La semana de María Jesús Montero ha sido buena en términos generales. La ministra de Hacienda ha conseguido, por fin, desbloquear un tema que llevaba años enquistado en España. Es más, los presupuestos dejarán de ser de Montoro tres años después y serán los de Montero. Sin embargo, la gestión de la andaluza no siempre ha estado en el foco por haber solventado problemas. En Sevilla, por ejemplo, tiene una mancha negra hacia la que muchos han girado su mirada en plena pandemia: el hospital militar Vigil de Quiñones.
Podría ser una historia más, pues la mayor parte de los políticos que han asumido responsabilidades alguna vez tienen un parche en su currículum. Pero este no es un caso más, ya que la situación hospitalaria de Sevilla lleva años siendo un caos. No hacía falta una pandemia para que las urgencias de los tres hospitales hispalenses colapsaran, pues ya había déficit de centros sanitarios. Y es que con Montero al frente de la Consejería de Salud del ejecutivo andaluz, el hospital militar Vigil de Quiñones, que contó con tecnología puntera en su inauguración, pasó de las reformas y las promesas, al abandono más absoluto.
La historia de la polémica del hospital militar Vigil de Quiñones, sin embargo, comienza en 2004, cuando el Ministerio de Defensa lo traspasó a la Junta de Andalucía. En realidad, la efectividad del traspaso se ejecutaría en 2005, pues todo se firmó en diciembre del año anterior. Por aquel entonces, la vida del centro ya era mínima: había sanitarios, pero no pacientes. Esto ocurría, al menos, desde 2002, pero fue la Junta quien lo cerró definitivamente.
Unas instalaciones envidiables
Montero recibió, eso sí, unas instalaciones envidiables. Tenía ante sí a un hospital que había sido referente en Europa, sólo superado por el Gómez Ulla, centro sanitario militar de referencia. Podía ser la joya de la corona sevillana, el complejo que completara el póker de hospitales del sistema sevillano. Sólo hacían falta unas reformas, que se llegaron a presupuestar en hasta 54 millones de euros.
El lugar en el que se encuentra el hospital consta de 83.000 metros cuadrados. En el interior se encuentran el centro de salud de Los Bermejales, en funcionamiento actualmente, y algunas otras dependencias del sistema andaluz. En el mismo lugar, el abandonado edificio del Vigil de Quiñones tiene 12 plantas y fue inaugurado en 1980, contando con la última tecnología militar de entonces, helipuerto, 29 especialidades distintas y capacidad para 750 camas.
Consistía el proyecto de Montero en convertir el hospital militar en el cuarto centro público de la capital andaluza. El gobierno regional socialista se quedó con él y traspasó a sus trabajadores al Servicio Andaluz de Salud. No obstante, algunos empleados siguieron perteneciendo al Ministerio de Defensa.
Lo cierto es que las obras de remodelación comenzaron en el Vigil de Quiñones bajo el mandato de Montero. El inicio de las mismas fue en 2008, con una obra que se adjudicó a la empresa Isolux Corsán, tras sacarse la licitación en 2006. Sin embargo, los operarios la abandonarían en junio de 2011. Incluso entonces, Montero y los suyos aseguraban que el hospital se abriría en 2012. Nada más lejos de la realidad.
El SAS hizo una obra de adaptación de la zona de consultas y quirófanos que afectaría a las tres primeras plantas. “Hizo una señora obra. Dejaron el edificio sólo con los pilares”, rememora el delegado de acción sindical de CCOO de Sevilla, Luis González.
También se dotó de equipamiento al Vigil de Quiñones. Y es que la intención era abrirlo. Sin embargo, todo el material embalado que entró por aquellas puertas salió de la misma forma. Su destino final: el hospital Virgen de las Nieves de Granada.
Todo quedaría en eso, en proyecto. Los presupuestos de la Junta de Andalucía prometían reformas, inversiones en el hospital. A priori, el coste sería de unos 27 millones de euros. Luego, se alcanzarían los 50 millones. Incluso, en el año 2008 hubo una partida difusa para inversiones hospitalarias que compartirían los cuatro centros sevillanos. ¿Cuánto para cada hospital? Más de una década después, aún no se sabe.
Y, al final, para nada. Tras el abandono de las reformas, los dos primeros años el hospital tendría vigilancia. Luego, los cacos se hicieron con el lugar abandonado por la Consejería de Salud que presidía María Jesús Montero.
Mancha de Montero; joya de Moreno
Lo que fue un tormento para la ahora ministra de Hacienda del Gobierno, es en estos momentos la joya de la corona de la Junta y su presidente. La inauguración del Vigil de Quiñones se espera a principios de enero y su apertura a finales de mes. Es el renacimiento de este complejo hospitalario tras 15 años de cierre.
La historia de este hospital es “digna de ser reproducida en cualquier documental sobre lo que no hay que hacer nunca con una infraestructura de primer nivel público”. Estas palabras son de Juan Manuel Moreno Bonilla, actual presidente de la Junta de Andalucía, en declaraciones en el Parlamento andaluz sobre este hospital en febrero.
Moreno Bonilla piensa que el cierre es un hecho “inaudito” y lo catalogó de “inexplicable”, puesto que cree que el Ministerio de Defensa entregó el complejo “en perfecto estado de revista”.
Tres lustros después de su cierre, el objetivo de Moreno Bonilla y los suyos era reabrir este hospital desde que juraron el cargo. Ya en enero de este año, antes de que la pandemia trastocara la vida de todos, los gobernantes andaluces apostaban por abrir este hospital. Pero no era la primera vez que un dirigente de la Junta de Andalucía anunciaba la reapertura.
La Covid-19, sin embargo, aceleró todos los procesos. Moreno Bonilla y los suyos adjudicaron obras por 8,3 millones de euros para rehabilitar de urgencia el complejo hospitalario.
Jesús Aguirre, actual consejero de Salud de la Junta de Andalucía, ya anunció que la primera fase de obras se sufragaría con los fondos Covid de la Unión Europea. La intención es que en el próximo mes de enero, Sevilla cuente con 175 camas hospitalarias más, 25 de ellas de UCI. Es la primera parte de un proyecto que tendrá otra segunda fase, en la que se pretenden instalar los quirófanos. Aún queda para ver el hospital al completo.
A la sombra del Isabel Zendal
“¿No tiene un plan de recursos humanos? Vaya, de qué me sonará…”. La ironía la lanza una fuente consultada por EL ESPAÑOL en conversación telefónica. Cuando habla del hospital que inaugurará Moreno Bonilla, se le viene a la cabeza el Enfermera Isabel Zendal, puesto en marcha recientemente por el gobierno de la Comunidad de Madrid. Es algo que pasa a muchos, aunque las comparaciones, ya se sabe, son odiosas.
Las similitudes entre ambos complejos son escasas, pero las hay. Se asemejan en su adjudicación de obras por urgencias, la premura y rapidez de sus obras, apenas unos meses, y la falta de un plan de personal a pocas fechas de su apertura.
En realidad, esto último desde la Junta de Andalucía lo niegan. Estiman que sí tienen un plan. El Vigil de Quiñones pasará a depender de la dirección del Hospital Virgen del Rocío. Es decir, el personal de este segundo centro irá destinado al primero.
Otra de las diferencias radica en las instalaciones. Mientras que el Zendal ha sido levantado desde cero, el Vigil de Quiñones ya tenía la estructura construida. Esto salva de muchas críticas al gobierno andaluz.
Además, el Vigil de Quiñones no está pensado para ser un hospital de pandemias, como sí lo es el madrileño. La Junta de Andalucía espera que el centro se acabe por convertir en el cuarto centro hospitalario de la capital hispalense. Se trataría de un refuerzo de camas en la capital europea donde más escasean.
Es decir, en un primer momento, el Vigil de Quiñones recibirá a pacientes positivos de Covid-19 en caso de que se colapso del resto de hospitales. Luego, no quedará cerrado a expensas de las catástrofes por sufrir.
A favor y en contra
Hace apenas unos días hubo una manifestación delante del parlamento de Andalucía. CCOO se plantó y pidió que el hospital Vigil de Quiñones fuera 100% público. Ellos mantienen que la Junta pretende externalizar algunos servicios, como el de la limpieza, y entienden que no sería algo favorable. Por contra, hay quienes piensan que esta crítica es exagerada, que lo importante es que abra el hospital.
La sanidad andaluza está a la cola de España, pero también de Europa. “Sólo si incluimos al Kurdistán turco en la Unión Europea, Sevilla y Andalucía dejarían de ser el colista de la clasificación en lo que a camas hospitalarias por paciente se refiere”. Las palabras son pronunciadas por Luis González, responsable de Acción Sindical del Sindicato de Sanidad de Comisiones Obreras en Sevilla.
El mandatario sindical habla del proyecto con EL ESPAÑOL. Comenta cómo será. Aplaude que llegue en estos momentos un nuevo hospital a la capital hispalense. Pero...
¿Problemas? “Nos preocupa particularmente que dicen de contratar al personal de aquí a un mes, pero aún no sabemos nada. Nos parece que no sería prudente abrir un hospital y que el 100% del personal entrara de fuera de la bolsa de contratación”, apunta González.
Una de las críticas que se ha realizado a la gestión de Ayuso ha sido la no contratación de personal para abrir el Zendal. Por eso la respuesta de González extraña. “Se debería combinar el personal que acudirá entre los ya contratados y con experiencia y los nuevos. Y, por supuesto, reponer a aquellos profesionales en sus centros de origen”, aclara.
— Pero esto supondría que pudiera haber traslados forzosos, algo que también se ha criticado a Ayuso...
— No. Hay personas que quieren ir al Vigil de Quiñones. Se tendría que abrir un proceso voluntario y trasladar a todo aquel que lo solicitara.
— ¿Y si no se completa?
— Habrá que buscar otras soluciones. Por eso van tarde. En todo caso, nos oponemos rotundamente a cualquier traslado forzoso.
No entiende esta postura Alfonso Carmona, presidente del Colegio de Médicos de Sevilla. Carmona ha defendido al equipo de Jesús Aguirre en más de una ocasión. “Fui el primero en criticarlos, pero hay un grupo de gente que está trabajando por la sanidad andaluza y eso también hay que decirlo. No entiendo a quien critica este trabajo”, expone.
El alto mandatario médico es tajante al respecto. “Ni con este hospital es suficiente para paliar las carencias, pero tenemos que aplaudir que se haya hecho este esfuerzo por ponerlo en marcha”.
“Que no me vengan los políticos que quieren echar las cosas abajo y tal. Lo primero, vamos a poner el hospital en suerte y ahora vamos a seguir trabajando para que los profesionales quieran trabajar allí. Que no quieran hablar de lo público y privado, porque será público. Yo lo que quiero es el bien de los pacientes y profesionales, que así todo irá bien. Esto antes era muy malo, se ha dejado destruir y caer un grandísimo hospital. Ahora resulta que lo ponen en marcha y lo empiezan a criticar. ¿En qué país vivimos?”, aporta Carmona.
No entiende que se critique a Moreno Bonilla y tampoco a Díaz Ayuso. Le parece bien la construcción de cualquier hospital, aunque Madrid no lo necesite. Y luego que se dote de personal. “Lo principal es tener el coche y luego buscamos al piloto”, comenta.
Sobre la ministra de Hacienda María Jesús Montero, Carmona es tajante. “Ya sabe usted que la memoria es inteligente y trata de olvidar todo lo malo”, comenta cuando se le pide que rememore lo ocurrido. “La gestión fue nefasta”, apostilla.
“Fue una negociación que se hizo y fue un negocio más urbanístico, creo, puedo estar equivocado. Pero ellos dijeron que se iban a gastar tanto y que tal y cual. Y esa fue una de las mayores mentiras que ha tenido Sevilla en materia sanitaria. La gestión de Montero fue nefasta”, afirma Carmona, que desliza que por entonces había dinero, pero que se despilfarró en cosas menos importantes. Es, sin duda, una mención sin palabras a los casos de corrupción perpetrados por el PSOE andaluz.
Por último, Carmona rememora la época de María Jesús Montero como consejera de Salud de la Junta de Andalucía, más de una década en el cargo. “Lo que hemos sufrido durante muchos años es un poderío político que ha ido en contra de la población de Sevilla”.