Mohamed El Maimouni salió de su casa en Caleta de Vélez (Málaga) la tarde del martes pasado para embarcarse en el pesquero ‘Nuevo Rafael’. El hombre, de 54 años, llevaba dos trabajando a bordo de ese barco y más de media vida, tres décadas, saliendo a la mar a faenar.
Pero desde ese día, su mujer, Hasnae, y sus seis hijos -tres varones y tres mujeres- no lo han vuelto a ver. Temen, casi dan por hecho, que se lo hayan tragado las olas del mar de Alborán, a las que tanto respeto tiene y a las que tanto, a su vez, les debe.
“Mi padre sólo se sentía vivo y seguro cuando llegaba a puerto”, relata su hija mayor, Fátima, en conversación con EL ESPAÑOL este domingo. “Nos decía, sobre todo a mi madre: Al barco le entra mucha agua a veces. Cualquier día se va a pique. Parecía como si sintiera que algo malo le iba a pasar”.
Y así fue. La madrugada del miércoles pasado, el ‘Nuevo Rafael’ se hundió a 14 millas al sur de la isla de Alborán, frente a las aguas que bañan Melilla. Por el momento se desconocen las causas, que están siendo investigadas. Desde entonces, Salvamento Marítimo trata de encontrar con vida a Mohamed, aunque cada segundo que pasa engrandece la quimera de hallar su cuerpo y se reducen las posibilidades de que el hombre no haya fallecido.
Que Mohamed siga vivo hoy es prácticamente imposible. Su familia lo sabe. Pero se aferra a la esperanza. “No queremos que se le deje de buscar”, dice su hija Fátima por teléfono.
“Al menos queremos tener con nosotros su cuerpo. Era muy buen hombre y muy buen padre”, explica la joven que, sin percatarse, o quizás sí, habla de su progenitor en pasado. “Con su esfuerzo nos lo ha dado todo. Había vivido mil batallas en el mar y se va a ir de una manera que nadie entiende”.
"Una avería"
Mohamed llevaba 30 años en España dedicándose a la pesca. Mientras su mujer criaba a sus hijos en su casa de Tetuán, él ganaba al otro lado del Estrecho el sueldo para mantenerlos a todos.
Hace ahora una década la familia al completo cruzó a la Península y se instaló en la provincia de Málaga. Residen en un piso alquilado en Caleta de Vélez, a 28 kilómetros de la capital. Lleva ligado laboralmente al patrón del 'Nuevo Rafael' desde hace diez años.
Según el relato de la hija del único desaparecido de los cuatro tripulantes del ‘Nuevo Rafael’, el barco estuvo alrededor de una semana en puerto por un “problema de motor, una avería”.
“Lo arreglaron la misma mañana del martes”, cuenta la joven. “Por la tarde, mi padre salió hacia el puerto. Fue la última vez que lo vimos con vida y que escuchamos su voz. Desapareció la madrugada siguiente”.
Cuando se le pregunta por las posibles causas del hundimiento del pesquero, Fátima deja entrever sus sospechas de que algo no funcionaba bien en él: “Todo nos resulta muy extraño. No había mal tiempo. Tampoco entendemos que si, como dice el dueño del barco, mi padre estaba el primero en el compartimento de las literas, no haya podido ser rescatado y los demás, en cambio, sí. No podemos comprenderlo, la verdad”.
Este periódico también se ha puesto en contacto con el patrón del barco, Daniel Portillo. Él y su hijo, Carlos, el otro armador del barco, iban a bordo del barco junto a Mohamed y otro tripulante, Emilio.
Daniel Portillo asegura que no quiere hacer declaraciones y remite a sus palabras de hace unos días en el diario Sur de Málaga. “El barco volcó de forma súbita. En cinco segundos la quilla se colocó mirando al sol. Nunca antes me había visto en una situación así. Hemos trabajado muchas veces con mal tiempo y hemos hecho cosas con el barco que son increíbles”.
El patrón del ‘Nuevo Rafael’ asegura que el pasado miércoles no había mal tiempo, pero que sí había fuertes corrientes y que, una hora antes de hundirse el barco, el motor se paró debido a que el pesquero se escoró. La tripulación volvió a arrancarlo y continuó la faena con normalidad.
Daniel Portillo explica que, de repente, una ola impactó contra el pesquero por la parte de popa y la embarcación giró sobre sí misma bruscamente. Sucedió, asegura, sin que les diera tiempo a coger los chalecos de supervivencia ni las balsas para mantenerse a flote en el mar.
Llega el helicóptero
Fue entonces cuando, según relata el patrón del pesquero, el agua empezó a inundar el ‘Nuevo Rafael’. Daniel sacó a su hijo por la ventana del puente de mandos. A continuación salió él. Escuchó gritar a Mohamed, sin llegar a verlo.
A Emilio, el otro tripulante, lo vieron ya en el mar entre 30 y 40 minutos más tarde. Estaba vivo. Daniel, su hijo y Emilio vieron una caja de plástico naranja y se agarraron a ella. Aunque no tenía flotabilidad, consiguieron que los técnicos de un helicóptero de Salvamento Marítimo vieran las señales que les hacían desde abajo.
Portillo asegura que su barco contaba con todas las certificaciones y revisiones pasadas. La familia de Mohamed El Maimouni ha presentado una denuncia ante la Policía Nacional.
Su hija Fátima dice que se enteraron de la noticia a través del amigo pescador de uno de sus hermanos, y que el patrón del barco y su hijo se personaron en su casa el pasado jueves porque no pararon de insistirles, “no porque ellos tuvieran voluntad”. Padre e hijo tendrán que declarar en Capitanía Marítima esta misma semana.