigado el pasado mes de diciembre a siete años de prisión por una violación a una mujer estadounidense de 72 años. Estos hechos, ocurridos en Praia da Luz, datan de septiembre de 2005.
“La investigación que desarrollamos junto a la Policía Metropolitana de Londres y la Policía Criminal en Portugal apunta a un sospechoso alemán al que se conocen delitos sexuales. Nuestras sospechas incluyen el asesinato de Madeleine”, explicaba Hoppe en relación a Christian Brueckner.
Según las autoridades alemanas, entre 1995 y 2007, este hombre tuvo dos residencias conocidas en la región del Algarve. Una se encuentra entre Praia da Luz y la ciudad portuguesa de Lagos. Apenas nueve kilómetros separan esa ciudad costera lusa del complejo turístico del que desapareció la niña británica. La otra residencia, descrita por las autoridades como “entonces una casa vacía”, está en el interior del Algarve, a unos quince kilómetros de Praia da Luz.
Para sus desplazamientos, Christian Brueckner utilizó dos vehículos. Un Jaguar XJE 6 de color oscuro con matrícula alemana y una furgoneta Volkswagen T3 blanca y amarilla de matrícula portuguesa.
Se sabe que el sospechoso tuvo varios empleos en el sector de la hostelería, pero que también ganó dinero con el tráfico de drogas y con robos en hoteles y en residencias vacacionales.
Según Hoppe, el sospechoso podría haber entrado en la residencia de los McCann con la idea inicial de cometer un robo, aunque luego acabara cometiendo un delito por motivo sexual. Pero esto es algo que aún investigan los responsables del caso.
Llama a un “testigo muy importante”
Lo que los investigadores sí saben es que el 3 de mayo de 2007, el día de la desaparición de la niña, el sospechoso realizó en Praia da Luz una llamada con un teléfono portugués a otro número luso.
El interlocutor del sospechoso, que no estaba en el lugar de la desaparición de Madeleine, es considerado ahora un “testigo muy importante” para el caso y por eso se le busca “urgentemente”, según los términos de Hoppe.
En el programa de la ZDF, Hoppe instaba a los telespectadores a informar en caso de poder aportar detalles sobre quiénes poseían esos números de teléfono y si habían visto en las fechas cercanas al 3 de mayo, o ese mismo día, uno de los dos vehículos que Christian Brueckner usaba en Portugal.
Las autoridades creen que el Jaguar o la furgoneta Volkswagen podrían haber sido utilizadas en la desaparición de la pequeña Madeleine. Los investigadores también recurrían a la audiencia alemana el miércoles para preguntar sobre quiénes vivían o frecuentaban las residencias que se sabe ocupó el ahora sospechoso de asesinato. “Pequeños detalles nuevos son de un significado inmenso. Necesitamos ayuda para aclarar completamente estos hechos”, decía el citado comisario.
Recompensa de 10.000 euros
Las autoridades alemanas están dispuestas a ofrecer hasta 10.000 euros de recompensa a quien aporte información que lleve al esclarecimiento del caso, una de las desapariciones que mayor atención internacional han generado en las últimas décadas.
La pregunta que se hacía el diario Bild este jueves a cuenta del caso -“¿Resuelto por fin el caso Maddie después de 13 años?”- todavía tiene una respuesta negativa. Es más, el sospechoso del asesinato de la niña británica podría ser responsable de otros crímenes sexuales por resolver. Los investigadores alemanes también buscan una posible relación del ahora preso en Kiel con otros delitos sexuales ocurridos entre 1995 y 2007.
Los McCann llegaron a Portugal el sábado 28 de abril de 2007. Viajaron junto a otras tres familias: Jane, Russell y sus dos hijas; Matthew, Rachael y su única hija, y David, Fiona y sus dos niñas.
Aquel 3 de mayo de 2007 era jueves. El matrimonio Kate y Gerry McCann, dos médicos residentes en Rothley (Inglaterra), cenaban plácidamente junto a varias parejas de amigos en el bar Tapas, dentro del complejo turístico Ocean Club de Praia da Luz.
El local, que sigue en pie, está ubicado a unos 50 metros del apartamento 5A, donde se hospedaba el matrimonio y sus tres hijos, todos ellos concebidos mediante fecundación in vitro. Maddie fue la primera en nacer y, por ello, la mayor. Sus hermanos tenían un año menos que ella.
La pareja había llegado al Tapas en torno a las 20.40 horas. Cada 20 o 30 minutos uno de los dos se levantaba de la mesa y acudía a observar si sus hijos continuaban durmiendo. En torno a las 22 horas, en uno de sus turnos, la madre, Kate, volvió al restaurante alarmada y gritando. “Maddie no está. Se la han llevado”.
De inmediato, el padre comenzó a buscar a la niña. Tras no verla en su cama, preguntó a vecinos y miró debajo de coches, entre arbustos, en la piscina del complejo. Pero nada. Se había esfumado. Mientras, su esposa no dejaba de llorar. Estaba inmóvil, desconsolada. Arrancaban 13 años de búsqueda que, quizás ahora, puedan llegar a su fin.