“Los asintomáticos son personas sanas, no pueden contagiar”; “La mascarilla no nos deja respirar”; “¡Quítate el bozal!” o “El 5G sí que mata” son algunas de las miles de frases que se pueden leer en los perfiles de los negacionistas y que mostraron a todo el mundo durante la manifestación del pasado 16 de agosto en Madrid. Mensajes que se vienen repitiendo desde que comenzó la pandemia y que han ido calando preocupantemente en un sector de la sociedad.
Un grupo que, además, se ha visto incrementado a raíz del anuncio de la activación del 5G por parte de Telefónica la pasada semana. Algo que en un principio solo supondría un avance tecnológico para nuestro país, pero que ha provocado que miles de exaltados quieran asociarlo con la situación sanitaria a nivel mundial.
"Las ondas electromagnéticas favorecen a la propagación de enfermedades", defienden la gran mayoría de sus detractores que, a pesar de no ser médicos, físicos o ingenieros, actúan como vocales de este movimiento. Un tema cada vez más candente en redes sociales como YouTube, Facebook o Telegram, por donde llevan a cabo la mayoría de sus comunicados.
Entre muchas de las teorías, se apoyan en argumentos como el "control social" a través de los dispositivos, el "impacto medioambiental" y las "emisiones de CO2", "el peligro de las radiofrecuencias" y, como ya se ha comentado, las posibles asociaciones que pueden tener con el coronavirus. Aunque en ese caso las teorías difieren, puesto que algunos consideran el virus una tapadera de los efectos nocivos de esta tecnología y otros la ven como un causante de los efectos producidos.
De esta manera, llevan a cabo mesas redondas hablando sobre el tema, participan en tertulias televisivas defendiendo sus argumentos y desarrollan programas enteros en canales de YouTube de temática negacionista, todos de carácter político o relacionados con prácticas espirituales.
Es por ello por lo que EL ESPAÑOL ha tratado de contactar con algunas de las figuras más representativas del movimiento anti 5G, con el fin de profundizar en estas teorías y para conocer el mensaje que están mandando a la sociedad. Sin embargo, a excepción del administrador del grupo España sin 5G, ningún otro ha querido pronunciarse.
Sí lo ha hecho el profesor de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla La-Mancha y vocal del CCARS (el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud), Alberto Nájera, quien se ha encargado de desmentir los argumentos presentados por algunas de estas figuras.
Luis de Miguel Ortega
Luis de Miguel Ortega es abogado y Presidente de Scabelum y la Asociación de Consumidores (ACUS). Fue enfermero durante 20 años, hasta colegiarse en 2015, se ha posicionado de manera pública a favor de lo que llama “medicinas no convencionales” y se presenta como un “especialista en temas sanitarios''.
En la página web de la organización todas las propuestas están "patrocinadas" por él mismo y por su asociación. Y entre ellas, tratan temas como la oposición a "vacunas obligatorias del Covid-19 para niños" -algo que en ningún momento se ha llegado a proponer, pero que, desde la plataforma, presentan como una imposición contraria a todo derecho-.
Asimismo, han llevado a cabo una recogida de firmas en contra de la obligatoriedad de las mascarillas, que se presentó ante el Tribunal Supremo -tal y como pudo informar redacción médica- alegando que esta medida vulnera el derecho a la integridad física y moral, el derecho al honor y a la libertad de expresión.
"Produce de manera instantánea una pérdida de dignidad contra los ciudadanos”, señaló entonces Luis de Miguel, quien al calificarse como un “sujeto sano” se sentía personalmente atacado por poder considerarlo un riesgo para terceras personas.
Pero es que además, en su larga lista de protestas se encuentra, por supuesto, el 5G. Antes de todo, subrayar que este periódico trató de ponerse en contacto con él para que expusiera sus argumentos en relación con dicha tecnología, pero desde el teléfono de contacto respondieron con una negativa: “No atendemos a medios de comunicación, gracias”.
Con esta petición, Luis de Miguel pretende solicitar una moratoria para la instalación del 5G en España, por considerar que no se ha aplicado el Principio de Precaución -que es admisible únicamente en caso de que existan sospechas fundadas de que un producto supone un riesgo grave para la salud-. Y como resultado, lanza un mensaje de alarma al solicitar que “científicos verdaderamente imparciales” demuestren que “la exposición total aumentada en 5G no causará daño a niños, bebés y fetos”.
Cabe señalar que todas las peticiones se encuentran acompañadas de una cuenta bancaria en la que los usuarios pueden realizar sus "donaciones voluntarias", aunque recomiendan que sean de un "mínimo de 50 euros" con el fin de garantizar su trabajo en alguna de sus campañas durante un año.
Bartomeu Payeras
Bartomeu Payeras, también conocido como Tomeu l’Amo en su faceta artística, es un pintor y biólogo catalán que recientemente ha elaborado un estudio acerca de la relación del coronavirus con el 5G.
Con este trabajo pretende demostrar que el “número de casos de coronavirus por mil habitantes” está directamente relacionado con “la existencia de redes 5G”. Puesto que considera que la pandemia que lleva meses afectando a todo el planeta, no ha sido provocada por un virus como tal. Y señala que “no tiene la tipología de una clásica, ni cumple con el postulado de Koch” -que establece la relación causa y efecto de un microbio con una enfermedad-.
Explica además que los 9 países de todo el mundo con mayor incidencia en los casos de coronavirus -entre los que se encuentra España- son también aquellos que cuentan con la tecnología 5G. E incide realizando este tipo de comparaciones en Europa, dentro de nuestro país y en otros tantos espacios que se encuentran relacionados entre sí por su cercanía, generalmente. Sin embargo, en este tipo de afirmaciones no entran datos poblacionales, medidas gubernamentales, contactos con otros países/comunidades o si los sitios fueron aislados antes o después de que se produjera el aumento de los casos.
"Este virus no tiene el efecto frontera", comenta en el vídeo explicativo que publicó en YouTube. Un término que dice haber formulado necesariamente para poder explicar su estudio y que se basa en que los datos publicados parecen indicar que el virus no actúa de igual forma a un lado de una frontera que al otro, utilizando como ejemplo México y Estados Unidos.
Ana María Oliva
Oliva se presenta en su página web como doctora en Biomedicina y máster en Ingeniería Biomédica e Industrial. Ofrece conferencias, cursos y formaciones en materia electromagnética y atiende a consultas personalizadas. Y además, publica periódicamente vídeos en su canal de Youtube donde, a parte de llevar a cabo la divulgación relacionada con su campo de estudio, trata temas como el “Terrorismo informativo” o los “11 mitos del Covid”.
Entre estos vídeos Ana María habla de la red 5G Por qué sí deberías preocuparte por el 5G y plantea su desasosiego en que a lo largo de la historia se haya asumido que las radiaciones no ionizantes -es decir, aquellas con unos niveles de emisión inferiores a los rayos UVA- no son perjudiciales para los seres humanos. A quienes, a lo largo de los años, dice que nos han considerado "globos llenos de agua saladita", asumiendo que funcionamos como medios conductores de energía, pero entendiendo que "a lo malo, lo peor que nos pasa es que nos calentemos" si recibimos más radiación de la posible.
En resumen, Ana María Oliva indica que la medicina ha actuado sin ninguna consideración hacia los seres humanos de la historia y que, como ya ocurrió con los rayos X, el desconocimiento va a provocar que enfermemos gravemente a causa del 5G.
Y aunque si bien no se ha pronunciado explícitamente en cuanto a la relación del 5G con los casos del Coronavirus -como sí lo han hecho otros representantes de estas teorías-, ha hecho público en sus redes sociales su apoyo al colectivo negacionista Médicos por la Verdad, del que forman parte otros detractores del 5G como el urólogo Alejandro Sousa.
Adrián Sánchez Molino
Sánchez Molino es abogado y posiblemente una de las figuras más controvertidas de este movimiento. Sánchez ha sido denunciado en varias ocasiones, acusado de fraude por vender cursos que eran recortes de Wikipedia, de quedarse con el dinero de los asegurados en su correduría de seguros e incluso el Colegio de Arquitectos de Madrid llegó a emprender acciones legales contra su persona por “engañar a los consumidores”. Pero además, formó parte del partido Movimiento Red, con el que el inhabilitado juez Elpidio Silva -del famoso Caso Blesa- se presentó a las Elecciones Europeas y del que fue expulsado.
Ahora es uno de los administradores del grupo de Facebook España sin 5G y presidente de la plataforma ciudadana Quiero Audiencia Energética (QAE). Y si bien no se ha querido asociar de forma pública con los colectivos organizadores de la movilización negacionista del 5 de septiembre, sí se ha pronunciado a favor del movimiento Médicos por la Verdad en sus redes sociales. Además, cuando se le pregunta acerca de estos grupos, responde que "llamar negacionista a alguien es algo muy delicado", tal y como ha podido explicarle a EL ESPAÑOL.
En esta conversación, ha anunciado que "frente a la opacidad de los procedimientos llevados a cabo por el gobierno", QAE ha optado por poner en marcha “todos los procedimientos que requiere el Tribunal de Derechos Humanos”. Frente al que quieren solicitar una moratoria y para lo que han hecho público un Crowdfunding de 15.000 euros en su página web.
Explica, además, que desde la asociación denuncian que España no esté “respetando los derechos humanos de los ciudadanos” al permitir la activación de la red 5G, basándose en cuatro argumentos: las radiofrecuencias y los efectos que creen que tienen sobre la salud y el medio ambiente; las emisiones de CO2 y el consumo energético que pueden emitir; el extractivismo minero que creen será una consecuencia de la obsolescencia programada; y la vigilancia y el control social que, según consideran, van a poder llevar a cabo sobre las personas.
Por otra parte, en relación con el Covid-19, Sánchez Molino se aferra a la convicción de que "la alteración de los campos electromagnéticos a determinados niveles de gigahercios colaboran a que se pueda propagar cualquier tipo de enfermedad o de virus". Aunque aclara que, con esto, no quiere decir que "las antenas 5G sean las causantes del Covid-19", pero que sí favorecen a la mortandad.
¿Cuánta verdad hay en esto?
Alberto Nájera, vocal de la CCARS, explica que ninguno de los argumentos aportados por estos u otros detractores del 5G son correctos. Y empieza por los tres principios en los que basan la teoría grosso modo: el impacto medioambiental, la normativa europea y el Principio de Precaución.
Respecto al impacto medioambiental, Nájera señala que “los niveles de exposición han sido fijados por la agencia internacional ICNIRP (la Comisión Internacional de Protección de Radiación)”, que ha publicado recientemente cuáles son los “límites de exposición personal a campos electromagnéticos de radiofrecuencia”.
Y es que, al igual que pasa con el control de la luz visible, que se debe regular para que no nos quedemos ciegos, se hace lo mismo con las antenas de radiofrecuencia. "Sabemos los niveles a los cuáles se producen efectos y por tanto se fijan unos muy por debajo", explica. Y añade que no hay ningún estudio que demuestre un impacto ambiental más allá que "pequeñas alteraciones producidas en insectos" en exposiciones muy altas en laboratorios.
En cuanto a la normativa europea es rotundo: "Esta gente no sabe lo que significa el 5G. Son únicamente tres nuevas bandas de frecuencia de las cuales una está muy próxima a lo que ya utilizamos -que es la que ha desplegado Vodafone y ha anunciado Telefónica-, la otra es la misma que se utiliza en la TDT desde hace años y la tercera ni siquiera se sabe cuando se va a implantar, pues no ha sido ni subastada por parte del gobierno". Lo que significa que, al ser unos cambios tan ínfimos, no debe modificarse ningún aspecto de la normativa.
Y en relación con el Principio de Precaución (conocido como ALARA) comenta que "consiste en que los equipos funcionen al mínimo posible y eso ya se hace". "ALARA es un principio fundamental en radiaciones ionizantes como la radiación gamma o los rayos X” indica y explica que, al tratarse de radiofrecuencia “ya están funcionando a niveles altamente bajos”.
Finalmente, se enfoca especialmente en la salud pública y en estas relaciones que hacen con el coronavirus. Nájera es muy crítico con ello: "Es una falacia anticientífica y absurda. Y el que lo defienda lo único que está demostrando es un profundo desconocimiento y unas ganas importantes de infundir miedo, aprovechándose de una situación terrible”.
Para comenzar la explicación, emplea un ejemplo muy ilustrativo: "Imagina que te pido que me dibujes un retrato en un folio, con una brocha de 10 cm de grosor. Sería imposible que pudieras hacer ningún tipo de detalle que se distinguiera". Hasta ahí todo claro.
Traslademos ahora este concepto a los virus. Un virus es tan pequeño que es imposible verlo con un microscopio óptico, “la longitud de onda tiene que ser del tamaño de lo que yo quiero ver o más pequeña”, explica Nájera. Por ello, para estudiarlo, tenemos que utilizar un microscopio electrónico que, como indica, "funciona lanzando electrones de longitud de onda más pequeños que el virus" y que así, nos permite visualizarlo.
Pues bien, consideremos ahora que la radiación de los móviles está en torno al cm o el mm. Alberto señala que "hablamos de un tamaño un millón de veces más grande que un virus, lo que hace imposible que haya ningún tipo de interacción entre ellos". Y remarca, otra vez, la "falta de conocimientos básicos sobre física" en las argumentaciones presentadas al respecto.
Sin embargo, y a pesar de los datos y las investigaciones, el miedo y los bulos en las redes sociales continúan alimentando teorías como estas y cada vez son más las personas que se unen a sus movimientos. Grupos que hablan del control social y de un Estado autoritario que impone su ley a pesar de los ciudadanos y que se niegan a informarse o a dejarse enseñar. Médicos por la Verdad, Policías por la Verdad y Educadores por la Verdad son algunos de los grupos que están surgiendo en nuestro país y cuya influencia está creciendo y traspasando fronteras con la misma rapidez que el virus.