La imagen es enternecedora, bucólica, como sacada de un cuento de hadas. En ella aparece el líder de Vox, Santiago Abascal, junto a su “abueliña”, como él la llama, María Jesús Álvarez. “Bueno, abueliña, que dice Feijóo que los de Vox no tenemos nada que hacer en Galicia ni nada que ver con Galicia, que no pintamos nada allí”, empieza Abascal. “Ese está loco”, responde la abuela, a sus 91 años, en gallego. “Tú, con 8 mesecitos, fuiste a la tierra de tu madre”, añade. Así, entre los verdes prados gallegos, arranca el spot publicitario con el que Santiago Abascal se vende para las elecciones gallegas del próximo 12 de julio. Pero guarda algo de trampa.
Con ese vídeo, que se publicó el pasado 11 de junio, el partido político busca traer a la palestra los orígenes gallegos de la familia de Abascal. Su madre es gallega, su abuela es gallega y sus raíces son “profundamente gallegas”, recuerdan, como si el mejor argumento para votar a alguien fuera que su familia es de ahí. Sin embargo, tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL, quizás el ejemplo de la abuela no es el mejor. No es sólo que María Jesús Álvarez, la abueliña, abandonara Galicia de manera definitiva hace 60 años, sino que además ella misma es candidata a las elecciones autonómicas de País Vasco que se celebran, también, el 12 de julio.
En realidad, María Jesús se marchó de Galicia al poco de nacer Isabel, la madre de Santiago Abascal. Fue primero a parar a País Vasco, donde pasó gran parte de su vida, unos 50 años, y después ha pasado por otros lugares como Sevilla. Todo esto se debe al trabajo de Luis Conde, el abuelo materno de Santiago, que trabajaba en la Renfe y cambiaba de destino con cierta regularidad. En la actualidad, según ha podido saber este diario, la abueliña de Santiago Abascal reside desde hace aproximadamente dos años en Madrid, junto a las hijas de Begoña Conde, la tía materna del líder de Vox.
En el anuncio de Vox sin embargo no aparece nada de esto y, aunque la abuela habla en gallego, bien podría hacerlo en castellano o incluso en euskera. Pero, claro, el punch publicitario no funcionaría igual. Sin embargo, en el vídeo la abueliña critica el gallego que habla el presidente de la Xunta, el popular Alberto Núñez Feijóo, por estar plagado de castellanismos. Y lanza el reclamo: “Mentres chova en Galicia e chova ben, está todo verde e verde todo é Vox” (Mientras llueva en Galicia y llueva bien, está todo verde y verde todo es Vox), dice María Jesús Álvarez. Abueliña, por cierto, tampoco es gallego; en la lengua de Castelao, abuela es “avoa” o, en todo caso, “avoiña”.
Esta no es de todas formas la primera vez que Santiago Abascal utiliza los orígenes de su abuela para atacar al presidente de la Xunta. Ya en enero de 2019 publicó un tuit en el que ponía que su abuela, que fala galego, dice que el PP de Galicia es como el PNV en País Vasco. Tampoco es la primera vez que el juego de los orígenes gallegos le pasa una mala factura a Vox. En las pasadas elecciones de abril de 2019, Vox presentó por Galicia a Begoña Conde, tía de Santiago y nacida en Álava, como candidata a las generales por Ourense, provincia con la que no guarda relación. Esta decisión fue criticada y, en una entrevista, Begoña dijo que “por Orense siempre paso cuando vamos a La Coruña y a Vigo”.
Las elecciones autonómicas de País Vasco y Galicia se avecinan con cierta preocupación entre las filas de Vox. A pesar de todos esos vínculos con la comunidad gallega y de que el propio Abascal es vasco, las dos provincias son, junto a Navarra, los lugares de España en los que menos tirón tiene la formación ultraderechista. El próximo 12-J sería todo un logro el mero hecho de conseguir un diputado en los parlamentos autonómicos. Por eso el propio Abascal se está vinculando personalmente en la campaña. Este fin de semana habrá pasado por Ourense, Vigo y Santiago. Y por eso recurre a su abueliña multiusos: lo mismo le hace la campaña en Galicia que le rellena las listas en País Vasco.
Vida errante
Antes de que Santiago Abascal fuera siquiera un proyecto de vida, María Jesús Álvarez nació hace ahora 91 años en la parroquia gallega de San Pedro de Canabal, en Lugo y a orillas del río Sil; el mismo río que vio nacer a Feijóo (que lo hizo en Os Peares). Ella era hija de un guardagujas de la Renfe, de “la escala más baja”, explica en el vídeo promocional. “Tenía que cargar aquí (al hombro) todo, de un vagón a otro, y tenía despellejados los hombros. Mi madre hervía agua con un trapo y sal, y lo curaba”, añade.
Fue ese trabajo de su padre el que hizo que la abueliña de Santiago acabara viviendo una vida errante, constantemente de una localidad a otra. Cuando por fin se independizó, corrió la misma suerte ya que se casó con Luis Conde, el abuelo materno de Abascal, que también trabajaba en la Renfe y, al igual que su padre, también cambiaba de destino con regularidad.
Tras unos primeros años en Canabal, al padre de María Jesús Álvarez le destinaron al municipio de Padrón, el de los pimientos, a donde fue a morir Rosalía de Castro. Y ahí fue donde la abueliña de Santiago se crió. Aquellos tiempos fueron difíciles para la familia y llegaron a pasar hambre, según dice ella misma. Tanta pasaron que un hermano suyo acabó muriendo de inanición. Pero en el terreno profesional la suerte que corrieron fue algo más optimista, al padre le habían ofrecido un puesto más atractivo, menos sacrificado y, tras unos años, se mudaron a Santiago de Compostela.
Ahí fue donde María Jesús Álvarez consiguió su primer trabajo en la Compañía Telefónica Nacional de España. “Yo fui feliz en Santiago, al verme yo, hija de un obrero, en un puesto con mi uniforme”, relata en la campaña. Durante unos años, desarrolló un trabajo de contable y siempre le venían a la cabeza los consejos que le había dado su padre, aquellas lecciones de vida que, aún a día de hoy, tanto tiempo después, todavía recuerda como si fuera ayer.
“Su serenidad y su ejemplo, me los dejó grabados a fuego en la mente”, explica Álvarez en referencia a su padre. “Procura siempre ser honrada”, le decía. “Yo le decía, papá, conté 1.000 pesetas hoy, y él me respondía: ‘Ay mi niña, ten cuidado… ya sabes, el bolsillo es muy fino para meter algo'”, relata. “También me decía esto: tú no te metas con nadie y no ofendas a nadie y, si te ofenden, ojo, defiéndete”, concluye.
Últimos años en Galicia
Hay una anécdota que Santiago Abascal tiene grabada a fuego en el corazón y que también involucra a su abueliña. Sucedió cuando el líder de Vox tenía tan sólo nueve años, el 26 de junio de 1985. Él y sus padres habían ido a visitar a sus abuelos, María Jesús y Luis, a Sevilla. Ahí había sido destinado el abuelo, por la Renfe de nuevo, y hasta ahí se fue la abueliña también. Aquel día, después de comer, mientras veían el telediario, apareció en la televisión el DNI de Estanislao Galíndez Llano, un cartero amigo del padre de Santiago. Había sido asesinado por ETA. “Habéis matado a mi amigo”, gritó el joven Santi, que en ese momento se dio cuenta de que el terrorismo le tocaba realmente de cerca.
Esta anécdota está recogida en su libro No me rindo. Si ahora viene a cuento es porque ahí ya habla de su abueliña y de su resignación “al traqueteo por España que iba en el sueldo de los hombres de la Renfe”. Y es que, tras haber seguido la estela de su padre, María Jesús conoció a otro de esos hombres de la Renfe, Luis -quién sabe, quizás presentado por el propio padre- y siguió toda su vida con el traqueteo.
A Luis lo conoció cuando todavía estaba en Galicia, muy joven, y cuando apenas tenía 26 años tuvieron a su primera hija, Isabel, la madre de Santiago Abascal, en la ciudad de A Coruña. Ahí está el vínculo más cercano del líder de Vox con la comunidad. Pero poco duró. En cuanto Isabel cumplió dos años, cuando la abueliña tenía 28, a Luis ya lo destinaron a País Vasco, donde pasaron gran parte del resto de su vida.
El primer destino vasco fue la estación de Gaintxurizketa, en Gipúzcoa, y luego ya recalaron en Amurrio, en Álava, donde se dibuja el resto de la historia de los Abascal. De Amurrio es Santiago, su tía, su padre y sus hermanas. De Amurrio, incluso, fue alcalde franquista el abuelo paterno de Santiago: Manolo Abascal. La abueliña, sin embargo, siguió con su traqueteo por España y tras pasar 50 años en País Vasco a Luis lo destinaron a la estación de Santa Justa, en Sevilla, el último destino de la pareja hasta que se retiraron y volvieron a País Vasco.
La abueliña en las listas
El vídeo promocional en el que Santiago Abascal sale con su abuela -y que responde a la premisa “gallego, vótame, que mi abuela también es gallega”- no tardó en hacerse viral. El desvelo de esta faceta relativamente desconocida de la vida del líder de Vox y la ternura de su abuela, que se permitía hasta ponerle en su sitio cuando le decía que no se le subieran los humos, formaron un tándem muy propicio para circular por las redes sociales. No obstante, no estuvo exento de polémica.
El spot se grabó aprovechado un mitin que Santiago Abascal había ido a dar en la provincia de Pontevedra el pasado 11 de junio. Una de las primeras críticas es que se había saltado la limitación de viajar entre provincias en pleno estado de alarma. Esto, sin embargo, sería salvable ya que después de todo es su trabajo. Pero la otra crítica, y ya sí más grave, es que podía haber puesto en riesgo la salud de su abuela, de 91 años, haciéndola viajar para grabar el vídeo promocional. Recuerden, la abueliña María Jesús lleva dos años viviendo en Madrid.
Sin embargo, a pesar de sus 91 años, María Jesús Álvarez es, con todo, candidata en las elecciones. Pero no en Galicia, como se podría pensar tras ver el vídeo promocional, sino en País Vasco. Figura la número 26 en las listas de Vox por Álava, según se puede leer en el Boletín Oficial de País Vasco. Es la primera de las suplentes. Ya lo fue en las listas que se presentaron para las elecciones que iban a ser en abril pero que se aplazaron debido a la pandemia, y lo es ahora de nuevo, repitiendo puesto. Pero no está sola, la número 15 por Álava es Iria Abascal, la hermana de Santiago, y la número 17 es María Isabel Conde, su madre e hija de la abueliña.
Y es que Santiago Abascal siempre ha sido muy dado a colocar a su familia en las listas. Siempre ha metido en ellas a su exmujer, a su actual pareja, a su madre, sus hermanas, su padre, su tía y a cuántos ha podido. Lo hizo cuando estaba en el Partido Popular y repite la misma tónica con Vox. Esto podría responder a una cultura instalada en su imaginario, de cuando ETA mataba y era casi imposible rellenar algunas listas de partidos como el PP. Sin embargo, la banda terrorista desapareció antes de que Vox existiera y con la formación ultraderechista en sus manos, Abascal ha seguido repitiendo la dinámica.
La propia abueliña, María Jesús Álvarez, ha sido candidata en numerosas ocasiones. Ya lo fue en 2011, en las elecciones municipales de mayo, en las que se presentó como la número 5 por Amurrio, esta vez bajo el paraguas del Partido Popular. Y también en las pasadas elecciones generales de abril de 2019, en la que fue como suplente en la candidatura de Vox por Álava.
Ahora, repite. Pero en esta ocasión todo parece fruto de una gran paradoja. Por un lado, utiliza a la abueliña para ganar votos en Galicia. Lo que pocos saben es que a la abuela también se la puede votar. El problema es que para votar a María Jesús Álvarez no se puede hacer en Galicia, donde ella pide el voto, sino que habría que hacerlo en País Vasco, donde ha pasado gran parte de su vida y es candidata como lleva años siéndolo.