Hasta hace un año, lo único que sabíamos de Margarita del Val (Madrid, 1959) es que era una de las grandes referencias de la ciencia en España. Viróloga, química e inmunóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), su amplia experiencia en el estudio de la respuesta inmunitaria frente a las infecciones virales, con estancias en los Estados Unidos, Alemania o Canadá, la había colocado en el top de los científicos españoles y, posiblemente, del mundo.
Su experiencia, rigor y pasión por su trabajo, entonces, solo se palbaban en la intimidad de su laboratorio. Con discreción, esta madrileña iba dando pequeños pasos en sus líneas de investigación sin que la mayoría de los mortales fuese consciente de ello. Pero llegó la pandemia.
A ella, desde luego, no le sorprendió. Y es más, intentó que a la gran mayoría de españoles tampoco le cogiese desprevenidos. Retrocedamos al 9 de mazo de 2020. Un día después de las manifestaciones del 8M, Italia extiende medidas de aislamiento por todo el país y el Gobierno empieza a alarmase. Faltan cinco días para que se proclame el estado de alarma y la doctora Margarita del Val manda un whatsapp a sus padres: que hagan una compra para subsistir dos meses y no vuelvan a salir de casa. En ese preciso momento, otro whatsapp empieza a circular por España: "Hola, soy Margarita del Val, viróloga e inmunóloga, no epidemióloga...", rezaba el arranque.
La viróloga llevaba semanas investigando lo que estaba pasando en China e Italia, se lo contó a la gente de su grupo, lo discutieron y le dijeron que debía difundirlo. El mensaje de la científica se propagó entre todos los españoles. Y el virus, también. Poco después, empezaron a sonar los teléfonos. Todos querían hablar con ella. Nadie sabía que iba a pasar, pero Margarita había dado a un país entero, por primera vez, una respuesta fidedigna o, al menos, lo más cercana a la verdad.
Giro de 360 grados
Aquel detalle con los españoles, sin que la doctora Del Val lo supiese, no solo cambiaría la vida de todos, sino también la de sí misma. Margarita, de pronto, se convirtió en una de las figuras más demandadas para explicar la pandemia en España, además de por tu disciplina y experiencia, por ser la más crítica desde el inicio con las administraciones regionales y sobre todo, con el Gobierno Central, encarnado en la figura del epidemiólogo Fernando Simón. Eso sí, siempre con datos en mano. Cuando llegó el verano y Pedro Sánchez anunció la relajación de las medidas y restricciones. Ella predijo lo que ocurriría: una segunda ola. Lo mismo ocurrió con el puente de la Constitución o la Navidad.
No solo ha sido su brillante curriculum la que la ha colocado en el foco mediático, sino el hecho de que, cada vez que habla, da en el clavo. Siempre que había algún atisbo de esperanza para recuperar la normalidad. La advertencia de Margarita del Val llegaba. No, no y no. "Lo siento, pero el virus es así", acostumbra a decir en los medios de comunicación. Y lo hace, no por protagonismo, como tal vez sí han hecho muchos otros, ella es esquiva, discreta. Sino porque lo que quiere es que todos conozcan la verdad, sin remilgos ni política de por medio. Aunque muchos la califiquen de pesimista. Le pese a quien le pase, la que habla es la ciencia.
Lo que tal vez pocos se habrán preguntado es cómo lleva esta científica que su vida haya dado un giro de 360 grados en cuestión de un año. Cómo compagina su trabajo en el laboratorio y en sus grupos de investigación con la aparición en diversos medios de comunicación. Su nombre aparece a menudo en portadas y titulares. EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con ella para resolver dicha cuestión con una entrevista, pero ha sido declinada.
16 horas de trabajo
"Lamentablemente la agenda de la Dra. del Val está completa durante las próximas semanas y no podrá atender de momento tu solicitud. En el caso de que sigas interesado por favor, vuelve a contactar con nosotros más adelante", señalaba el departamento de comunicación del CSIC a este diario.
Al inicio de su saltó a la fama, Margarita le negó su ayuda a dicho departamento. "Se olvidarán de mí en una semana", les dijo. Dos días más tarde, les llamaba ella para retractarse, contaba su marido, Enrique de la Rosa, doctor en Biología, investigador y director del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, en una entrevista reciente con este periódico.
Lo que sí sabemos, según cuenta su pareja, es que Margarita del Val apenas tiene tiempo para descansar. "Tiene muchas solicitudes de medios de comunicación, reuniones de coordinación de la plataforma, la investigación de su grupo y mantenerse al día en las publicaciones científicas sobre la pandemia. Trabaja de 14 a 16 horas al día. No sé cómo aguanta el ritmo", apuntan. La demanda de la prensa es tal, prosiguen, que incluso se está considerando hacer un webinar. Se trata de una plataforma online a través de la cual la viróloga podría atender a varios periodistas al mismo tiempo.
La exigencia, así como sus ganas de divulgar la realidad sobre la pandemia, la han obligado a alejarse de la plataforma Salud Global, un grupo del CSIC que montó en el mes de abril para agrupar a equipos de investigación contra el Covid-19. Por el momento, mientras se le escuche, el objetivo lo tiene claro: predicar con el ejemplo y los datos.
Y si puede hacerlo, recordaba su marido, Enrique, es gracias a las incesantes noches de trabajo y estudio, de conocer al detalle de lo que tiene que hablar, y de entrar a los directos con la lección aprendida. "Le rebota la gente que da opiniones como si fuera un partido de fútbol. Que está muy bien que des tu opinión sobre qué alineación debería haber sacado el entrenador, pero aquí hay muertes".
Es lo que considera no sólo con los tertulianos de turno, sino también con la administración central. Y es que la viróloga se ha desmarcado en multiples ocasiones de la línea oficialista, siempre bajo el paragüas da la ciencia y la experiencia. Una de las últimas fue la de la relajación de las medidas durante las fiestas de Navidad. Margarita del Val predijo que la cuesta de enero "iba a ser tremenda" y se llevaría por delante directamente a "nuestros familiares".
Fernando Simón, frente a esto, dijo que podríamos reunirnos con nuestras familias, respetando las medidas: sin ser más de seis personas sobre la mesa, ventilando y portando mascarilla. Semenas más tarde, la peor cara del virus volvía a aparecer, con records de muertes.
"Ella lo que querría es volver a su laboratorio y a la plataforma [Salud Global], que es lo que le gusta, pero se siente responsable de lo que mueve y y por eso está tan atenta a los medios", comentaba Enrique de la Rosa. "De los medios a cómo es fuera se le notan dos cosas: lo mucho que se prepara y lo implicada que se siente en todo esto", añadía su marido, uno de sus mayores apoyos.
Sus predicciones
Además de sus vaticinios con las olas del virus, Margarita del Val también ha sido crítica con muchas de las medidas que se han implantado en la hostelería y en la calle para frenar al virus.
Una de ellas fue cuando el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, aseguró en Planeta Calleja que se podía ir a un restaurante cumpliendo una serie de normas. “No se ha acabado la vida, hay que modificarla durante un tiempo, pero no se ha acabado. El impacto económico ha sido enorme, pero no ha habido alternativa con una pandemia de este estilo. Ha sido así en todos los países y nos duele”, aseguró Simón.
La viróloga se mostró totalmente en contra: "Los bares y restaurantes son muy inseguros. Lo siento pero el virus es así”, aseguró en una entrevista en Telemadrid. “Los lugares cerrados son muy inseguros si no tenemos distancia ni mascarilla”, agregó. E insistió en que el confinamiento total era la única forma de frenar el virus. “No queremos repetirlo porque tiene unos efectos muy duros sobre la economía y las relaciones sociales”, insistió.
La científica, por otro lado, siempre ha mantenido en contra de las restricciones de movilidad por áreas o los toques de queda. En su opinión, no funcionan. En una entrevista con EFETV, la inmunologa del CSIC se refirió así a las restricciones de movilidad que la Comunidad de Madrid aplicó tras el verano, y apuntó que sería más correcto tomar decisiones concretas, más que medidas genéricas. "El confinamiento tiene que ser selectivo, de personas y no por áreas”, aseveró. "Un confinamiento perimetral no soluciona nada”, explicó.
Lo mismo ocurre, en opinión de Margarita del Val, con los toques de queda, una medida que implantó el Gobierno indefinidamente en todas las comunidades autónomas cuando declaró el segundo estado de alarma. Lo ha repetido en innumerables ocasiones, no hay evidencia científica de que esa medida sea efectiva. "Siempre que limites la movilidad de las personas y la posibilidad de que entren en contacto con otras distintas se limitará la probabilidad de contagios, pero no está garantizado y no se sabe qué eficaz será”, apuntaba. A la vista está que no se equivocaba. Su última predicción ha sido la de la cuarta ola del virus después de Semana Santa, si continúa la relajación de las medidas. ¿Volverá a cumplirse?