En el entorno de Pascal y Peggy hay cierto consenso: la pareja volvía a ser feliz. Dos belgas de Amberes que llevaban 24 años de noviazgo y una década de matrimonio. Se establecieron en Lloret de Mar cuatro años atrás, la ciudad de la Costa Brava en la que veraneaban cada año. No había antecedentes previos de violencia, ni denuncias. Rompieron hace un par de años porque Pascal se fue con otra mujer. La aventura no funcionó y un año después, él y Peggy volvían a estar juntos. A hacer planes de futuro.
Pero aquella ruptura se enquistó. La confianza había mermado al retomar la relación. Pascal y Peggy discutían a menudo. Cuentan en su entorno que ambos eran viscerales en estas situaciones. Fue en una de esas discusiones cuando tuvo lugar la tragedia. Unos supuestos mensajes en el móvil de aquella otra mujer que estuvo con Pascal. Un ataque de celos. Una pelea en la que Pascal se abalanzó sobre su mujer, la golpeó varias veces en la cara con violencia y luego la estranguló.
Peggy D., belga de 49 años, falleció en el acto. El asesino confeso, Pascal D. (51 años) y también súbdito belga, se entregó en la comisaría de los Mossos d’Esquadra llorando, reconociendo haberle quitado la vida a su esposa. Sucedió la mañana del lunes 9 de noviembre en unos apartamentos turísticos de Lloret de Mar. Peggy se convierte así en la víctima mortal número 40 de la violencia machista en nuestro país en lo que llevamos de año.
Tras la reconciliación
Llevaban una vida tranquila. El matrimonio confirmado por Peggy y Pascal se había enamorado de la Costa Brava, y más concretamente de Lloret de Mar. Aquí decidieron establecerse hace cuatro años. Dejaron su Amberes natal y adquirieron unos pequeños apartamentos, llamados Casa Cava, en una de las zonas más turísticas del municipio gerundense. Alquilaban tres inmuebles a los turistas, aunque la pandemia les había trastocado los planes. Como a cualquiera que se dedique al mercado inmobiliario turístico.
A ambos les encantaba viajar. De hecho, ella ya había comunicado en su entorno más próximo su voluntad de emprender nuevos viajes en breve. De volver a visitar a viejas amistades. Nadie en su entorno imaginaba un desenlace tan trágico. Mucho menos viendo cómo la pareja se había recompuesto de su ruptura.
Porque ambos llevaban juntos casi un cuarto de siglo y se se afincaron en Cataluña en 2016, pero rompieron en 2018. Pascal regresó a su país, allí conoció a otra mujer y emprendió una nueva relación sentimental. Peggy permaneció en España, donde principalmente se relacionaba con miembros de la nutrida comunidad belga y holandesa que frecuenta Lloret de Mar. El nuevo noviazgo del hombre, sin embargo, naufragó pronto. A los seis meses ya habían roto. Poco después habló con Peggy y regresó con ella a España.
Ruptura no superada
Parecía todo olvidado. Sin embargo, EL ESPAÑOL ha podido saber que la exnovia de Pascal se había convertido en un tema de conversación recurrente entre la pareja tras su reconciliación. Recurrente y amargo, porque ambos acababan siempre discutiendo por ello. La investigación del suceso sigue su curso, pero los investigadores trabajan con la hipótesis de que el detonante de esa última y fatídica discusión fuesen unos mensajes de esta mujer recibidos por Pascal.
Poco más se sabe de lo que sucedió la mañana del lunes en el número 7 de la Avenida Magnolia en Lloret de Mar. Que ambos empezaron una pelea, que Pascal se abalanzó sobre ella y le propinó varios golpes en la cabeza, en la cara y en el mentón. Después la agarró del cuello y la estranguló hasta la muerte. Poco después se plantó en la comisaría que tienen los Mossos d’Esquadra en Lloret de Mar. Iba llorando y confesó que acababa de estrangular a su mujer, que el cadáver permanecía en su apartamento.
No se puedo hacer nada por salvar a Peggy. Ya estaba muerta cuando llegaron los agentes y las asistencias. Pascal, aparentemente hundido, lloraba. Parecía arrepentido, aunque después no colaboró todo lo que se esperaba con los investigadores. El interrogatorio practicado en el lugar de los hechos se demoró más de lo esperado. El motivo fue que el hombre exigió un traductor de flamenco (idioma de la zona de Bélgica de la que es natural). Rechazó hablar francés, que es un idioma que sabe hablar, y castellano.
Entierro en Lloret
El hombre ya ha sido puesto a disposición judicial. Mientras, el Ayuntamiento de Lloret ha decretado luto oficial, ha lamentado públicamente el suceso y ha adelantado, por medio de su alcalde Jaume Dulsat, que se personará en el juicio como acusación particular. “Reafirmamos nuestra voluntad de poner todas las barreras al alcance para evitar una nueva situación de violencia machista", declaró el primer edil.
Por su parte, desde el entorno de Peggy, que deja un hijo y una hija, aún están conmocionados. Todo apuntaba a que la relación de la pareja iba por otros derroteros mucho más tranquilos. Nadie nunca tuvo constancia de que Pascal tuviese con ella un comportamiento violento. Habían vuelto a retomar la relación, a poner en marcha proyectos inmobiliarios y a programar viajes juntos.
Ahora, la familia de Peggy espera que se autorice cuanto antes la celebración de su funeral. No habrá repatriación del cadáver: Peggy había manifestado que estaba tan enamorada de Lloret de Mar que quería que la enterrasen allí cuando muriese. La familia respetará su voluntad.