Un cadáver desaparecido. El presunto asesino asegura que tiró los restos a la basura. Un año entero de búsqueda en un vertedero. Más de una veintena de policías trabajando 9 horas al día, triando a mano residuos y escombros en busca de restos humanos. Más de 400.000 euros de gastos a cargo de la empresa que gestiona la escombrera. Un dinero que ninguna administración le paga y que la pone en peligro de quiebra. Y, finalmente, un resultado descorazonador: el presunto asesino mintió. El cuerpo de Marta Calvo no está en el vertedero de Dos Aguas (Valencia).
Es el balance de una exhaustiva investigación de la Guardia Civil que acaba de concluir. Este mes se cumple un año de este crimen sin esclarecer. La valenciana Marta Calvo desapareció el día 7 de noviembre de 2019. Desde un primer momento se especuló con la hipótesis de que había sido asesinada. El colombiano Jorge Palma lo confirmó el 4 de diciembre, cuando se entregó a la Guardia Civil. Dijo que la chica murió por una intoxicación de cocaína mientras ambos tenían sexo. Que él se asustó y escondió el cuerpo. Que antes lo descuartizó y lo repartió en bolsas de basura para luego tirarlo en diferentes contenedores.
Jorge Palma mintió. Así lo concluye el informe de la Guardia Civil, fechado el 19 de octubre de 2020, al que ha tenido acceso en primicia EL ESPAÑOL. Una operación infructífera que ha durado casi un año y que ha puesto en la picota económica a las empresas que se encargan del vertedero. El cuerpo de Marta Calvo sigue sin aparecer, en un caso que muchos comparan, por estas circunstancias, con el de la sevillana Marta del Castillo. Por su parte, Jorge Palma sigue preso a la espera de juicio, justo cuando se le han unificado todas las causas. Porque no solamente se le atribuye la muerte de Marta; también de otras dos prostitutas que habrían fallecido por el mismo motivo. El presunto asesino les habría introducido cocaína en la vagina, produciéndoles a todas un colapso letal.
Jorge mintió
“Llegados a este punto y teniendo en cuenta el resultado de la infructuosa búsqueda (…), al equipo de investigación le surgen fundadas sospechas que apuntan a que Jorge Palma mintió en su declaración prestada en sede policial, cuanto menos en cuanto a que arrojó el cuerpo desmembrado de Marta en diferentes contenedores de basura”.
Así concluye el informa de la Guardia Civil con el que se pone fin casi a un año de trabajos. Un registro exhaustivo de vertedero de Dos Aguas (Valencia) donde van a parar los deshechos de los municipios de Alzira y Silla. Es en varios contenedores de estos pueblos donde Jorge Palma le dijo a la policía que había tirado los restos de Marta Calvo. Una joven valenciana que quedó con un hombre la noche del 7 de diciembre y a la que nunca se volvió a ver con vida.
El colombiano Jorge Palma se entregó el 4 de diciembre confesando el crimen. Esa misma semana se puso el operativo en marcha por orden del juez. El objetivo era rastrear a fondo el vertedero. 2.800 metros cuadrados en los que se almacenaban los residuos de los días en los que aconteció el crimen. 16.800 metros cúbicos de residuos urbanos a examinar hasta el último milímetro.
Empieza la búsqueda
La Unió Temporal de Empresas (UTE) que gestiona el vertedero no lo vio claro. Sus responsables dudaron de esta confesión desde el principio. Conocen perfectamente el sistema de tratamiento de las basuras y veían imposible que se hubiesen colado una serie de residuos de esta naturaleza en las instalaciones. Imposible que pasen desapercibidas unas extremidades humanas metidas en bolsas de basura. Así se lo hizo saber Vicente Fernández, responsable de la planta, a las autoridades competentes. Del mismo modo lo corroboró Enrique Vivó, responsable de la UTE. “Fueron poco menos que categóricos”, señala la Guardia Civil. Sin embargo, el juez dio luz verde a la operación.
Los trabajos han tenido dos etapas. La primera, entre diciembre de 2019 y febrero de 2020. Durante este intervalo de tiempo han trabajado en el vertedero entre 12 y 22 agentes cada día, de 8 de la mañana a 5 de la tarde. Provistos todos de rastrillo y equipos de protección, examinaban las capas de basura desenterradas del suelo buscando restos humanos. Entretanto, las máquina excavaban la zona para facilitar las tareas.
La segunda etapa de los trabajos va desde febrero hasta septiembre del mismo año. Se redujó el horario de trabajo de los equipos. Pasaron a solamente de 8 de la mañana a 2 de la tarde. No obstante, los trabajos no han tenido pausa. Solamente han dejado de buscar los festivos y los días de inclemencias meteorológicas. Ni siquiera la pandemia y el confinamiento han paralizado la labor de búsqueda de los restos de Marta Calvo.
La operación tiene un coste y es elevado. Y lo han asumido de forma íntegra las empresas que gestionan el vertedero en la búsqueda. Porque han sido ellas las que han puesto a disposición de la justicia las máquinas excavadoras, el instrumental de búsqueda, los camiones, los peones y los conductores. Han tenido que parar la actividad habitual de la planta de reciclaje cuando la investigación lo ha requerido.
Quiebra
Los trabajos propiamente dichos se prolongaron hasta el mes de septiembre. En ese tiempo, la unión de empresas ha gastado casi medio millón de euros en llevar a cabo las tareas que les encomendó el juez. Pero nadie les abona ese dinero. Or ello, han dirigido un escrito al Juzgado Número 6 de Alzira para poner en conocimiento que la viabilidad económica de la empresa queda muy dañada después de este gasto obligatorio.
“Lo cierto es que, habiendo trascurrido nueve desde el inicio de las tareas de búsqueda, UTE DOS AGUAS no ha sido resarcida en modo alguno por los gastos generados como consecuencia de la ejecución de los trabajos ordenados por el Juzgado al que nos dirigimos y que de acuerdo con la
documentación que ha sido puntualmente aportada al Juzgado, ascienden a la cantidad de 402.345,94 €, IVA incluido”, dice el documento.
Prosigue el escrito solicitando ese dinero: “Dado el tiempo transcurrido desde la firmeza de la resolución de 30 de mayo, y la importancia de la cantidad desembolsada por UTE DOS AGUAS, que hace peligrar el equilibrio financiero de la misma, solicitamos que por parte del Juzgado se requiera a Delegación de Gobierno en la Comunidad Valenciana al objeto de que de modo inmediato proceda a compensar a UTE DOS AGUAS de los gastos asumidos por la misma, en relación a las tareas de búsqueda encomendadas por ese Juzgado”.
Sin embargo, desde la Delegación de Gobierno no han obtenido más que largas. Las administraciones se pasan la pelota los unos a los otros. Se le suma a esta situación el caos burocrático provocado por la pandemia y el hecho de que las prioridades de los gobiernos ahora sean otras y pasen todas por cuestiones relacionadas con el coronavirus. Entretanto, la UTE agoniza económicamente por una mentira del presunto asesino de Marta Calvo.
Porque así lo ha corroborado la Guardia Civil. Ha ratificado las sospechas de los dos responsables de la UTE Dos Aguas que aseguraban que era imposible que el cuerpo estuviera allí. Loa dvirtieron, pero no les hicieron caso. Les han obligado a poner patas arriba su vertedero y a gastar casi medio millón de euros en ello. Todo para llegar a la conclusión que ellos anticiparon antes de empezar la búsqueda: Jorge Palma se inventó la versión del descuartizamiento y las bolsas de basura abandonadas entre Silla y Alzira.
Cocaína en la vagina
Esto supone un retroceso significativo en el caso. Un regreso a la casilla de salida, pero con má de un año perdido. Los investigadores invitan en el informe definitivo a reflexionar acerca de “los motivos por los cuales el investigado no facilita la localización del cadáver. Y más cuando asegura que Marta falleció de forma repentina la noche del 7 de noviembre, por lo que las conclusiones de la autopsia le eximirían de cualquier responsabilidad penal, de constatarse la ausencia de tóxicos o signos de violencia”.
No es la primera mentira que le pillan a Jorge. Destaca el informe que el acusado “ya mintió al afirmar que durante el tiempo que estuvo huido estuvo deambulando por zonas despobladas, sin recibir cobijo de terceras personas. Testimonio absolutamente inverosímil (…) al presentar Jorge en el momento de su entrega un aspecto cuidado y una buena higiene corporal”.
¿Por qué miente? Creen desde la Benemérita que “su conducta parece más destinada a que los investigadores no lleguen a descubrir el cadáver, lo que denotaría que Marta pudo morir por una intoxicación provocada por la cocaína que el investigado introdujo en los genitales de la finada”. Y es que esa es la principa vía de investigación. La semana pasada se procedió a la unificación de causas. Porque tras su detención, a Jorge se le imputa la muerte de otras dos mujeres, que también ejercían la prostitución.
Una de ellas es la brasileña Arliene Ramos, una prostituta residente en Valencia que murió en abril de 2019 presuntamente por un ataque provocado por intoxicación de cocaína. En la autopsia le encontraron restos de esta droga en el interior la vagina. Había estado con Palma, condenado por narcotráfico con anterioridad. La segunda es la colombiana Lady Marcela Vargas, con la que el ahora preso en Picassent mantuvo relaciones. El motivo de su fallecimiento fue el mismo: sobredosis provocada por la introducción de cocaína en los genitales. Palma reconoció en su confesión que había celebrado "una fiesta blanca" en la que consumió varios gramos de cocaína.
Las tres mujeres se asemejaban mucho. Escorts jóvenes de la zona de Valencia, altas y con el pelo rubio y liso. Un patrón que se repite en otros casos de mujeres que dicen haber estado manteniendo relaciones sexuales con Jorge Palma y que le acusan de haberles realizado la misma práctica. Hay una decena de testimonios similares. Mujeres que denunciaron la agresión porque se salvaron. Ni Marta, ni Arliene ni Lady Marcela corrieron la misma suerte. Ahora, tras la unificación de las causas, un jurado popular determinará si Jorge Palma era una especie de ‘Jack el Destripador’ en Valencia, que en lugar de degollar prostitutas las mataba con cocaína en la vagina.
En el primer aniversario del crimen, las cosas están igual que al principio, si no peor. Sigue sin haber cadáver, se ha perdido un año entero en rastrear una zona donde no había nada, la empresa a la que han obligado a levantar el vertedero esta al borde de la quiebra. Nadie les abona el dinero. El acusado, por su parte, sigue sin revelar el paradero de los restos, a pesar de que prometió que colaboraría con la justicia. Un suceso que se asemeja en esa parte al de Marta del Castillo: ninguno de los presuntos autores, a pesar de haber reconocido el crimen, desvela dónde está el cadáver. Lo sufren las familias, la justicia y hasta el erario público. Mientras, los criminales guardan silencio.