Como octogenarios están calificados por las autoridades sanitarias como población de riesgo frente al ‘bicho’, pero los hermanos José y Tomás Fuertes antepusieron el sentido de la responsabilidad empresarial a su propia salud cuando el coronavirus estaba causando estragos en toda España. “Durante el estado de alarma prácticanente no se ausentaron”, tal y como resaltan varios empleados de la factoría cárnica de ElPozo, que está situada en Alhama de Murcia. “Han estado al pie del cañón: morirán en la fábrica porque es su vida y le dedican 24 horas al día”.

Cuando el Covid-19 se convirtió en una alerta sanitaria que causaba miles de contagios diarios, la factoría de ElPozo ya funcionaba como un búnker con todo tipo de medidas: desde cámaras térmicas para controlar la temperatura corporal de sus empleados a proporcionar los mejores equipos de protección individual (EPI) a su plantilla. La cárnica no frenó su actividad y tampoco variaron sus rutinas laborales ni el consejero delegado ni el presidente del Grupo Corporativo Fuertes y de ElPozo Alimentación, José Fuertes y Tomás Fuertes, respectivamente. Tal situación la achacan los empleados a los duros orígenes de esta empresa familiar: “Si no fuesen hormiguicas no tendrían este imperio, son gente muy normal que se ha levantado desde abajo y por eso han trabajado a piñón fijo”.

Todo ello a pesar de que podrían llevar largos años disfrutando de una jubilación dorada si se tiene en cuenta que la familia propietaria del Grupo Fuertes es la segunda mayor fortuna de la Región de Murcia, con más de 1.200 millones de euros que les han llevado a figurar dentro de la lista Forbes. Sin embargo, ni el dinero ni la edad ni el coronavirus han sido motivo suficiente para que José (83 años), Tomás (80 años) y Juana Fuertes Fernández (76 años) cedan el timón de ElPozo: el génesis del imperio empresarial del Grupo Fuertes que abarca una veintena de compañías en los sectores inmobiliario, petroquímico, hotelero, vitivinícola...

José María Albarracín (Croem), entregand la Medalla de Oro a Grupo Fuertes a José, Tomás y Juana.

Los hermanos mantienen vivo el espíritu de su padre: Antonio Fuertes Sánchez. Un hombre que cambió sus humildes orígenes vinculados al campo a base de trabajar para sacar adelante la tienda de embutidos que montó en 1936 en su casa. En el número 9 de la calle Pozo Concejil de Alhama, el cabeza de familia inauguró una charcutería cuyo nombre era un guiño a un pozo que había en la zona. En ese negocio los tres hermanos pronto dejaron los juegos para ayudar a su progenitor. Esos fueron los primeros pasos de la marca cárnica con mayor penetración en las familias españolas.

El informe 'Brand Footprint 2020', elaborado por la prestigiosa consultora Kantar Worldpanel, recoge que la marca ElPozo vuelve a ser, por quinto año consecutivo, la más presente en las despensas del país por delante de Coca-Cola. Los productos de la cárnica alhameña son adquiridos por el 76,8% de las familias frente al 74,5% de la marca norteamericana. El embutido con el sello Fuertes ha pasado de venderse entre los vecinos del barrio a estar presente en ocho de cada diez hogares españoles alcanzando una facturación anual de 1.124 millones de euros. Unos números impensables en los orígenes de aquel negocio que subió la persiana en la calle Pozo Concejil.

“En aquella época era algo habitual montar una tienda en tu casa y Antonio Fuertes empezó vendiendo todo tipo de productos procedentes del cerdo. Se ha escrito mucho sobre el éxito que tuvo la sobrasada que elaboraba y comercializaba”, explica el cronista oficial de la localidad, José Baños. Después de la Guerra Civil pasó de regentar una tienda a montar otras dos en la Plaza de Abastos y en la calle Larga. El embutido de ElPozo estaba presente cada vez en más despensas.

Don José perdió sus huellas

La rentable progresión de esos puntos de venta fue la antesala de la primera fábrica de embutidos ElPozo que Antonio Fuertes inauguró en el Camino de la Estación de Alhama. Corría el año 1954 cuando José, Tomás y Juana se volcaron con el proyecto del cabeza de familia. “Los tres se implicaron y conocieron todos los procesos de producción desde el principio”, subraya Baños.

Los tres hermanos Juana (c), Tomás (1i) y José (1d) posando con sus padres Piedad y Antonio.

El cronista oficial de Alhama de Murcia no habla en vano porque los hijos en su juventud no solo le dedicaron muchas horas a la fábrica, sino que a veces se jugaron hasta el físico. El mayor de los hermanos, José, perdió varias huellas de una de sus manos por un accidente que tuvo con una despellejadora. El veterinario que estaba en las instalaciones del Camino de la Estación le tuvo que coser las heridas. Tomás, el mediano, eran tan bueno con los números que siendo un adolescente ya le llevaba las facturas al padre. Y la bella Juana, la pequeña de la casa, lo mismo ayudaba en la oficina que se ponía a hacer embutido o empaquetaba pedidos.

300 empleados-familia



La plantilla de ElPozo Alimentación, según el comité de empresa, supera los 5.300 empleados: es una especie de torre de Babel con una veintena de nacionalidades donde a cada trabajador se le asigna un código, sin embargo, el consejero delegado del Grupo Corporativo Fuertes y de ElPozo Alimentación, José Fuertes, trata de ir memorizando todos los nombres que puede. “Don José está muy apegado al padre y a la idea de negocio familiar, a diario se recorre la planta para supervisar los procesos de producción: se conoce los nombres de los 300 trabajadores más antiguos”, subraya un sindicalista con una dilatada trayectoria profesional en la cárnica.

Los dueños se saben el nombre de los 300 empleados más antiguos de la fábrica.

La factoría no ha parado de crecer desde que ElPozo trasladó sus instalaciones en 1979 del Camino de la Estación de Alhama a la avenida Antonio Fuertes. En la actualidad, el Centro de Procesamiento de Carne (CPC), el Centro de Loncheado York (CLY) y el Centro Logístico y Elaborado (CLE), entre otras áreas, conforman un gigantescto complejo empresarial que preside uno de los accesos al término municipal de Alhama. “A don José te lo puedes encontrar paseando por cualquier rincón de la planta: siempre tiene unas palabras para la gente que conoce y se para con cualquier empleado para explicarle cómo debe hacer un proceso si ve que no lo está haciendo bien”.



El celo por velar por los procesos de producción es una de las características que define al mayor de los hermanos Fuertes y es una de las consecuencias de la formación que recibió en la Escuela de Industrias Cárnicas de Madrid. “Creo que Don José estuvo destinado entre otras áreas, en salas de despiece y se lo conoce todo: desde la cría del cerdo hasta la elaboración del embutido”.

Entre la plantilla también destaca por mostrar una personalidad cercana y campechana, a pesar de los galones que tiene dentro del Grupo Fuertes. De hecho, don José todavía tiene por costumbre quedar los fines de semana con empleados jubilados de ElPozo que ostentaron cargos a todos los niveles, desde encargados de fábrica al oficio de matachín, con los que le gusta visitar los cebaderos para luego convidarles a un buen almuerzo. Una de las granjas de cerdos que visita don José es la primera que tuvo la familia en la Carretera de la Costera, en el Paraje Los Quemados, para después concluir la ruta recordando anécdotas en el Bar Jarro del Oro, que está en la subida a Sierra Espuña.

Don Tomás, de paseo por el súper



El olfato para los negocios es cosa del hermano mediano que atesora sendas diplomaturas en Alta Dirección de Empresas y en Dirección Comercial. “Don Tomás es la cabeza pensante, el hombre de negocios y el que no para de echar horas en las oficinas”, sostienen varios empleados de distintas áreas a la hora de definir el perfil que tiene de puertas para adentro Tomás Fuertes: presidente del Grupo Corporativo Fuertes y de ElPozo Alimentación. “A veces se le puede ver dando una vuelta por el supermercado que hay en el complejo: a don Tomás le gusta comprobar en persona qué productos son los que más echan los clientes a la cesta de la compra”.

Dos empleados de ElPozo Alimentación preparando jamón.

En el comedor del salón social, antes de que se impusiera un distanciamiento de seguridad entre los comensales por el coronavirus, era habitual ver sentados a don José y don Tomás con el personal administrativo. “Tienen un comedor privado para la familia y directivos de la empresa, pero los hermanos muchas veces están en el comedor de la plantilla con un menú del día como un empleado más: son gente humilde para el dinero que tiene”. Una vez dejan estacionados sus respectivos Porsche Cayenne, literalmente se enfundan el mono de trabajo: una bata blanca cubre sus trajes.

“La fábrica de ElPozo no para de funcionar toda la semana y a ellos te los puedes encontrar perfectamente un sábado o un domingo”, comenta un empleado mientras tira de humor para insistir sobre la dedicación que Tomás y José le ponen a la cárnica. “¡El cerdo tiene cuatro trozos y ellos nos dicen que hay que sacarle cinco: son ambiciosos!”.

Juana, para lo social



Juana, la hermana pequeña, siempre ha estado más volcada con la labor social de la empresa desde su puesto como consejera delegada del Grupo Corporativo Fuertes y de ElPozo Alimentación. “La sensación de la plantilla es que ella está en un segundo plano porque solo viene por la factoría para determinadas reuniones, cuando hay que firmar algo y a algún evento”, reflexionan dos sindicalistas. También es habitual ver de punta en blanco a doña Juana, junto a sus dos hermanos, cuando alguna personalidad visita las instalaciones de ElPozo, tal y como ocurrió con la audiencia al que otrora fue presidente de la Región de Murcia, Alberto Garre.

Las relaciones entre los tres hermanos son buenas, aunque el más mediático es Tomás Fuertes y entre la plantilla de ElPozo aseguran que el 34% del accionariado lo tiene doña Juana, el 33% don José y el 33% don Tomás. Un dato anecdótico para un trío empresarial al que el tiempo no ha restado un ápice de motivación ni ambición. Prueba de ello es que ellos siguen tomando las decisiones importantes, a pesar de que en junio de 2014 el Grupo Fuertes abrió su gobierno corporativo a la tercera generación, es decir, a los hijos de cada uno de los hermanos con la creación del ‘G6’.

José Fuertes enseña a hacer morcillas al secretario general del PSOE, Diego Conesa.

El reparto del ‘G6’



El denominado ‘G6’ tenía como objetivo evitar tensiones entre los herederos y hacer un reparto equitativo del Grupo Fuertes porque don José tiene 3 hijas y 2 hijos, don Tomás es padre 3 hijas y 1 hijo y doña Juana es madre de 2 hijas y 1 hijo. De forma que el Consejo de Administración del holding empresarial quedó compuesto por dos hijos de cada accionista principal: el ‘G6’ lo conforman Rafael y Laura Fuertes (hijos de Tomás); Antonio José y Augusto (hijos de José) y María José e Inmaculada Cánovas (hijas de Juana).



El entonces portavoz empresarial, José Antonio Ruiz Vivo, explicó en un comunicado que en un rango superior al ‘G6’ figuraría la Junta General de Accionistas en la que los miembros de la segunda generación mantienen su mayoría accionarial y poder de decisión. "Utilizando un símil, esto sería como el método profesor de autoescuela: tú conduces, pero yo llevo el mando", apuntó Ruiz Vivo para dejar claro que los hermanos José, Tomás y Juana Fuertes Fernández seguían al frente del imperio. Seis años después ese modelo de autoescuela se mantiene, tal y como corroboran varios sindicalistas: “Lo normal es que a su edad hubiesen dado un paso atrás, pero no lo hacen porque mientras que hablen los hermanos el resto callan”.

La torre de ‘El 15.000’

Tienen cuerda para rato José (83 años), Tomás (80 años) y Juana (76 años) porque durante el estado de alarma han puesto en marcha dos proyectos nuevos de ampliación de la factoría de ElPozo, con una inversión que supera los 30 millones de euros. En las últimas semanas el Ayuntamiento de Alhama de Murcia les ha concedido licencia para ejecutar ‘El 15.000’, una espectacular torre de almacenamiento robotizado en altura y cuya estructura ya ha comenzado a levantarse. El segundo proyecto consiste en construir un nuevo túnel de congelación.

“Decir Tomás y Pepe Fuertes es decir Dios”, zanja un empleado con dilatada trayectoria en la fábrica situada en la avenida Antonio Fuertes de Alhama de Murcia. En la plantilla lo único que critican de los hermanos es que son duros cuando toca negociar y que el comité de empresa no tiene a ningún representante en el Consejo de Administración para recibir información de primera mano sobre las decisiones que adopta la familia sobre el futuro de la factoría. Más allá de eso en los sindicatos no olvidan que hace unos años, Don José y Don Tomás evitaron la huelga que se convocó a cuenta de la productividad y los incentivos. “El trato con ellos es familiar, por eso, la duda aquí es saber qué pasará cuando no estén los hermanos porque la relación con el G6 (los hijos) es más fría”.

Tomás Fuertes, cortando jamón junto al entonces miembro del Gobierno regional, José Gabriel Ruiz.

A pie de calle, en Alhama nadie olvida la enorme aportación que ElPozo realiza a la economía local. Valga como ejemplo que entre los puestos directos e indirectos dan empleo a unos 6.000 de los 22.077 vecinos que componen el padrón. “En cada familia siempre hay, al menos, uno de sus miembros trabajando en ElPozo”, corrobora la alcaldesa, Mariola Guevara. “Es una empresa generadora de oportunidades, dinámica, que siempre está presentando proyectos al Ayuntamiento y que invierte en todo aquello que les da rendimiento”. Es el ADN de la factoría, tal y como siempre ha defendido su presidente, Tomás Fuertes: “Trabajo, tecnología, honradez, tiempo y reinversión”.

Tener este gigante empresarial en el término municipal ha sido una de las claves que ha permitido a Alhama de Murcia huir de la otra pandemia que ha causado el coronavirus: la destrucción de miles de empleos por el parón de la actividad económica durante el estado de alarma. “En marzo teníamos a 1.457 vecinos sin trabajo y en mayo a 1.454, por lo que ha sido imperceptible el paro causado por la COVID-19”, desgrana la regidora con los datos del desempleo en la mano. “El factor determinante ha sido tener un tejido industrial dedicado a la alimentación y la tecnología, cuyos servicios fueron catalogados como esenciales y no se interrumpieron”.

Cuota de alquiler: un euro al año



ElPozo no es solo un motor local de empleo sino que además insufla liquidez a las arcas municipales, ya que solo en 2019 abonaron impuestos al Consistorio por importe de 938.095 euros. La marca cárnica también desarrolla una importante labor social. “Se les bonifica el ICIO (impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras) por la contratación de personas en riesgo de exclusión social y de mujeres que sufren malos tratos”, resalta la socialista Mariola Guevara.

Uno de los gestos más importantes que protagonizó el presidente del Grupo Corporativo Fuertes y de ElPozo Alimentación, Tomás Fuertes, fue salvar el histórico Centro Terapeútico Las Flotas. “En esas instalaciones se curan de sus adicciones entre treinta y cuarenta usuarios, pero era imposible mantenerlas con subvenciones y Tomás Fuertes las compró para establecer un alquiler simbólico: un euro al año”. No solo evitó la caída al abismo de personas enganchas a las drogas y al juego, sino que también contribuyó a mantener los empleos de los profesionales que los tratan.

Los hermanos Fuertes nunca han roto sus raíces con su pueblo y es habitual verlos con sus amigos de toda la vida en la Semana Santa disfrutando del paso de la Virgen de los Dolores que sacan los hermanos de la Cofradía de Los Negros.

“Es una familia marcada por la discreción”. Otro rasgo que los caracteriza es su implicación con las celebraciones populares de la localidad porque cada año, en el mes de febrero, ElPozo aporta toda la materia prima de la Fiesta de la Matanza que acerca a miles de turistas al Recinto Ferial de Alhama de Murcia para degustar embutido procedente del cerdo y gastronomía típica de la zona como la olla fresca.

Los hermanos José y Tomás presentando el concierto de Julio Iglesias.

Enseñando a los niños a hacer salchichas



En el Recinto Ferial es habitual ver a José Fuertes, consejero delegado del Grupo Corporativo Fuertes y de ElPozo Alimentación, hablando amigablemente con algún afamado matachín: un oficio arraigado en tierras murcianas para manejar con destreza el cuchillo a la hora de obtener el delicioso embutido del cerdo. En la Fiesta de la Matanza, Don José demuestra que no es un multimillonario al uso: lo mismo enseña a hacer morcillas al secretario general del PSOE de la Región, Diego Conesa, que se pone manos a la obra con los niños del taller infantil de elaboración de salchichas. También a don Tomás se le ha visto diestro con el cuchillo cortando jamón.



Tan hondo es el arraigo de los tres empresarios con el pueblo que los vio nacer que José, Tomás y Juana recibieron el Título de Hijos Predilectos de la Villa de Alhama de Murcia. “No cabe duda que los hermanos Fuertes, tienen y hacen gala de una identidad alhameña desde su nacimiento en la calle del Pozo Concejil, su infancia en su pueblo y su trabajo diario en el gran complejo industrial del Grupo Fuertes”, tal y como resaltó en 2015, en el Teatro Cine Velasco, el entonces alcalde, Alfonso Fernando Cerón. Esa distinción también se la concedieron a su padre, Antonio Fuertes, en el año 1986. Un hecho insólito que ya forma parte de la historia de esta localidad murciana cuyo nombre se conoce en todo el planeta gracias a una familia que vive por y para ElPozo.

Noticias relacionadas