Sergio, el chófer chivato de Bárcenas: de portero de un prostíbulo a policía nacional gracias a Villarejo
"Yo pienso en tu futuro. ¿Por qué? Porque si luego hay un cambio... tú ya estás ahí pa' siempre, macho. Todo asegurado", le dijo el excomisario.
13 septiembre, 2020 02:19Noticias relacionadas
El 9 de octubre de 2014, el excomisario José Manuel Villarejo y Sergio Ríos, quien fuera chófer del extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas, conversan distendidamente mientras circulan en coche por las calles del centro de Madrid. Durante la conversación, Sergio Ríos se queja de que, tras la entrada de Bárcenas en prisión, su mujer, Rosalía Iglesias, apenas le paga. En ese momento ya se le ha captado para espiar a la esposa y a la familia de su jefe.
- Ahora ya estamos con las tonterías (...) En teoría estoy unos días de vigilante y con eso me paga. Si no, ya me hubiera ido a tomar por el culo hace mucho tiempo, dice Sergio Ríos.
- ¿Qué te paga? ¿Quinientos euros? Por ahí andará…- pregunta Villarejo.
- Sí, trescientos… Un mes seiscientos, te debo cien euros, te debo quinientos...
- ¿Qué me dices? ¿Qué me dices? ¡Qué hija de puta!
- A ver si Dios quiere que cuando salga el señor [Bárcenas] estoy yo en Ávila.
El intercambio de frases viene recogido en un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional. Forma parte del sumario que investiga la operación Kitchen, la trama de espionaje que presuntamente se orquestó desde la cúpula del Ministerio del Interior para arrebatar de casa de Bárcenas información contable comprometedora para el PP.
En esa conversación, Sergio Ríos se refiere a que, cuando Luis Bárcenas consiga salir de la cárcel -lo hizo de forma temporal durante unos meses, hasta que se ordenó su reingreso en prisión a la espera de juicio, que se celebrará en febrero de 2021-, él espera estar ya en la academia de la Policía Nacional, en Ávila.
"¿Sabes? Es decir, que cuando te planteé aquello. ¿Te acuerdas? Como opción…", continúa Villarejo. "¿Por qué? Porque yo no pienso en el cortoplacismo de decir... No, yo pienso en tu futuro (...) ¿Por qué? Porque si luego hay un cambio… Cambian... Tú ya estás ahí pa siempre macho, tienes tu jubilación, tus historias. Todo asegurado…".
La extraña trayectoria en la Policía Nacional de Sergio Ríos siempre levantó sospechas y resquemores entre sus compañeros del cuerpo. Era raro que un tipo con pasado militar al que no le gustaba hablar de sus antiguos empleos consiguiera una plaza a los 41 años. Ahora esas sospechas parecen disiparse tras conocerse el sumario de la Operación Kitchen, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
Según se desprende del informe de la UDEF, el comisario jubilado José Manuel Villarejo medió con otro alto cargo de la Policía -"yo soy el director de la orquesta (...) y él es el número dos de la orquesta. Él es un tío de mi confianza total", le dijo- para que Ríos aprobara las oposiciones al cuerpo. "Esto lo estoy haciendo yo a muy alto nivel".
Tras el ingreso en prisión de Bárcenas, su exchófer cobró más de 50.000 euros procedentes de los fondos reservados del Estado por tratar de localizar el inmueble en el que el extesorero guardaba información contable sobre pagos en B en el PP.
Sergio Ríos actuó bajo el mando de un grupo de policías corruptos en presunta connivencia con altos cargos populares como Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior, o la exsecretaria general del PP y exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. Ríos cobró sobre los 2.000 euros mensuales, se le abonaron gastos en lujosos restaurantes capitalinos y hasta se le llegó a comprar una pistola.
Pero los investigadores policiales sostienen que Sergio Ríos obtuvo otro beneficio "para toda la vida", como le susurró Villarejo para tenerlo atrapado y contento. Fue el acceso al cuerpo de Policía Nacional. Ingresó el 16 de mayo de 2017, tras aprobar en 2015. De los 254 aprobados en su convocatoria, Ríos quedó en la plaza 253. Sacó una nota de 10, 709 puntos.
Después de pasar por la academia de Policía en Ávila, donde Ríos comentaba con sus compañeros que era "intocable" y que "aprobaba sin estudiar", según cuentan varias fuentes, el exchófer de Bárcenas realizó las prácticas en la comisaría del distrito de Moncloa.
El 23 de junio de 2017 obtuvo destino en la Unidad de Extranjería y Documentación, aunque desde cuatro días más tarde -27 de junio- se encuentra en comisión de servicio como personal operativo de la Brigada Móvil, el grupo de agentes que vigila los transportes públicos (tren, autobús, metro…). Dicha brigada es un destino preciado en el cuerpo porque, entre otras razones, permite usar gratis el AVE.
Prostíbulo del 11-M
Sergio Ríos nació en Ceuta el 20 de enero de 1975. Actualmente, reside en una localidad de Toledo. Es aficionado a cincelar sus músculos levantando pesas y de vez en cuando compite en carreras populares. Durante su juventud pasó por el Ejército. Estuvo destinado en su ciudad natal.
El 28 de abril de 2005, cuando ni siquiera había conocido a Luis Bárcenas, la Guardia Civil le detuvo en Majadahonda (Madrid) por tenencia ilícita de armas. Así consta en la información remitida por la UDEF al Juzgado de Instrucción número 5 de Madrid, que lleva la causa del espionaje al extesorero del PP.
Pero la pregunta clave de la historia de Sergio Ríos es cómo pudo llegar, primero, a ser el chófer de Bárcenas y luego a participar en la trama de espionaje contra él. Las pocas respuestas que existen sobre su pasado están en el Apartahotel Discoteca Erótica Flower's, uno de los mayores prostíbulos de toda España. Se encuentra en el número 2 de la calle Rosa de Lima, en Las Rozas, a unos 26 kilómetros de Madrid por la autovía de La Coruña.
Allí, Sergio Ríos, según ha sabido EL ESPAÑOL, coincidió como portero con Mario Gascón Aranda, excolaborador de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y uno de los testigos en el juicio de los atentados del 11-M.
En el Flower's, el 6 de marzo de 2003 se encontraron José Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro (ambos integrantes de la trama asturiana de los atentados) con Rafael Zouhier (otro condenado por aquellos atentados). En ese local, Trashorras le entregó a Zuhier una muestra de explosivos y detonadores robados de la mina Conchita.
En aquel prostíbulo, Sergio Ríos trabajó durante "poco tiempo, sólo varios meses de 2003", según explican a EL ESPAÑOL dos fuentes distintas. Hacía poco que había abandonado el Ejército y se había mudado a Madrid.
Ese ambiente oscuro, frecuentado por empresarios y políticos de todo pelo, y personajes de los bajos fondos madrileños, le terminó por abrir puertas. Tantas, como para llegar a cobrar de los fondos reservados del Estado.
Así lo captaron para espiar
La conocida como policía patriótica, integrada por excomisarios como Villarejo o como Enrique García Castaño, captó para su causa a Sergio Ríos a mediados de 2013. Sólo necesitaron activarlo. El 13 de julio de ese año, un mes después de que Bárcenas entrara en prisión y un día antes de que el director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, publicase en El Mundo aquella portada con el mensaje de Mariano Rajoy a Bárcenas -"Luis, sé fuerte"- el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, envió presuntamente un mensaje a su número dos, el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. "Chófer, Sergio Javier Ríos Esgueva (Ahora hace esa función con la mujer). Es importante".
Días después del mensaje de Fernández Díaz a Francisco Martínez, el excomisario Enrique García Castaño, conocido como El Gordo, se plantó delante de Sergio Ríos y le ofreció trabajar para él y para Villarejo. Eso sí, al margen de la ley, sin conocimiento de jueces ni fiscales.
Lo que no sabía el chófer de Bárcenas es que a él también se le iba a espiar, tal y como se refleja en la documentación que obra en poder del juez instructor del caso, José de la Mata.
En los informes de seguimiento, a Ríos lo identifican como El Gitano o El Moro. La información sobre sus movimientos es detallada. "10:02 h. El Gitano se junta con una mujer de características físicas similares a su novia, en la confluencia de la C/ Hermosilla con Conde de Peñalver. Conversan durante unos instantes. 10:05 h. La mujer entra en la tienda Calcedonia en el número 7 de la C/ Conde de Peñalver. El gitano permanece en la entrada mirando su teléfono móvil".
Una de las escenas que más intrigan generaron entre los policías que Villarejo y Castaño usaron para seguir a Sergio Ríos es aquella en la que éste entrega un pequeño paquete blanco a un hombre que los agentes no sabían quién era. La entrega se hizo en un restaurante del centro de Madrid o en los aledaños del negocio.
El hombre que recibió el misterioso paquete lo introdujo en su cartera y accedió a una parada de metro. "Palpa varias veces la cartera donde lleva el paquete", dice el expediente de seguimiento. Durante su camino por la estación, aquel individuo no deja de mirar las cámaras de seguridad.
Los agentes volvieron a ver a ese hombre en enero de 2014. El hombre iba en coche. Tras comprobar la matrícula, comprobaron que el vehículo era propiedad de Rogelio Martínez. Ese nombre no vuelve a aparecer en el sumario. Es otro de los enigmas escritos en la vida de Sergio Ríos.