¿Le has pedido perdón a la madre? "Sí. Hace unos días le envié una carta". ¿Y a Naiara? "Todos los días". Son respuestas del acusado Iván Pardo Pena en el inicio del juicio por la muerte de la pequeña Naiara Abigail Briones, de sólo 8 años, en la Audiencia Provincial de Huesca. Reconoció que torturó a su sobrina política hasta causarle la muerte aquel fatídico 6 de julio de 2017. Dijo que no era esa su intención y achacó su conducta al "estrés" que tenía en el trabajo, además de la supuesta mala conducta de la pequeña. Tres años después de que la menor, de origen argentino, perdiera la vida, el acusado se mostró arrepentido y nervioso, declarando entre sollozos. Incluso, aseguró que le había enviado una carta a la madre pidiéndole disculpas.
Arrancó el juicio en la mañana de este miércoles entre el revuelo que causa el caso. Declararon los tres acusados: Iván Pardo Pena, tío político de la niña, acusado de asesinato; Nieves Pena, abuelastra de la niña, acusada de malos tratos por la fiscalía; y Carlos Pardo Pena, padrastro de la niña y actual pareja de la madre de la pequeña, con quien tiene otras dos hijas en común.
El juicio comenzó a las 10 de la mañana, pero hasta pasadas las 12.30 horas no comenzaron las declaraciones. Los tres acusados rehusaron responder a las preguntas de las acusaciones. Sí contestaron a los abogados que les representaban y al de sus respectivos familiares. El guion de la familia parecía ser único.
Iván Pardo, principal acusado, reconoció que golpeó a la pequeña hasta que murió. Exculpó a su madre y a su hermano de todo conocimiento sobre lo ocurrido, así como de cualquier maltrato a la niña.
Se mostró como el cabeza de familia tras la muerte de su padre, en el año 2010. A su cargo estaban otras dos sobrinas suyas, hijas de su hermana Nieves -nada se sabe de ella-, de las que era el referente en materia de estudio. Respondió incluso que él había criado a Azahara, la mayor, de 14 años por entonces e imputada en el caso. Y afirmó que trataba a todas las pequeñas por igual, incluyendo a Naiara.
Iván, guardia de seguridad privado, rememora el día en que mató a Naiara, el 6 de julio de 2017. "Le dije que terminase los ejercicios y se acostase. Hasta que no acabara no se iba a dormir. Dejé a Azahara que controlase que hacía los ejercicios. Yo me fui a trabajar", testificó.
A su vuelta del trabajo, el autor confeso de los hechos golpeó a la pequeña de ocho años. La encerró en una habitación durante tres horas. La amordazó. Le ató pies y manos con grilletes. Cerró persianas y ventanas para que nadie oyera gritos. Sin embargo, dijo que "no tenía ninguna idea preconcebida".
Resopla entonces. Está declarando entre sollozos y lleva todo el juicio sin parar de mover la pierna derecha. Está cabizbajo. "Llegué enfadado porque no sé si me había mandado por whatsapp... Azahara, creo, que me había dicho que Naiara no había dejado dormir. Cuando llegué, subí y no sé… Fue consecuencia de preguntarle a Naiara y que no hiciera la tarea, ahí ya salté…". Los acusados coincidieron en que Azahara, la prima menor, iba a encargarse de enseñar inglés a Naiara y que Mariela le pagaría por ello.
Continuando con la declaración de Iván, afirmó que días antes había llegado a un alto nivel de estrés. "Me notaba más irritable. Mi pareja me llamó y le dije que necesitaba vacaciones". No habla en ningún momento de un arrebato. Se siente el único culpable de una muerte y se muestra, en respuestas a las defensas acusadas, como un tío precoupado por los resultados académicos de su sobrina. "Era una chica inteligente pero le costaba mucho estudiar. No era de prestar atención y quería mirar por su futuro".
"Antes de irme a trabajar se lo decía a Naiara, que había que estudiar para conseguir trabajo el día de mañana. Ella aún dijo que quería ser Guardia Civil. Yo le dije que tenía que estudiar, entonces dijo que quería ser barrendera. Nos reímos y yo le dije que para eso también hay que estudiar. Pasas un examen".
La defensa llevaba casi en volandas a un acusado muy nervioso. El letrado de la acusación particular del padre protestó porque entendía que las preguntas le estaban induciendo lo que debía responder. En las últimas preguntas, Iván sólo había tenido que contestar de manera afirmativa.
Lo cierto es que el acusado inflingió duros castigos a Naiara. "Cuando dejó de moverse, reaccioné". Ya era demasiado tarde. Obligó a sus otras dos sobrinas, presentes en la casa, a mentir cuando llegaron los servicios sanitarios. No quería que contaran lo que le había hecho a la menor de 8 años. Lo hizo, según contó, porque pensaba que no fallecería y ganaría tiempo para arreglarlo.
"Le he pedido recientemente perdón a la madre a través de una carta. A Naiara le pido perdón todos los días. Estoy arrepentido. No lo planteé", cerró su declaración. Sabe que las acusaciones, representadas por los letrados Luis Marín y Carlos García Montes, y la fiscal María Ángel Hernández piden para él prisión permanente revisable. La letrada María Gabasa Rapún defiende los intereses de Iván para que sea condenado por homicidio y no por asesinato.
El padrastro arremetió contra el padre de Naiara
A lo largo del juicio, Carlos Pardo Pena se mostró cabizbajo, como su hermano y su madre. Brazos en jarra por momentos; un libro entre las manos durante un tiempo; mirada al reloj, codos sobre las rodillas... Fue el último en testificar y lo hizo atacando al padre biológico de Naiara, Manuel Briones. "A partir de los dos años, yo me hacía cargo de la niña. Manuel nunca se hacía cargo. Una vez se le pidió dinero y las palabras de Manuel fueron: lo pagas tú que para eso vive contigo".
Pardo acusó al progenitor de estar siempre pidiendo dinero. "Manuel no hace nada gratis".
"La niña pidió los apellidos y se pusieron en trámite. Me consideraba su padre y me llamaba papá. Estaba bien atendida. Se encargaba ella misma de vestirse porque no quería ir desconjuntada", dijo el acusado.
No obstante, Carlos vio la foto en la que habían disfrazado a Naiara con orejas de burro. Salía su madre detrás. Era uno de los castigos que le imponían. Él pensó que se trataba de "una broma pesada". "Mi madre me ha criado a mí, a mi hermano y a mis sobrinas. Yo no pensé que esto iba a acabar así".
Se piden para él 3 años de cárcel por un delito de malos tratos, al igual que para su madre, desde el Ministerio Fiscal. Asimismo, la defensa del padre biológico de Naiara solicita 15 años de cárcel para él por un delito de asesinato en comisión por omisión. Pretenden también inculpar posteriormente a la madre, que mañana declara como testigo.
La abuela, por su parte, tomó el mismo camino que sus hijos. Defendió no tener conocimiento de que Naiara era maltratada. Dijo que la pequeña le decía "abuela". Sólo respondió a las preguntas de los abogados defensores de las acusaciones.
El juicio continúa este jueves y habrá sesiones hasta el próximo 23 de septiembre, cuando se entregará el objeto del veredicto al jurado popular. En la segunda sesión declaran los padres biológicos de la pequeña, las primas menores y los compañeros de trabajo de Ivan Pardo.
La madre convive con uno de los acusados
Carlos Pardo aún convive con Mariela Benítez, la madre biológica de Naiara. Llevan 10 años casados y tienen dos hijas en común. Además, según contó en el juicio el propio Carlos, otro hijo de Mariela reside en casa con ellos desde septiembre de 2017 aproximadamente. Tiene 18 años, era mayor que Naiara.
La madre ha expuesto a su abogado defensor que dirija su acusación únicamente contra Iván Pardo. Exculpa así al padre y la abuela de sus otras dos hijas. De hecho, Nieves ha asegurado que tiene buena relación con la mujer argentina. "Yo le pagué los billetes para que viniera a España", aseguró.
Mariela declara este jueves en calidad de testigo. Según el letrado Luis Marín, portará la carta que le envió recientemente el asesino de su hija. No quiere abrirla, por lo que se entiende que no la ha leído.
En esta ocasión, su testifical será como testigo. Sin embargo, la defensa de Manuel Briones también quiere sentarla en el banquillo como acusada. Creen que pudo ser partícipe del asesinato en comisión por omisión, ya que la niña estaba a su cargo.
Los malos tratos a Naiara: ¿quién lo sabía?
Sea cual fuere el veredicto del jurado y la sentencia del magistrado Santiago Serena Puig, hay algo innegable: Naiara fue maltratada. Así lo ha reconocido el asesino confeso hoy. También lo hizo cuando los agentes le llevaron el 7 de julio de 2017 al escenario del crimen. La autopsia tampoco dejó lugar a dudas: el bazo roto, un edema cerabral, hematomas en muñecas y tobillos, rodillas en carne viva...
Ese había sido el final. Naiara no soportó las torturas de ese día. Sin embargo, anteriormente había presentado otros signos de malos tratos. Por ejemplo, un hueso de la pierna roto. En el juicio, su padrastro habló de ello.
No tenía constancia de que la niña hubiera recibido malos tratos por parte de su familia. Sin embargo, contó un extraño suceso. "Eso fue hará tres años. Fue a tirar la basura y un coche le dio un porrazo. El señor del coche llamó al telefonillo y nos lo contó. Ella dijo que estaba bien y no quiso ir al médico. No se quejó y no le dimos importancia", afirmó.
Nada más se sabe acerca de aquello. También sabía el padrastro que su hermano enviaba imágenes de la menor con orejas de burro. "Una broma pesada", afirmó sobre aquello, como ya se ha referido.
Por su parte, Mariela Alejandra Benítez, madre de Naiara, sabía que el hermano de Carlos trataba mal a su hija. Iván le dijo que no era de la familia a la pequeña y estuvo un tiempo sin hablarle por problemas con Carlos. Mariela llegó incluso a pedirle el divorcio a su marido, según le contó a Manuel Briones, por los problemas con su familia.
Por todos estos motivos, la acusación particular en representación del padre quiere conseguir que la madre se siente como acusada. De momento, el juicio continúa este jueves en Huesca con su declaración y la de otros testigos.