En la provincia de Gerona se ha decretado un brote de coronavirus que se expande sin control y amenaza la movilidad entre España y Francia. El epicentro está en Figueras, el lugar donde se ubica el Museo Dalí, el genio del surrealismo. En la gestión del rebrote se está haciendo honor al artista: uno de los positivos salío de las brigadas de limpieza encargadas de mantener la higiene en las calles. Mientras la Generalitat pide que a los vecinos de Figueras que se confinen en sus casas, la alcaldesa le pide a los turistas que sigan viniendo, que no dejen de visitarles. Y en mitad de la emergencia, unos radicales independentistas se saltan las normas y se van a la vía a boicotear el AVE para protestar por la visita del rey.
Y en el radio de la onda expansiva, la Costa Brava. La línea de flotación del turismo catalán. La esperanza para salvar mínimamente la economia catalana este verano. Los municipios turísticos costeros están registrando, por el momento, unas buenas cifras de visitantes y ocupación. “Estamos hasta arriba, sobre todo de franceses”, cuentan las asociaciones de hosteleros de la comarca. Es turismo familiar, alejado del botellón. De calidad. La mayor parte de ellos proceden de Francia.
Pero el gobierno francés recela del brote catalán. Aunque los veraneantes galos se sienten seguros para disfrutar de sus vacaciones en la Costa Brava, el ejecutivo de Macron se está planteando cerrar las fronteras con España, precisamente por el incremento de casos en la provincia de Gerona. Aunque todavía no han tomado la decisión, en las próximas horas podría darse la clausura de la frontera. Y ya se están dando las primeras cancelaciones de reservas de agosto.
Positivo en las brigadas.
Figueras y Vilafant. Dos municipios adyacentes que están en el ojo del huracán. Figueras es el lugar donde se ha ubicado el origen del nuevo foco de SARS-CoV2 que se expande por el norte de Cataluña. Vilafant es el pequeño municipio vecino, que en un principio fue víctima de los daños colaterales: a 10 de julio solamente tenía diagnosticados 6 casos nuevos, pero la proximidad con Figueras y la movilidad constante de sus vecinos ha provocado que el virus salte.
La afectación es grave en ambos municipios. En los últimos 10 días, Figueras ha diagnosticado el 24,4% de los casos totales de Covid-19 que se han registrado allí desde que empezó la pandemia. En Vilafant, el porcentaje es similar: el 21,6%. Ambos municipios son el objeto de las nuevas medidas restrictivas impuestas por la Generalitat.
Pero en Figueras, uno de estos positivos fue diagnosticado a un operario de Finsersa, la empresa que se encarga de la limpieza de las calles del municipio. Uno de los miembros de la brigada dio positivo, según informaba el Diari de Gerona. Extraña que a los trabajadores municipales que han de estar en la calle por obligación no se les practique ningún tipo de test antes de salir a trabajar.
Mensajes contradictorios
La Generalitat ha sido la que ha impuesto las nuevas medidas restrictivas en la demarcación, igual que lo ha hecho con Sant Feliu de Llobregat, la última ciudad del área metropolitana de Barcelona en la que se ha registrado un incremento notable de casos de diagnosticados por Covid-19. Estas medidas recomiendan a la población que no salga de sus casas salvo por motivos de fuerza mayor, que no participe en reuniones masivas y que limiten sus movimientos fuera de sus municipios.
Sin embargo, en Figueras están recibiendo mensajes contradictorios. El principal procede del propio ayuntamiento. Su alcaldesa, Agnés Lladó (ERC), ha pedido a los turistas que sigan viniendo a la ciudad, pero con mascarillas “Necesitamos turistas, estas medidas no quiere decir que no tengan que venir, lo que tenemos que hacer es restringir los encuentros sociales”, declaró en una intervención en TV3. “No nos podemos permitir ir cerrando ciudades cada 15 días, hemos de preservar también la salud social y económica de las ciudades”, añadió Lladó, que reconoció que el primer brote en la ciudad fue identificado (sin dar más pistas) en un entorno laboral “pero ahora sobre todo se dan en el entorno social y eso hace más difícil la trazabilidad”.
Se dan en el entorno social, pero llama a los turistas a que vengan. Sobre todo a los franceses, que son el sustento de esta parte de la Costa Brava. La solución para ella es “que vengan con mascarilla”. Admite que desde la desescalada ha aumentado la presencia de veraneantes galos y que han tenido dificultades para que usaran la mascarilla, porque hasta ahora no era obligatoria en su país: “Esta es la primera gran ciudad que encuentras tras pasar la frontera, tenemos una movilidad en la comarca muy importante y ha habido un incremento de visitantes”, concluyó.
Francia y la incertidumbre
Estos mensajes contradictorios están afectando al pulmón económico de la Costa Brava: el turismo. Desde la Unió d’Empresaris d’Hosteleria de la Costa Brava reconocen que estos mensajes contradictorios “generan incertidumbre y tienden a desorientar, tanto al turista como al empresario, que se tiene que ver obligado ahora a volver a reestructurar. Eso, a finales de julio, es prácticamente imposible” explica su portavoz a EL ESPAÑOL.
El francés es el turista que más visita esa zona, y es precisamente el ejecutivo galo el que más desconfía del brote catalán. Desde el Elíseo han reconocido que están vigilando muy de cerca la situación y que es un tema que van a abordar en breve con sus homólogos del gobierno español. Se mantendrá una reunión esta semana, en la que incluso se valora el cierre de la frontera.
“Sería un golpe muy duro del que un sector que ya está en la cuerda floja de la recuperación no podría recuperarse. Somos de la opinión de que, mientras no haya vacuna, tenemos que convivir con el virus y a eso deberíamos orientar las medidas: a pensar en parámetros orientados a la convivencia. Siempre mirando por la salud, pero sin olvidarnos nunca del tejido productivo que mantiene la economía”, concluyen desde la Unió d’Empresaris d’Hosteleria.
Por el momento, los franceses no parecen tener miedo. Están acudiendo en masa a las localidades costeras de la Costa Brava. “Lo tenemos lleno de franceses” es una de las frases más repetidas por los hosteleros consultados por EL ESPAÑOL. Y cancelaciones de reservas para el mes de agosto apenas se han dado. “Alguna, pero no en un número significativo”, resumen los empresarios hosteleros a este periódico. Parecía que finalmente se podía salvar el verano, pero ahora viven con un ojo puesto en la reunión que han de mantener los gobiernos de Francia y España.
Boicot al AVE
Por si hubiese poco descontrol, la visita de los Reyes este lunes al monasterio de Poblet, en la provincia de Gerona, ha provocado que radicales independentistas se hayan saltado las normas de confinamiento impuesto por la Generalitat y han atentado en las vías del AVE entre Gerona y Figueras, a modo de protesta.
Los hechos se dieron el domingo por la noche. El acto vandálico consistió en la quema de neumáticos en mitad de la vía, que provocó una avería en la catenaria. Renfe explicó que el sabotaje, perpetrado por activistas antimonárquicos, en la línea que comunica Barcelona con Gerona y Figueras afectaría 2.000 viajeros durante toda la jornada del lunes.
Entretanto, el rebrote sigue creciendo. Cataluña es la comunidad autónoma que más preocupa ahora mismo en términos de infectados. La Generalitat manda a la gente a sus casas, Pero los franceses siguen llegando a la Costa Brava, a la llamada de la alcaldesa de Figueras, y los empresarios tienen los locales llenos. Una surrealista situación en la tierra de Dalí, con sabotajes de fondo, que puede concluir con el cierre de las fronteras en breve y el consiguiente final del verano en pleno mes de julio.