Denominaciones de Origen como Rioja, Ribera de Duero o Rueda cerraron el 2020 con caídas en sus ventas en torno al 10%. Al lado contrario, la Denominación de Origen Valdepeñas (Ciudad Real) creció un 1,05%. Es un porcentaje pequeño que, sin embargo, en número de botellas significa un aumento de más de tres millones de unidades. Y todo en un año de crisis para el sector vitivinícola y la hostelería, marcado por el Covid, que ha traído una reducción en las ventas del resto de denominaciones. Pero Valdepeñas es líder en los lineales de supermercado, donde sí ha aumentado la venta de vinos.
Con la etiqueta Valdepeñas se despacharon el año pasado casi 50 millones de litros -el 72% en España-. A una media de cuatro euros el litro, la cifra de facturación vinculada a los caldos de Valdepeñas alcanza los 200 millones de euros. Pero los buenos datos de esta pequeña DO -unas 20.000 hectáreas (Rioja tiene 65.000)- pero rentable -vende toda su producción embotellada- no sirvieron para resolver sus problemas internos. Este lunes la institución del vino ha saltado por los aires. Las asociaciones agrarias ASAJA, UPA, Coag y Cooperativas Agroalimentarias, de forma conjunta, han dado un golpe sobre la mesa y han decidido irse.
Los agricultores aseguran que son una de las partes perjudicadas -la otra es el consumidor- del supuesto fraude del vino en el seno de la DO: se investiga si grandes bodegas de la zona venden como reserva, gran reserva y crianza vino joven o joven sin el correspondiente envejecimiento en barrica. Un fraude que ha acabado en la Audiencia Nacional después de que las agrarias llevaran el tema ante los tribunales de Ciudad Real. En el ojo del huracán, los dos grandes grupos de la DO, Félix Solís -con sede en Valdepeñas- y García Carrión -con sede en Jumilla, Murcia-. Por eso, la Audiencia de Ciudad Real concluyó que se trataba de un asunto a dirimir en el ámbito nacional.
La 'guerra'
Ambas macro bodegas están enfrascadas en la batalla, acusándose mutuamente del milagro del pan y los peces. De vender como vino con barrica -los que reposan meses en madera-, vinos sin curación alguna. Desde la misma Denominación se propuso además de una auditoría y mayor control de los litros, un sistema de etiquetado que identifique de que año es cada vino, de modo que así se evita el fraude y se controla la producción. Este 2021 era precisamente el año en que debía comenzar ese sistema de etiquetado, según un Decálogo pactado en el seno de la DO. De momento, todo está en el aire.
Pero, ¿cómo afecta el fraude del vino al agricultor? Según explican desde las asociaciones agrarias, el descontrol en el vino, en la cantidad de botellas que se etiquetan con DO Valdepeñas hace que no puedan controlar los precios. No sólo eso. Se quejan de que los bodegueros les pagan un precio tan bajo que no cubren ni los costes. La pasada campaña los precios, al peso, aseguran, fueron similares a los de la vendimia de 2019: unos 18 céntimos por uva blanca y unos 22 por kilo de uva tinta.
La salida de los productores deja coja la segunda Denominación de Origen más antigua de España -se constituyó sólo cinco días después que Rioja-. Para su funcionamiento es necesario que estén tanto productores -agricultores- como industriales -bodegueros-. Y el siguiente paso es que ahora sea la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla-La Mancha la que tome las riendas. Lo explican en su nota las mismas asociaciones. Aseguran que al no poderse constituir de forma válida la mesa interprofesional para garantizar la paridad entre las partes, se deja el camino libre “a la Consejería para asumir las competencias en la gestión de la DO Valdepeñas”. Y así, esperan, se reordene “el funcionamiento de la misma y se eliminen todas las discrepancias e irregularidades”.
Los agricultores ya denunciaron los precios en diciembre. Y llevaban años amagando con su salida de la DO. ¿Por qué ahora? Varias gotas han colmado su vaso. En primer lugar “la radicalización de las posturas entre las dos asociaciones que conforman la rama comercializadora”, dicen. Son las asociaciones que representan precisamente a Félix Solís y a García Carrión, “con querellas cruzadas”, inciden.
También lamentan “la actuación unilateral del actual presidente en funciones”. Es Carlos Nieto, a quien García Carrión ha definido como “mano derecha” de Felix Solís. Su antecesor, Antonio Torres, dimitió tras un escaso mes en el puesto, de noviembre a diciembre del año pasado. Y todo después de que el anterior presidente, el alcalde de Valdepeñas, Jesús Martín, pidiera durante años su relevo. Había sido elegido hace cuatro años como “persona de consenso” ya con la DO en crisis.
Con esta situación, los agricultores concluyen que “las numerosas evidencias de irregularidades en los etiquetados de los vinos amparados en esta figura de calidad, irregularidades que ya han sido denunciadas por el sector ante la fiscalía de Ciudad Real en 2019, han agotado la paciencia de las cuatro organizaciones”.