Y, al final, salió bien. La periodista de Telecinco Susana Ramos vio como habían okupado su vivienda en Madrid el pasado lunes. Inmediatamente se desató una carrera contrarreloj para lograr desalojarla antes de tener que ir por la vía judicial y perpetuar la situación y, tan sólo un día después de la denuncia, la Policía Nacional actuó. Pero la historia no acaba ahí, guarda tintes de surrealismo.
Desde que la periodista de los informativos de Telecinco denunció que había sufrido una okupación, todo el proceso ha sido retransmitido por las cámaras de El programa del verano de la misma cadena. En uno de los últimos episodios, cuando Ramos ya respiraba tranquila y celebraba ante las cámaras su final feliz, la mujer que había okupado la vivienda se acercó a ella para mantener una tensa discusión.
Para entender todo esto hay que situarse en el pasado lunes. La periodista tenía la casa vacía porque estaba realizando una serie de obras. Sobre las 15.30 horas, una vecina le avisó de que había oído ruidos y, cuando Ramos vio que habían okupado su vivienda, acudió rápidamente a las autoridades. Su objetivo era el de conseguir un desalojo antes de que pasaran 48 horas para así no acabar en los juzgados y eternizar el proceso hasta dos años después.
El martes aparecen por primera vez las cámaras de Telecinco. Ante ellas, Ramos cuenta bastante desesperada que tiene un bebé y no sabe dónde quedarse al tener la casa okupada. Cuando los periodistas hablan con los inquilinos que están ahí de manera ilegal, les comentan que no tienen a dónde ir. Además, les piden 1.500 euros si quieren que se vayan, que es lo mismo que pagaron a una mafia para okupar la vivienda. Esa misma tarde la Policía Nacional actuó, echó la puerta abajo, y logró recuperar la vivienda.
Este miércoles, El programa del verano volvía para cubrir la ya buena noticia. Susana Ramos enseña como han tapiado la puerta, para que no entre nadie más, y cuenta que después del desalojo vio a la okupa merodeando de nuevo y que temía que estaba buscando un nuevo lugar que asaltar. Y aquí empieza lo surrealista.
Mientras que la entrevista se desarrolla con cierta normalidad, aparece de nuevo la okupa. Ha visto a Susana Ramos en televisión hablando y quiere dar su propia versión. Se enzarza así en un tenso cara a cara en el que la okupa acusa de mentir a la periodista y dice que ella no estaba buscando una nueva vivienda sino que se había acercado de nuevo a pedir perdón.
"Vine a pedirte perdón de corazón", espeta la okupa en el directo, a punto de romper a llorar. "Yo soy madre de una niña, vine aquí porque no tenía lugar en el que meterme, ¿vale? y perdí dinero", añade, en referencia a los 1.500 euros. "Vino la Policía amenazándome por la noche y diciendo que le iban a pegar un tiro a mi perro", apuntala.
Tras el enfrentamiento, la okupa se acaba yendo, ante la estupefacción de los periodistas, tanto en el terreno como desde el plató. Y Ramos ya deja de estar tranquila. "Saber que estamos haciendo un directo y que esté tan cerca que le de tiempo a bajar y venir aquí", comenta. "Ya no me puedo quedar tranquila", añade.